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Como sabéis sigo con cierta atención lo que se viene publicando en la prensa relacionado con la crisis, la reforma laboral, los cambios necesarios en nuestras estructuras económicas etc.

En todo lo que he leido últimamente (al margen del análisis de las causas y de las posibles soluciones, de la crítica sobre lo que deberíamos de hacer en contraposición con lo que estamos haciendo e impulsando nuestro gobierno), lo que más me preocupa es la sensación de “conformismo y aceptación de la situación” que percibo en los sectores más relevantes del país, tanto en el ámbito público como en el privado.

También me preocupa que nuestros líderes políticos estén enfrascados en “batallitas” e “historias” que probablemente poco tienen que ver con la solución de la crisis y los cambios estructurales que tenemos que hacer si no queremos ser mucho más pobres en el futuro.

Sin embargo lo más grave es el sentimiento que se está claramente consolidando respecto al análisis de que la responsabilidad de la situación siempre es de otros: de Zapatero, de los americanos, de los inmigrantes etc. Y mientras tanto asistimos, sólo hace falta hacer una revisión rápida de los medios de comunicación, a una avalancha de acusaciones entre todos los actores de la vida pública, empezando por las evasivas que el actual gobierno lanza sobre su responsabilidad en la génesis de la situación de crisis, mientras que muchos de los problemas reales de la economía siguen sin atajarse.

Sigo también con atención los artículos de un periodista rumano (los que seguís mi blog y mi trayectoria conoceis que estamos desarrollando un proyecto empresarial en Rumania). Sugiere Victor Lupu, y su comentario está dirigido a la situación de Rumania pero sería perfectamente aplicable a España, que deberíamos ser todos, empezando por nuestros líderes políticos y empresariales, los que asumiéramos la responsabilidad de la crisis, que, aunque originada y generada en los EEUU ha puesto al descubierto, en Rumania, en España y en el resto de los países, los problemas reales de cada entorno.

Una crísis que, como él mismo afirma, no se resolverá solamente con el incremento de los impuestos, la reducción del gasto y el despido de trabajadores de la función pública, (él evidentemente se centra en las soluciones que está implementando el actual ejecutivo rumano), sino que exige un cambio radical en muchas de las percepciones sociales probablemente muy fuertes e incorporadas en nuestra mente, empezando por trasladar siempre a un tercero la responsabilidad sobre lo que nos ocurre.

Una vez más me surge la reflexión sobre los conceptos de percepción y realidad.

La crisis que estamos viviendo, ha sido generada por factores exógenos (las hipotecas subprime americanas), pero se ha consolidado después con el estallido de las diferentes “burbujas nacionales” en que hemos vivido en los últimos años. Mientras que la burbuja española está claramente relacionada con el sector inmobiliario la rumana, por ejemplo es, en mi opinión, la resultante de un proceso “irreal” de crecimiento y de expansión no basado en estructuras sólidas que han explotado como consecuencia de la carencia de un sector financiero autóctono. En todo caso creo que ambas burbujas se han visto reforzadas por la falta de liderazgo de nuestros líderes y del conjunto de la “clase política”.

Por esto me preocupan el sentimiento de aceptación de que nada más es posible que se ha consolidado en las mentes de nuestras clases dirigentes. y lo que es mucho más grave, que se esté instalando en nuestro inconsciente y que choca con la necesidad de empezar a desarrollar cambios en algunos de los paradigmas que han movido nuestro comportamiento en las últimas décadas.

Participé esta semana en Madrid en una comida con un grupo de personas entre las que se encontraba alguien muy relacionado con el sector ferroviario. Y de sus reflexiones me planteo dos cuestiones: ¿Tiene alguna lógica que seamos el país con la proporción de kilometros de Alta Velocidad más importante del mundo?, y la siguiente: ¿Tiene algún sentido, más allá del marketing político, que nos estemos planteando realmente la inversión y los costes que puede suponer hacer llegar el AVE a todas las capitales de provincia?.

Escuché el pasado mes de Julio en Madrid a una ponencia de Felipe Gonzalez, ponencia que parece acaba de repetir esta misma semana en otro foro. Como sabemos ha sido el director de un “club de sabios” creado por la UE para reflexionar sobre el futuro. Un resumen de su pensamiento podría ser el siguiente: En España en particular y en Europa en general tenemos un “estado del bienestar” del que todos estamos, creo, muy satisfechos, y del que no queremos, evidentemente, renunciar, pero sin embargo, algo tenemos que hacer. Porqué o bien incrementamos la productividad de nuestra economía o reducimos el gasto. Tenemos que hacernos preguntas y buscar soluciones. Estamos pagando y vamos a pagar el peaje de no haber hecho las reformas que podían potenciar nuestra competitividad en el momento adecuado. No hemos sabido adaptar nuestro aparato productivo. Hemos perdido 8 años. Y Felipe continuaba hablando no tan solo de las reformas económicas sino también de las reformas políticas.

Para terminar deseo finalizar este mensaje con una historia que probablemente algunos de vosotros ya conoceréis. Un paciente entra en la consulta de su médico horrorizado por lo que le ocurre y tocándose frenéticamente con el dedo por todo su cuerpo, (cadera, pecho, codo….) le va diciendo al doctor me duele aquí, aquí, aquí…. ¿Es muy grave?. ¿Qué tengo doctor?. El doctor simplemente toma la mano del paciente y le hace constar que su única dolencia es que tiene el dedo roto.