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Hoy es necesario definir, entre todos, un nuevo concepto de carrera profesional. En el mundo de hoy la carrera no es un conjunto de pasos previsibles y paulatinos dentro de una pirámide organizativa.

Carrera si el término puede seguir hoy en uso es muchas veces la posibilidad, inclusive en el mismo puesto y organización de asumir tareas más exigentes y desafiantes que requieran un mayor ejercicio de las habilidades y destrezas de una determinada función o profesión. Carrera es también la posibilidad de desarrollo y de crecimiento en múltiples actividades, entornos (trabajo por cuenta ajena, por cuenta propia, etc ), y también el hecho de ser capaz en cualquier momento de la trayectoria de iniciar actividades diametralmente distintas a las anteriores.

La necesidad de respuesta permanente a la situación de cambio significan que el liderazgo y el éxito profesional está cada vez menos ligado a una corporación determinada, a una trayectoria lineal en una actividad, a un entorno conocido y previsible.

Estamos viendo modificados los principios de éxito y el desarrollo y la supervivencia van a depender más de factores subjetivos como la movilidad, la capacidad de adaptación, la asunción de riesgos y el buen manejo de la marca o reputación personal. Por ello resulta clave que todos seamos conscientes y capaces de diseñar nuestra propia carrera profesional tomando en cuenta las variables siguientes: libertad, flexibilidad e independencia.

En el ámbito organizativo los directivos debemos de tomar en consideración que privar a las personas de la seguridad corporativa sin ofrecer ninguna otra alternativa puede afectar a la continuidad y a la validez del proyecto empresarial. Si no somos capaces de asegurar ningún tipo de seguridad futura y nos limitamos a satisfacer las necesidades del corto plazo, si no proponemos ni ponemos los medios para estimular a las personas para pensar en sí mismas, ¿qué podemos esperar?. O tendremos individuos poco motivados que no nos aportarán lo mejor de sí mismos o individuos preocupados por su carrera profesional que tras pedir respuestas a sus organizaciones sin respuesta terminan buscando nuevas alternativas.

El “contrato psicológico” entre las personas y las organizaciones debe ser redactado de nuevo para intentar conseguir una nueva clase de lealtad que sustituya al concepto tradicional de adhesión incondicional basado en criterios de continuidad y permanencia en el empleo.

Es necesario que hoy y en el futuro se centre en el concepto de empleabilidad.