En una sobremesa tras una reunión en la que presentábamos la plataforma tecnológica que hemos desarrollo en Grupo Especialistas a uno de los participantes en la reunión se le ocurrió preguntarnos al conjunto del auditorio. ¿Me gustaría saber cuánto valgo yo para mi empresa?.
En pocos segundos el conjunto de profesionales del área de RRHH empezaron a echar números sobre la mesa. La mayoría de ellos dirigidos hacia el coste de una indemnización por despido y los costes de las compensaciones por pensiones. Sin embargo pasados unos minutos el tema adquirió una nueva dimensión, con un análisis más pormenorizado del coste que tendría la empresa para encontrar un sustituto, (proceso de selección, anuncio, cazatalentos, tiempo, etc).
Pero cuando la mitad de los comensales empezaba a sentirse satisfechos por el análisis, desde el fondo de la mesa alguien, probablemente más atinado preguntó: ¿y esto es todo lo que valemos nosotros para nuestras organixaciones?. A partir de este momento empezó una discusión realmente interesante, en donde la conversación se fue centrando en las razones que nos motivan a trabajar, de nuestra aportación de valor, de los aspectos cualitativos que contribuyen al éxito de la función de recursos humanos, etc,
En definitiva el análisis se dirigió a dar valor a las aportaciones personales, así como de su dimensión tanto a corto como a largo plazo.
La mayoría de los participantes estuvimos de acuerdo en el hecho de que si hay alguna función en donde existe una gran diferencia entre las aportaciones a corto y a largo plazo esta es la de personal/recursos humanos.
¿Aunque no seas un profesional de los recursos humanos crees que es lícito preguntarse sobre el valor que aportamos a nuestras organizaciones?.
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