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Escribí en un post publicado el mes de febrero que “Llevamos desde la primavera del año pasado (2015) con el mensaje de que ya hemos salido de la crisis y que ya estamos en el buen camino”.

Un post cuyo título es “cuando salgamos de la crisis si salimos” y al que podéis acceder aquí http://pauhortal.net/blog/cuando-salgamos-de-la-crisis-si-salimos/

Un mensaje que continuaba de la forma siguiente: “Y mientras tanto…. los ciudadanos seguimos pensando en que no se ha hecho nada o muy poco para poner en marcha los cambios estructurales que necesitábamos” y en el que hemos perdido (véase lo ocurrido en 2016) un tiempo precioso en el que podríamos haber hecho algunos de los deberes que sí o sí tenemos que hacer».

Púes bien. Han pasado algunos meses y otro proceso electoral. Llevamos ya cumplidos casi 2/3 del año y acabamos de pasar el “verano”. Un tiempo que la mayoría dedicamos a “desconectar” de nuestra obligaciones habituales y que probablemente, como muchos de vosotros, divido en dos periodos. Uno primero de desconexión casi total en el que intento incluso olvidarme del móvil o hacerlo lo menos posible, no abrir el e-mail y hago que le ordenador desaparezca de mi entorno físico más cercano, y un segundo en el que me dedico a leer, releer o reflexionar sobre cosas que he ido “separando” durante el año y que me han parecido de interés. También es un tiempo de actividad física «diferente». Como casi siempre no habré tenido suficiente tiempo para repasar todas las cosas que me interesaban aunque si que es cierto que a mi vuelta la «carpeta» está un poco más vacía.

En estos días he prestado atención a varias cosas (en materia económica o de contexto, en el ámbito de la transformación digital, etc). Dos de los artículos que han merecido mi atención son relativamente recientes (publicados este mes de Julio) sirven de inspiración para este post que como es habitual se publica en Jueves y que este año coincide con el 1 de Septiembre. Un día en el que estamos en pleno debate de investidura (probablemente con resultado negativo) y un tiempo en el que sería necesario y conveniente adoptar (ya) decisiones que nos deberían de sacar a todos del “lio” en el que estamos viviendo.


Porqué aunque es incluso positivo que hayamos podido mostrar que podemos vivir sin gobierno (lo que no deja de ser una muestra más de nuestra madurez social) está claro que hay que tomar decisiones y éstas deben ser tomadas por quién tiene la facultad y la obligación de tomarlas.


Aunque ambos artículos son sobre temáticas distintas (globalización y liderazgo) y pueden incluso en una primera lectura parecer contradictorios creo que ambos abordan cuestiones que hoy son tremendamente relevantes y que deferían de figurar, sí o si, en la agenda del nuevo gobierno.

Globalización: El cuello del elefante 

El primero de los artículos es el que publica Luis Garicano titulado “el cuello del elefante” en el Pais el pasado 24 de Julio y al que podeis acceder aquí. http://economia.elpais.com/economia/2016/07/21/actualidad/1469113402_924600.html

Veamos lo escrito por Luis “Es difícil comprender los fenómenos populistas como Trump, Le Pen, o el Brexit sin entender la dinámica del mercado global de trabajo en el que, por primera vez desde la posguerra, amplios segmentos de las poblaciones occidentales dudan de que puedan alcanzar un nivel de vida más elevado que el de sus padres…. La globalización si ha reducido de forma enorme la desigualdad y la pobreza global, y sí ha mejorado el nivel de vida de miles de millones de personas en nuestro planeta, contrariamente a lo que muchos movimientos anti globalización nos quieren hacer creer. Pero a la vez se ha producido un estancamiento en términos absolutos, y un deterioro en términos relativos (comparados con otros dentro de sus propios países), de las clases medias bajas de los países avanzados…… No podemos frenar los populismos sin ofrecer soluciones a la lógica ansiedad que estos cambios generan en amplios segmentos de las clases medias. El éxito de las economías del norte de Europa sugiere que el problema tiene solución con educación, políticas redistributivas inteligentes, y economías flexibles e innovadoras”.

No sé si he sido capaz de resumir en tres citas un artículo tan denso como el de Luis… por ello os recomiendo su lectura integra.

Liderazgo: Rajoy recogerá lo que ha sembrado

El segundo es de Roberto Centeno publicado en el Confidencial titulado “Justica cósmica: Rajoy recogerá lo que ha sembrado” también fechado en julio y también accesible en la siguiente dirección: http://blogs.elconfidencial.com/economia/el-disparate-economico/2016-07-25/justicia-mariano-rajoy-economia-comunidades-autonomas_1238317/

Siguiendo su talente habitual el autor critica con dureza las políticas desarrolladas por el Gobierno de Rajoy. Entre sus argumentaciones extraigo las siguientes: “El sistema de pensiones (español) no aguantará un año más, la burbuja de deuda no deja de crecer -y es imposible de devolver- y el expolio impositivo alcanza límites intolerables, mientras se mantiene sin freno el despilfarro político a todos los niveles (36.000 millones en duplicidades entre AAPP, 20.000 millones en la desastrosa gestión en Sanidad y Educación 15.000 millones empresas públicas inútiles, 48.000 millones de coste extra para las AAPP por los precios de monopolio que paga a sus proveedores)”.

Consecuente con estas afirmaciones expone el legado que el propio Rajoy recogerá si vuelve a acceder a la Presidencia del Gobierno con afirmaciones en las que refuerza una visión, no sé si excesivamente catastrofista, de una realidad que, en todo caso, no debería de tenernos satisfechos. Estos datos son:


Déficit: Hemos pasado de tener un déficit cero en 2011 a 16.707 millones de euros en 2015. Deuda: Es hoy de 1,3 billones equivalentes al 122% del PIB oficial y al 150% real. Desigualdad: Estamos en el segundo lugar de la UE en términos de desigualdad como muestra el dato de que 1 de cada 3 niños vive por debajo del umbral de la pobreza.


Sigo de nuevo a Luis en su cruzada por destacar la relevancia de factores como la educación, los mecanismos de distribución de riqueza, y los criterios de flexibilidad e innovación en la economía, como elementos para romper la dinámica perversa en la que estamos entrando. Debemos “enfatizar lo suficiente la importancia de la educación y la formación en este mercado global…….Beneficiarse de la globalización requiere poder competir en valor añadido, en diferenciación de producto, en tecnología….. (y disponer de) «sistemas de redistribución de la riqueza que aseguren que todos ganamos». Créditos fiscales para los trabajadores de menores ingresos (pueden) generan ingresos adicionales sustantivos (500 euros por familia y mes en el SMI) sin introducir nuevas distorsiones—al revés, aumentando la eficiencia”… (debemos) disponer  de sistemas de redistribución de la riqueza que aseguren que todos ganamos….. Necesitamos economías flexibles e innovadoras que aprovechen las oportunidades que la globalización ofrece. Ello requiere…… eliminar barreras regulatorias absurdas, salir del localismo provincialista en el que ha degenerado nuestro sistema autonómico y facilitar la innovación y la competencia”

Soy consciente que hoy estamos asistiendo a las sesiones de un proceso de investidura que probablemente no conseguirá salir adelante. Dicho esto es conveniente recordar que siempre resulta más fácil proponer que hacer y que como siempre una cosa son las ideas y otra las alternativas para su puesta en marcha. También quiero expresar que, de la misma forma que comparto muchas de las propuestas económicas formuladas por Ciudadanos, (no debemos olvidar que Luis es su responsable económico), así como las que se refieren a la necesidad de una regeneración pública, discrepo totalmente de muchas de sus posiciones referidas a los ámbitos políticos e institucionales.

Para terminar dejarme reclamar desde este blog un gobierno con capacidad y voluntad de impulsar los cambios que permitan atacar los problemas de déficit, deuda y desigualdad que señalo en este post, que actúe con transparencia y visión de futuro, y que disponga del unos líderes que tengan la capacidad para ser referencia en el esfuerzo que todos hemos de hacer para superar los retos que tenemos por delante.

Recordemos una vez más que el reto no es otro que ser capaces de dejar a las próximas generaciones un mundo mejor.