Hoy es necesario replantearnos los esquemas de funcionamiento en todos los ámbitos de nuestra vida.
Lamentablemente, no dejo de ser uno de más de los que constato que la falta de respuesta en determinados ámbitos políticos puede terminar generando un incremento de las posiciones conservadoras (entendidas como la tendencia a conservar lo que tenemos) y la adopción de posturas o posiciones que pueden llevar, incluso, a posiciones populistas y porqué no de carácter incluso fascista.
Todo ello es consecuencia de la falta de liderazgo político y de la incapacidad de adaptación a los nuevos contextos. Esto hace que, en muchos casos, los efectos sean aún más negativos. Ya se sabe que el “sálvese quien pueda” provoca más víctimas.
Sin embargo, por otra parte, no todo es negativo. También en este contexto surgen situaciones que tienen efectos positivos. La crisis, las dificultades nos motivan a la búsqueda de respuestas en campos diversos. Y es significativo que esta “apertura de miras” nos dirija no hacía lo más lejano en un mundo globalizado, sino al contrario a preocuparnos y valorar la proximidad, la comunicación interpersonal, la participación presencial, es decir la dimensión más social y comunitaria. Un ejemplo es el aumento de la participación ciudadana en acciones solidarias entre las que destacan dos ejemplos recientes entre otros muchos de carácter más anónimo: me refiero al éxito obtenido por dos iniciativas como las «maratones» que organizan diferentes medios (entre ellos TV3), los «Bancos de Alimentos» o el incremento sustancial del voluntariado social.
Otros indicadores son, a pesar de las reducciones presupuestarias, la mayor presencia de la solidaridad y la responsabilidad social en el ámbito empresarial. muchas veces generadas como respuestas no institucionales sino por demandas internas de los propios empleados. Es positivo que la solidaridad y la responsabilidad ganen espacio público y lo hagan a partir de experiencias reales, de la práctica cotidiana y que ello se vayan impulsado y gestionando no sólo como una estrategia más de marketing.
En este contexto me planteo algunas cuestiones que quiero compartir en este mensaje.
ü Este mayor activismo responde a un replanteamiento profundo o se queda sólo en la inmediatez y la superficialidad. ¿Estas acciones responden a un plan a medio y largo plazo?. Servirán para cambiar el funcionamiento interno de las organizaciones o será solo “para la galería”?
ü Tenemos urgencias materiales pero también comunitarias. Las consecuencias sociales y económicas que genera la crisis y el desempleo cada vez más importante en determinados sectores incide en el incremento de la violencia de género y familiar, en la discriminación por origen cultural, en el fracaso escolar. ¿Qué se puede hacer en el ámbito de la RSC en estos nuevos ámbitos de conflicto o necesidad social?.
ü Si la reducción de fondos gubernamentales en todos los ámbitos afectan también a los recursos dedicados a la gestión de los problemas sociales. ¿Es necesario también definir planteamientos políticos de RSC por parte de las administraciones públicas?
Creo que las nociones de iniciativa social “pública” o “privada” necesitan replantearse. Las empresas tienen una responsabilidad social y cada vez asumen un papel más relevante en los servicios públicos y, al mismo tiempo, muchas entidades abren su horizonte de colaboración y ven a las empresas no sólo cómo financiadoras sino como socios. Ante este escenario se está consolidando el proceso de acercamiento entre entidades y empresas, mientras que las administraciones públicas se ven necesariamente obligadas a entenderse con el sector empresarial.
Sin embargo sigo constatando que existe, todavía, un déficit de reflexión y de planificación conjunta entre los 3 sectores (asociativo, empresarial y administración). Una reflexión que es necesario impulsar y consolidar en el corto y medio plazo. En este punto queda un largo camino por recorrer. Quiero recordar que una de las razones de la puesta en marcha de ALIUS MODUS fue básicamente éste. A saber: la necesidad de búsqueda de mecanismos de relación e interrelación entre el mundo social y el empresarial.
Por último recordar que todos nos necesitamos. Sin los otros (personas, organizaciones, empresas y administración) no superaremos la crisis ni seremos capaces de generar las respuestas a las nuevas necesidades que ésta nos impone.
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