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Hoy mismo (primer martes después del primer lunes de noviembre) se celebran las elecciones a la Presidencia de los EEUU.

Unas elecciones que son muy importantes por cuanto nos sitúan, tal como afirma Enrique Dans en un post reciente (accesible en el link https://www.enriquedans.com/2020/10/lo-que-nos-jugamos-en-las-presidenciales-norteamericanas.html , “en un momento de la verdad (no sólo) para la democracia norteamericana, sino para todo el planeta (en el que vivimos) las consecuencias de haber puesto al frente de un país a un (personaje) que no cree en la ciencia, que divulga teorías de la conspiración y falsedades como si no hubiese un mañana, y que se ha convertido en el verdadero responsable tanto de la mayor oleada de desinformación, como de la mayor pérdida de confianza en las instituciones que su país ha vivido en toda su historia”.

En el post titulado “La Gran Ballena Blanca” accesible en el link http://pauhortal.net/blog/la-gran-ballena-blanca/ publicado por estas fechas en el año 2016, afirmaba que “La crisis del sistema en el que vivimos y la incapacidad manifiesta de los líderes para enfrentarnos con éxito (a él) puede llevarlos al riesgo de olvidarnos de la clave fundamental de la democracia, basada en la confluencia y confrontación de distintos intereses, motivaciones y visiones en el seno de un ente denominado parlamento y nos dirija a un nuevo contexto en el que, condicionados por factores mediáticos de todo tipo los electores no queramos ideas mejores sino ideas nuevas”.

Bueno esto parece que fue, finalmente, lo que ocurrió en las elecciones del 2016 en las que, amparado en un formato electoral particular y especial, Donald Trump se hizo con la Presidencia.


Y creo que somos muchos los que siendo perfectamente conscientes de todo lo que hemos vivido en estos 4 años, pensamos que es un periodo que simplemente debería de finalizar lo más pronto posible.


Hoy en 2020 (siguiendo a Enrique) “sabemos perfectamente que el planeta en que vivimos sería completamente incapaz de soportar cuatro años más con Donald Trump al frente de los Estados Unidos (y sin embargo y aunque las) evidencias sean aplastantes, (…) podría ocurrir, (…)  que volviésemos a tener otra sorpresa con cuatro años perdidos para el medio ambiente, para el planeta, para los acuerdos de París, para todo. Tiempos oscuros”.

Unos años en los que probablemente, al margen de otros aspectos, se haría realidad la definitiva ruptura de los criterios en que se han fundado los principios democráticos, como mínimo en el formato en que los hemos vivido desde la revolución francesa.

Nos jugamos mucho hoy, con lo que vaya ocurrir hoy en los EEUU. Esperemos que sus ciudadanos tengan esta vez el criterio para no dar de nuevo su voto a una persona que se ha mostrado, de forma clara y reiterada, incapaz para ocupar una posición clave y fundamental que ha de impulsar muchas de las respuestas que como especie debemos de ser capaces de llevar a cabo para superar los retos que nos acechan.