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He hecho en mis ultimas entradas un balance de carácter profesional, también he hecho mención a la frase «Si no nos perdemos nunca, no encontraremos nuevos caminos” que como muchos de mis lectores sabéis he utilizado para el mensaje de Navidad y Fin de Año.

Hoy 31 de Diciembre voy a centrarme en algunas de las expectativas que tengo o tenemos para el próximo año. Son lo que me permito denominar fundamentos para 2011. Estoy convencido de que sin ellos no vamos a conseguir dar la vuelta a la situación en la que nos encontramos, como personas, como sociedad y como país.

El primer fundamento como persona pasa porqué sea capaz de consolidar los proyectos profesionales en los que me he embarcado. Creo que todos tienen un buen fundamento pero…… necesito unos mayores niveles de exigencia conmigo mismo y con los demás. Y un poquito de “suerte”.

Como colectivo, como sociedad, creo que debemos concienciarnos de que es necesario trabajar más para conseguir vivir mejor y dejar a las generaciones futuras un futuro también mejor. Este, lamentablemente, es un cambio cultural a largo plazo, en el que sólo podremos empezar a poner las primeras piedras, pero que resulta absolutamente imprescindibles si no queremos ir viviendo cada día peor, tanto en riqueza material como espiritual, y dejar de ir construyendo el mundo mejor que anhelamos para nuestros hijos.

No cuesta nada intentarlo. Podemos equivocarnos pero seguro que cualquier equivocación será mejor que el conformismo y la inanición.

Como país es imprescindible que exijamos a nuestra clase política que “coja los machos” a la situación en la que estamos viviendo y se ponga de verdad, y a ser posible todos juntos, a “currar” en la solución de la crisis. Parece que algún signo positivo hemos vivido en los últimos días con las posturas reflejadas por Zapatero y Rajoy en sus mensajes de fin de año y por la presencia en el escenario de Artur Mas.

Espero y deseo que todos encontremos todo aquello que precisamos para seguir con nuestro recorrido vital, que sepamos superar las circunstancias adversas en las que nos toca vivir, que tengamos la capacidad para exigir a nuestros dirigentes que impulsen los cambios que debemos sin duda implantar, que seamos exigentes con nosotros mismos para pensar que nosotros somos los primeros responsables de lo que nos ocurre y, por último, que de verdad trabajemos para construir un mundo mejor para las generaciones futuras.