Tiempo de lectura: 2 minutos

El ser humano, con una capacidad de supervivencia hasta este momento incuestionable, es posible que vuelva a sorprenderse a sí mismo.

Aunque está por ver si esta capacidad se mostrará ante el cambio climático. ¡El reto es mayúsculo!

Sobre estos temas reflexiono en el primer post de esta serie accesible en el que relaciono lo formulado en el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos para el Cambio Climático (IPCC), que dibuja un panorama dramático y “sin precedentes” en el planeta. Un informe que puede perfectamente vincularse a lo que ya había expresado y argumentado en la serie de post que publiqué a lo largo del año 2020 y que concluyen en http://pauhortal.net/blog/transformacion-efectos-del-cambio-climatico-4/

Nuestra responsabilidad colectiva es total. Y la respuesta debería ser totalmente proactiva. Implica tomar conciencia de lo que estamos viviendo y de lo que probablemente nos espera y plantearnos si vamos a seguir sin reaccionar o simplemente mirando para otro lado. Tenemos que ser conscientes que necesitamos modificar muchas de las conductas y comportamientos que hoy consideramos como inamovibles. Afrontar el problema implica un cambio de prioridades, el replanteamiento de muchas de las certezas que hoy tenemos incorporadas en nuestro ADN y entre ellas modificar sustancialmente muchas de nuestras actitudes como ciudadanos y/o consumidores introduciendo la sostenibilidad como una guía de los comportamientos tanto individuales como organizativos.

Estamos probablemente ante uno de los mayores retos que hemos vivido como especie, que deberíamos afrontar con el todo el bagaje histórico adquirido y tomando oportuna nota de los aprendizajes que acabamos de adquirir en la gestión de la pandemia del Covid-19. En los próximos años el cambio climático va a generar impactos, hoy todavía impensables, en sectores vinculados a los combustibles y a las fuentes energéticas. Pero también en entornos como el de las tecnologías de la información, la movilidad, la construcción, la alimentación, los servicios etc.


Tanto los dirigentes políticos como los empresariales deberían de ser conscientes de que en 10 años los comportamientos políticos, empresariales y organizativos van a cambiar incluso mucho más de lo que lo han hecho en los últimos 100.


Termino este post formulándome las mismas preguntas con las que finalizaba el anterior “¿Qué cambios deben de producirse para que el problema se perciba finalmente en su dimensión?, ¿Cómo neutralizar a aquellos que siguen pensando que no la tiene?, ¿Qué cambios son necesarios para enfrentarnos con éxito y evitar la catástrofe?, ¿Cómo romper la dinámica de los lobbies económicos que actúan negando o retrasando la adopción de medidas correctoras?,¿Qué cambios en nuestros hábitos y actitudes deberíamos de poner en marcha?

Recordemos que de la respuesta que hoy, ¡hoy mismo! demos a estas preguntas y de los comportamientos que adoptemos depende, sin duda, el futuro de nuestra especie.