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He estado revisando en las últimas semanas algunas del más de 100 millones de entradas que en el Google aparecen cuando escribes “futuro del trabajo”.

Como no podía ser otra manera, entre las que tiene mayor número de accesos y son de más interés están las publicadas por el World Economic Forum. Particularmente me he sentido atraído por el análisis que encontraréis en https://www.weforum.org/reports/the-future-of-jobs-report-2020 que, aunque elaborado con anterioridad al impacto global de la pandemia y al que podemos llegar a vivir como consecuencia de la guerra en Ucraina es el que considerado más adecuado al título de “Claves para el futuro del Trabajo”,.

He aquí, inspiradas por éste análisis algunas reflexiones dirigidas a analizar el impacto de los cambios a los que estamos viviendo y que, siguiendo el proceso típico en la evolución humana de dos pasos para adelante, es el siguiente:

Transformación y velocidad del cambio:

Es probable que la tecnología impacte en un elevado volumen de los empleos existentes hoy a lo largo de la presente década. Una previsión/argumento que se ha visto reforzado y probablemente acelerado por los efectos de la pandemia. Y que aunque es posible que se vea frenado por los acontecimientos últimos tiene un carácter imparable.

Uno de los aspectos en los que se pone más el acento es en la necesidad de facilitar la transformación de las personas. Es este contexto conviene tener presente la que reconocemos como ley de Revans que afirma que la supervivencia de un organismo depende de que su tasa de cambio sea igual o mayor que la de su entorno.

Personas:

De trabajar “en” a trabajar “para”. Tradicionalmente, para una parte muy relevante de la población, la actividad laboral se desarrollaba en una organización, por períodos de una cierta duración y con formatos contractuales a largo plazo. Cada vez más vamos hacia un modelo en el que pocos trabarán dentro de las organizaciones (y posiblemente por poco tiempo) y muchos trabajarán para múltiples de ellas.

La diversidad en sus múltiples versiones llegó para instalarse y evoluciona muy rápidamente lo que puede ser una buena o mala noticia en función del tipo de respuesta que seamos capaces de dar desde el punto de vista social. Por ello debemos hacer el esfuerzo de favorecer la empleabilidad de las personas para que sean capaces de adaptarse a los cambios. 

Nuevas formas y formatos laborales:

El empleo dejará de ser, con toda probabilidad, el elemento estructural básico de las sociedades humanas. Es posible que muchas personas dejen de tener una relación con esta forma de actividad social de forma permanente o con largos periodos de entrada y salida. Lo que podemos denominar como «nuevos formatos laborales» van a ser cada vez más relevantes. Lo que va a exigir una nuevas formas de cobertura social que hoy sólo estamos empezando a experimentar.

Por otra parte el trabajo remoto, distribuido y desde el hogar pasará de ser un “beneficio social” impulsado por determinadas organizaciones a convertirse en una necesidad. Las proyecciones indican que vamos a tener que desarrollar un modelo híbrido, que nos permitirá tomar lo mejor del trabajo presencial y lo mejor del virtual, a partir de unas nuevas infraestructuras que además facilitarán desde la mejor conciliación hasta la reducción del tiempo de trabajo.

Nuevas competencias:

Nuevas habilidades y capacidades van a ser requeridas para responder a las múltiples y cambiantes demandas. Los procesos de Upskilling (mejorar las competencias) y Reskilling (adquirir otras aptitudes) serán indispensables para el desarrollo personal y para facilitar el acceso a nuevas oportunidades.

Todo ello comportará, paralelamente, cambios relevantes en los entornos diseñados a proveer la formación y el aprendizaje, para la adquisición de estas nuevas habilidades y cambios radicales en la relación entre las instituciones educativas y su entorno.

Gestión basada en datos:

Estamos viviendo un proceso en el que el uso de los datos adquiere cada vez más relevancia tanto para producción y la gestión de bienes y/o servicios como para generar información y conocimiento que permitan tomar decisiones tanto a nivel organizativo como individual.

Esta es una de las áreas en las que más rápidamente estamos evolucionando, pero a su vez, una en las que más campo de mejora existe. La clave estará en el cómo y para qué son utilizados estos datos, como lograremos eliminar los sesgos en la creación de los algoritmos para su explotación y como nos dotaremos de las habilidades necesarias para interpretarlos de forma adecuada.

Nuevas formas de interacción:

Asistimos a la irrupción de nuevas formas de conexión y relación humana. Nuevas formas que se ven impulsadas por la presencia de nuevas soluciones tecnológicas como también por la presión ejercida para reducir la movilidad humana en aras a reducir el impacto de la misma en el cambio climático.

Estas nuevas formas de interacción suponen cambios en las estructuras de gestión y de liderazgo. Constatamos como las nuevas generaciones humanas usan los nuevos recursos tecnológicos de formas prácticamente impensables incluso en el momento de su puesta en marcha. Es posible, incluso, que veamos como el mail irá quedando relegado por nuevos modos de relación tanto en los entornos personales como en los organizativos.