Estoy negociando mi nuevo contrato de trabajo, después de participar en un proceso de selección. Sé que me necesitan pero tengo malas sensaciones. No sé si voy a saber defender mis intereses en la negociación. ¿Qué elementos debo de tener en consideración? Albert L. (Barcelona)
La negociación de un contrato de trabajo es uno de los momentos clave con lo que tienen que enfrentarse los profesionales y/o directivos a lo largo de su carrera profesional. Este hecho se agrava cuando, en el mercado de trabajo hoy ya no es posible la firma de “contratos a largo plazo”, por lo que las condiciones pactadas –salario, beneficios sociales, posibles garantías frente a un despido- son cada vez más relevantes.
La mayor parte de las negociaciones contractuales frustrantes se producen por inseguridad y precipitación. En muchas ocasiones el profesional, que se considera la parte débil, no asume la negociación de forma que le permita obtener contrapartidas positivas de la empresa que desea contratarle.
Toda negociación exige preparación, y el factor clave es la información. Las respuestas a preguntas como: ¿Por qué me contratan?, ¿Cuáles son sus objetivos?, ¿Qué valor tienen mis competencias para la empresa?, ¿Qué necesidades les puedo ayudar a cubrir?, son factores clave para enfocar la negociación.
Una vez recogida la mayor información posible hay que plantearse las metas de la negociación, o lo que es lo mismo: ¿cuáles son los objetivos que deseas alcanzar?, y no basarlos únicamente en términos de compensación salarial. He vivido muchas situaciones en las que, después de haberse incorporado a una compañía un directivo, conoce que el resto de profesionales de su mismo nivel tienen una determinada condición contractual que él no posee por cuanto se “olvidó” de plantearla en la negociación de su contrato.
El secreto del éxito en el proceso de negociación está en la elección correcta del orden de prioridades, en el “timing”, y en la determinación de los aspectos que son negociables y aquellos que vamos a considerar “irrenunciables”.
El margen de maniobra dentro de la negociación es uno de los primeros síntomas que hay que despejar. Es evidente que entre un conjunto de candidatos nuestro valor será más alto si disponemos de alguna condición o competencia única. Al mismo tiempo cuánto más elevada sea la posición y cuánta mayor urgencia tenga la compañía en cubrir el puesto más poder de negociación se puede esgrimir. Conocer “nuestro valor” así como la cultura de la compañía nos darán una visión clara del contexto laboral en el que nos vamos a incorporar
Es vital que estés atento a los síntomas, a los indicios que se dejen entrever en la fase de preguntas que es la base para iniciar un proceso de negociación. Sé consciente de que el éxito reside finalmente de la buena preparación y del buen entrenamiento psicológico. La negociación requiere paciencia, persuasión, perseverancia y calma. Un dialogo negociador no es ni un interrogatorio ni una discusión. Finalmente las dos partes estáis en disposición de alcanzar un acuerdo.
Otro aspecto a tomar en consideración es el de que tu nuevo empleador no es tu contrincante. La empresa, contrariamente a lo que puede parecer, una vez que ha tomado la decisión de contratarte, es la primera interesada en superar todos los baches que pueden surgir en la negociación. Imagínate el coste económico y psicológico que supone que el proceso no se resuelva favorablemente. En todo caso solicita siempre una confirmación escrita de las condiciones contractuales que te ofrecen y darte 24/48 horas para dar una respuesta
Espero que mis orientaciones te sirvan y te deseo suerte en la negociación y en el desarrollo de tu trayectoria profesional.
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