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Ante el “problema” de la búsqueda de empleo, cuando se ha perdido el que teníamos, como ante el resto de aspectos importantes de la vida, no todos reaccionamos igual.

Una persona en situación de «sin empleo» en nuestra cultura social es alguien que ha perdido un % de los resortes normales de que nos valemos para “mostrar lo mejor de nosotros mismos». Sería equivalente a ver a alguien al levantarse de la cama. Normalmente en esta situación todos tendemos a tener una imagen poco atractiva.

Ademas en estas circunstancias nos comportamos como animales heridos. Debido al dolor que sentimos tendemos a incrementar nuestra desconfianza. Los demás nos transformamos en enemigos potenciales y es difícil incluso aceptar que las personas que están en nuestro entorno nos pueden prestar ayuda. He aquí algunas reflexiones sobre las distintas tipologias «negativas» de los directivos en búsqueda desde una situación «out».

“Esto no es real”

Es la reacción de quién se niega a asumir la situación. Su mente está totalmente cerrada, no es permeable a nada, solo se reitera a sí mismo -esto no puede ser verdad-,  – no es verdad-, -pasará-. Es una mente que llena de este sentimiento negativo. Es una persona que se negará a aceptar los hechos tal como son y que se puede proponer, por ejemplo, empezar la búsqueda mintiendo respecto a su situación profesional. Normalmente es el profesional que lleva muchos años en una misma compañía, que se ha vinculado excesivamente a ella, que posee unas competencias poco atractivas para el mercado, que no puede comprender las razones que han llevado a su organización a prescindir de él y que creía que esto no le podía ocurrir jamás.

Es fácil reconocer a este tipología del “buscador de empleo”. Los profesionales los identificamos rápidamente. Transmite una sensación de nerviosismo e intranquilidad que le lleva a intentar dominar y controlar la situación, (intenta controlar el despacho, se sienta nervioso, está incómodo, parece que vaya a salir corriendo en cualquier momento). No mira a los ojos de su interlocutor, se le nota con desasosiego y mantiene ciertos tics de inestabilidad como: tensión en el rostro, sudor en las manos, movimientos excesivos, sentarse en el borde de la butaca etc. Es alguien que quemará rápidamente su “red de contactos” porqué: su argumentación no será objetiva, su comunicación verbal no tendrá correlación con la comunicación física, esconderá la realidad de su situación.

“No me merezco esto”

Aquí se trata del caso totalmente opuesto. No sólo acepta la realidad de la situación sino que el “mundo se hunde”. Este es el caso del profesional que sentía una vinculación total con “su organización¨, identificación generada, en muchos casos, por políticas erróneas de recursos humanos tendentes a crear un sentimiento patrimonial del puesto o de la compañía. El “crac” del 29 comparado con lo que a él le ocurre es como una mosca ante un elefante. Es la persona que vivirá el problema hasta las últimas consecuencias y que en casos extremos puede llegar, inclusive, a su somatización.

Consumirá inicialmente todas sus energías revisando lo que el ha hecho por la empresa, contabilizando las horas que trabajo y que a las que no estaba obligado, los favores que hizo a sus compañeros, jefes etc. Vive en el “ayer” y no conecta con la realidad. Está completamente resentido. Ante cualquier pregunta siempre volverá al pasado, lo bueno que era, lo que hizo por la empresa. Descuida su aspecto físico, sus relaciones personales, pero: sí no las ha tenido, sí solo ha vivido para su empresa, Sólo le quedan dos soluciones: el suicidio o intentar salir de la situación. No cambiará hasta que no se aplique a si mismo la fabula de las dos moscas caídas en un vaso de leche. El riesgo de hundimiento, será, en todo caso muy elevado.

Soy bueno, esto es un accidente, a mi el mercado me desea

Son de muy sencilla detección. Es altivo, no se sienta, mantiene las manos cruzadas sobre la espalda. Está fuera de lugar. Antes era el rey, hoy está sin corona pero seguro que encontrará rápidamente una alternativa. Cómo puede haberle ocurrido esto a él: que conoce a todo el mundo, que le llaman todos los head hunters, que ha hecho tantos favores. Se trata normalmente de personas que han llegado probablemente a su «cenit» profesional y que siendo conscientes de ello lo enmascaran con esta actitud de superioridad. Tienden además a construir un mensaje relativo a las circunstancias que les han llevado a esta situación no ajustado a la realidad. Les resulta relativamente simple ponerse a andar (iniciar el proceso de búsqueda). Son personas que probablemente han hecho en el pasado favores a mucha gente pero sólo reciben “palmaditas en la espalda”.

Pueden llegar a ser los profesionales con más dificultades para acceder a una alternativa profesional, en otras razones porqué inicialmente se ven a si mísmos con un prisma de superioridad y no reconocen su situación. Todo esto se agrava sí como resulta posible obtienen rápidamente pistas profesionales de interés.

Hemos de ser conscientes, aunque no lo parezca, que si no nos hemos encontrado nunca ante una situación de perdida involuntaria de un empleo que, en situación “in” jamás seremos capaces de tener una visión clara de como reaccionaremos en una probable situación “out. Hay que saber vivir el duelo y superarlo.

Los consultores de orientación profesional sabemos que, a menudo, la perdida de un empleo, puede ser tan o más importante, que otras pérdidas que pueden ocurrir en la vida. Esta es una de las causas por las que normalmente resulta más complejo a un hombre que a una mujer aceptar el hecho de esta pérdida de empleo y superar el correspondiente duelo.

Finalmente superar el problema consiste fundamentalmente en tomar consciencia de que jamás debemos de plantearnos una búsqueda con la perspectiva “tengo un problema, tú debes ayudarme”.