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Es probable que en el futuro el periodo 2015/2018 sea recordado como el clave para el inicio de una nueva era en la gestión de las organizaciones. 

Un proceso que se fundamenta en la transformación digital y que culminará, probablemente, con la eliminación de los límites entre el mundo digital y el físico y que marcará una “convergencia sin precedentes de personas, empresas y cosas, que (revolucionará) los modelos de negocio” según consta en el informe publicado por Lantares titulado “Guía para la transformación digital de los negocios» http://www.lantares.com/descargate-el-ebook-guia-transformacion-digital-analizando-cambio

Mientras hay quién opina que las organizaciones deben de transformarse para implementar e incorporar los procesos de digitalización (como consecuencia del desarrollo tecnológico que muchos ya denominan como cuarta revolución industrial), otros piensan que son los propios cambios culturales son los que provocan e impulsan esta necesida de transformación. En todo caso es;


Un proceso irreversible que obliga a todas las organizaciones a adaptarse a las nuevas realidades y rediseñar sus procesos, productos y las relaciones con sus clientes externos e internos con el objetivo de ser más eficientes y asegurar su supervivencia.


En consecuencia un reto que todas deben de afrontar para enfrentarse con éxito a los procesos de cambio. Un cambio que como ya he indicado, repetidamente, ha sido ya adoptado por los individuos y que las organizaciones (tanto privadas como públicas) deben de asumir. ¡Si quieren sobrevivir!.

Siguiendo a Mckinsey los aspectos más relevantes en los que opera esta transformación, posible gracias al uso de las tecnologías bigdata que permiten entre otros detectar y segmentar las necesidades y demandas de las personas, son los siguientes:

  • Experiencia del cliente (externo e interno): para ser desarrollada en forma multicanal, instantánea, personalizada, y optimizada dirigida a ofrecerles lo que éstos precisan en la forma y en el momento oportuno.
  • Desarrollo de nuevos productos y servicios: basados en criterios de innovación, incrementando el número de lanzamientos y apostando por modelos cooperativos de creación y desarrollo.
  • Nuevos procesos de distribución y comercialización que hace que los sectores y segmentos tradicionales desaparezcan y que se incremente la oferta disponible para los consumidores y los canales en los que estos pueden acceder a los productos y servicios.
  • Mejoras en la eficiencia en la gestión basada en la gestión en tiempo real de los procesos de información y toma de decisiones.

Y todo ello en un entorno en el que la aceleración de la innovación tecnológica es evidente, y en la que todo transcurre a una velocidad que no deja de crecer constantemente.


La tecnología facilita mayor transparencia y visibilidad por todo el ecosistema interno de las organizaciones.  El conocimiento de la situación y la transparencia pasan a ser uno de los elementos en los que debe de estructurarse la gestión directiva. Las organizaciones están creadas sobre la base de las personas que las integran. Y las personas son muchas veces reacias a aceptar los cambios. No se trato por tanto sólo de disponer de mucha más información sino de cambiar los hábitos para que éstas la utilicen adecuadamente.

En este proceso y tal como afirma Michael Schrage en “cómo ha transformado el bigdata la toma de decisiones” “A medida que las decisiones empresariales están impulsadas cada vez más por datos, los directivos responsables tienen que asegurarse de que los derechos de decisión también lo estén. Eso explica por qué tantas organizaciones hayan convertido la gestión del dato en una prioridad estratégica. “Todos estos procesos están tensionando a las empresas y organizaciones que están luchando por encontrar el equilibrio entre dos principios operativos dolorosamente polarizados. Por un lado, buscan desesperadamente aumentar su agilidad; por otro, tienen el (deseo y la necesidad) de incluir a todas las partes afectadas».


Recordemos que no se trata sólo de disponer de datos sino de saber hacer las preguntas adecuadas con el objeto de transformar la información en conocimiento.


El conjunto de procesos que conlleva el uso de las nuevas tecnologías y de los análisis que ofrecen las plataformas bigdata ofrecen un soporte para incrementar la eficiencia y la competitividad de las organizaciones. Esto no es ninguna novedad, aunque todavía no sea oro todo lo que reluce. Y ello, a pesar de que muchos directivos afirman que el análisis de datos ya tiene un impacto “significativo” y “medible” en los ingresos de sus compañías.