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Existe un cierto consenso en que la gran rémora para la modernización del Sector Público es su anticuado y barroco sistema de gestión de RHHH.

Este es uno de los conceptos básicos que he utilizado en el post accesible en http://pauhortal.net/blog/es-posible-hacer-gestion-de-rrhh-en-el-sector-publico/ para dar respuesta a la pregunta que me formulaba en el título del mismo. Una idea que, recordemos, ha sido utilizada por Carles Ramiò en un artículo publicado en el blog de la Fundació Factor Humá y accesible en el link https://factorhuma.org/es/actualitat/blog-factor-huma/13827-los-dos-grandes-retos-de-la-politica-de-personal-en-la-administracion-publica

Un artículo que no tiene desperdicio, como casi todas las publicaciones de Carlos, y en el que figuran afirmaciones como la siguiente:


“La gestión pública de los Recursos Humanos vive en una burbuja descontextualizada del tiempo y del entorno (que hace) muy compleja su renovación debido a las capturas políticas, sindicales y corporativas”.


Una situación que se ve agudizada por la necesidad de dar respuesta a los dos nuevos retos “que tendrá que afrontar la Administración pública durante la próxima década: por una parte, el gran envejecimiento de sus plantillas y, por tanto, su renovación intergeneracional (y por otra) el impacto de la inteligencia artificial y de la robótica en el empleo público”. Sigo con los argumentos del professor Ramió: “Atender estos dos retos de manera sensata puede ser la gran oportunidad para renovar la función pública. En cambio, intentar sortear estos dos elementos de manera reactiva y sin una orientación estratégica puede sumir a las Administraciones Públicas en una crisis y decadencia de carácter estructural”.

He dedicado casi toda mi trayectoria profesional al ámbito de los Recursos Humanos, aunque mi mayor experiencia y conocimiento se centre en el sector privado. Sin embargo, llevo ya más de 3 años pensando y reflexionando sobre todo lo que es posible y se debe llevar a cabo en el sector público. Aunque tengo que reconocer explícitamente, que una de las cosas más significativas que he podido constatar en este periodo, es la sensación de desánimo que he percibido entre los y las profesionales de Gestión de Personas sobre las posibilidades de dar respuesta a todos estos retos.  

En la línea de lo que plantea el profesor Ramió percibo tres tipos de limitaciones: La primera centrada en la influencia de los objetivos políticos cortoplacistas que impiden hacer gestión con una visión estratégica y de futuro, (sería el equivalente al concepto de capturas póliticas); las segunda los frenos impuestos por los elevados niveles de sindicacilización (capturas sindicales), y la tercera la presencia de una legislación muy restrictiva (a pesar de que algunos opinan que lo es en un grado mucho menor al generalmente admitido) ylos factores culturales centrados en el uso de forma equivocada, e incluso “perversa” de los principios de seguridad jurídica y de equidad que son y han de ser inherentes a toda la gestión pública, (capturas corporativas).

Y mientras tanto estamos dentro de una burbuja con los siguientes ingredientes: “sistemas de selección ajenos a un modelo de competencias razonado, gran fragmentación organizativa, ausencia de una auténtica carrera profesional, falta de evaluación del desempeño, un irracional sistema retributivo, politización de la cúpula administrativa, etc.”


Todos ellos frenos hacen que sea muy difícil adecuar los RRHH del sector público a las necesidades de cambio y transformación que hoy resultan exigibles a todo tipo de organizaciones.


El sector público tiene hoy un peso relevante en la economía e integra un porcentaje significativo de los empleos en las sociedades más desarrolladas. Necesita concienciarse (y esta es una labor clave del área de RRHH) de la necesidad de promover cambios en sus paradigmas de gestión, empenzando por aquel que hace que el sector publico no atraiga a los profesionales con mayor talento o lo hace simplemente como un elemento de seguridad de futuro. Un sector publico que no puede ni debe vivir (en una burbuja ni a espaldas) de los cambios y transformaciones que nos están tocando vivir.