En los dos posts precedentes he intentado definir los criterios básicos sobre los que se sustenta la necesidad de potenciar esta colaboración.
Dos reflexiones (la primera accesible en Pecados de la colaboración público-privada en la gestión de las Políticas Activas de Empleo – Pau Hortal) que se formulan como complementarias al informe Informe accesible en ¿Qué funciona en las políticas activas de empleo? Explorando avances en la colaboración público-privada – Ingeus presentado en la sesión celebrada en Madrid el pasado 25 de Abril.
Tenemos que evitar que el resultado final sea, en este caso, similar al que se ha obtenido en otros procesos similares.
Como he indicado en reiteradas ocasiones en este blog el consenso en el diagnóstico no presupone que éste se mantenga en las «medicinas o tratamientos» que deberíamos aplicar parta tratar de forma adecuada al enfermo. Un tratamiento que puede desencallar tanto por la voluntad política como por la presencia de intereses cortoplacistas (algunos compartidos y otros no) del conjunto de actores (tanto públicos como privados) que intervienen en el modelo, en su estructura y formato actual. Unos intereses que legítimos o no pueden desencallar el proceso.
Algo que en todo caso sería superable si conseguimos pasar de las buenas intenciones a las acciones concretas. Y nos dotamos de la voluntad y del atrevimiento para superar determinadas barreras, pasar de las buenas intenciones a las acciones concretas, no tener miedo a equivocarnos y generar marcos de confianza y colaboración entre las partes.
Recordemos que finalmente podemos cambiar los procesos e implantar mucha tecnología, pero si no cambiamos las estructuras y los elementos culturales seguiremos igual. Un ejemplo: ¿Qué nos impide pasar del modelo de subvención al del concierto?
Hoy, como muestran las experiencias de los países más desarrollados, ya nadie es capaz de poner en cuestión la necesidad de la colaboración público-privada en la gestión del empleo, De hecho, aunque quizás no de forma explicita, este principio está claramente habilitado tras la nueva Ley 3/2023 de Empleo. Una colaboración, que al margen de situar a cada uno de los actores en aquello en lo que resulta más eficiente y competente, nos ha de permitir poner en marcha procesos de cambio y desarrollar proyectos e iniciativas que de otra manera, serían inviables.
Deberíamos minimizar el riesgo de permanencia de «malos usos» por las dos partes que, como ya he señalado de forma reiterada, han llevado a un descrédito y a la desconfianza social sobre las “virtudes” de esta colaboración. Para ello necesitamos revisar muchas dinámicas hoy establecidas empezando por la participación del sector privado en la definición de los objetivos y de los mecanismos a poner en marcha y dejar de ser un mero ejecutor de los planes estrictamente definidos por el sector público con la participación de unos “interlocutores sociales” que a menudo actúan con intereses que no resultan ser los más adecuados y con una visión claramente sesgada (ideológica) de la realidad del mercado de trabajo.
En segundo término debemos ser capaces (con el apoyo de la tecnología) de evaluar, controlar y corregir los riesgos y los potenciales errores así como los beneficios que resulten de cada una de las iniciativas que, además de medirse y evaluarse adecuadamente, deben de ser distribuidos y asignados de una manera justa y equitativa entre todos los posibles actores intervinientes. Necesitamos cambiar la cultura. El aprendizaje, la confianza y la evaluación objetiva deben ser las bases de esta colaboración.
Podemos darle muchas vueltas al diagnóstico, pero seguiremos sin abordar la raíz del problema mientras no seamos capaces de implementar un modelo flexible de gestión de las políticas activas, donde se prioricen en su correcta dimensión las perspectivas exclusivamente, bajo criterios de coordinación válidos y razonables y dotadas de mecanismos objetivos de validación y valoración de sus resultados.
Soy plenamente consciente de las dificultades, como consecuencia del conjunto de legitimidades e intereses que están en juego. Sin embargo estamos en la FUNDACION ERGON www.fundacionergon.org plenamente convencidos de que su puesta en marcha es vital y urgente. No será fácil pero nos jugamos mucho en el éxito de este proceso.
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