A pesar de que los últimos datos parecen ser muy positivos, como todas las realidades la situación del mercado de trabajo tiene dos caras.
He aquí un breve análisis sobre cuál es esta situación de contraste, y que francamente, no nos habrían de permitir “bajar la guardia” y dejarnos llevar por el triunfalismo. El necesario mantener la prudencia, hacer una llamada de atención a la clase política, a pesar de que es evidente que estamos sobrellevando la situación con mejores resultados de los inicialmente esperables. En otras palabras, está bien que pensemos en aprovechar el verano, pero siempre que tengamos muy en cuenta los deberes que tenemos para Setiembre. Los datos internos son contradictorios y las incertidumbres de carácter global siguen siendo muy importantes.
Hay algunos aspectos que deberían de forma parte del debate y que por diferentes razones no se abordan o simplemente no se analizan con la profundidad adecuada. Entre las más relevantes me permito señalar.
- La falta de un análisis profundo y no mediatizado por factores ideológicos (en los dos sentidos) sobre los efectos de la reforma laboral empezando por la revisión del impacto de los contratos fijos discontinuos.
- El análisis de lo que podríamos hacer para reducir el nivel del desempleo al 8% que podría considerarse como estructural en función de las características de nuestro entorno económico.
- La reiterada reclamación formulada por el tejido empresarial en el sentido de que existe un desajuste real entre la oferta y demanda de habilidades y competencias.
- La constatación de que las características y el nivel formativo determinan ampliamente la empleabilidad, el tiempo de acceso a un primer empleo y los niveles salariales de entrada en el mercado de trabajo.
- La certeza de que la pandemia ha supuesto profundos cambios en el mercado laboral y ha intensificado algunas transformaciones para las cuales no estamos ni cultural ni normativamente suficientemente preparados.
Mientras tanto los datos positivos (por primera vez nuestra población activa ha superado los 21M de personas) y el hecho de tener una tasa de desempleo del 11% (el nivel más bajo desde 2008) debemos de confrontarlos con otros claramente negativos que, como afirmo en el título de este post, no deberían de “dejarnos disfrutar del verano”.
- Nuestra tasa de ocupación sigue siendo 20 puntos más baja que la del resto de países de nuestro entorno.
- Casi la mitad de los desempleados pertenecen al colectivo denominado “desempleados de larga duración” (más de un año). En números esto supone 1,3M de personas. Y constatar que 1 de cada 3 desempleados lleva más de 2 años en esta situación.
- Los niveles de desempleo juvenil siguen estando 25 puntos superiores a la media europea. Un 12% del total de los desempleados son jóvenes que quieren acceder al primer empleo. En números más de 300.000.
- Seguimos con un descenso del empleo en el sector industrial mientras que el absentismo vuelve a estar desbocado: Más de 1M de personas en promedio dejan diariamente de “ir al trabajo”.
Lo dicho, y aunque todos nos merecemos un descanso, no deberíamos olvidarnos de estas realidades.
Deja tu comentario