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Leo en la Vanguardia el editorial del 7 de Marzo titulado “una doble crisis”. No tiene desperdicio. En el se afirma que “los ciudadanos saben bien todo lo que hay que saber sobre la crisis que padecemos.

Saben que la crisis fue anterior en el tiempo y distinta en las causas a la crisis financiera internacional, aunque ha sido agravada por ésta. Saben que la crisis se ha debido al agotamiento de un modelo productivo basado fundamentalmente en la construcción acentuado por un endeudamiento exterior exorbitante”.

Cuando ya no disponemos de la receta de la devalución (lo que evidentemente significaba empobrecerse) los ciudadanos, sigue el texto, sabemos que la crisis solo se resolverá con un incremento de la productividad que nos permita exportar más, y que tal incremento debe de fundamentarse en reformas estructurales importantes que abarquen  desde el mercado laboral hasta el sistema financiero ( a lo que añadiría la reforma del conjunto de la administración pública y un cambio cultura en la relación entre el ciudadano y su entorno social).

Estas reformas sólo serán posibles con la voluntad de todos. Desde el gobierno que ha de estar dispuesto a asumir sus responsabilidades,  un parlamento y unas fuerzas sociales que muestren de verdad su posición para alcanzar un pacto social, y unos ciudadanos que, aparte de apretarnos el cinturón, pensemos en….. utilizando el slogan de campaña de la que voy a hablar en los próximos días «esto solo lo arreglamos entre todos».