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En un post reciente titulado “Resilencia y Empleabilidad” introducía unos comentarios sobre la necesidad de poner en marcha una nueva reforma laboral.

Un post, por cierto, accesible en el link http://pauhortal.net/blog/resilencia-y-empleabilidad

Un post que además escribí haciendo referencia al segundo evento del Foro Ergon que vamos a celebrar esta misma semana en Barcelona. Un proyecto que desarrollamos desde la Fundación Ergon www.fundacionergon.es en el que reflexionamos sobre la gestión del empleo y la de las políticas activas y que concluirá con la presentación de conclusiones que celebraremos en Madrid el próximo mes de julio.

Parece que el gobierno tiene previsto desarrollar una «reforma» dirigida a corregir alguna de las barbaridades que hoy se están produciendo (en los ámbitos de la contratación, la aplicación de las normas básicas del derecho del trabajo y las relaciones laborales) al amparo de las modificaciones impulsadas por el Partido Popular en 2012. Algunas de ellas están en la mente de todos y que han supuesto, incluso retrocesos (probablemente no deseados) en materia de derechos laborales que nos han situado de nuevo en realidades habituales a incicios del siglo XX.


Es necesaria una reforma para corregir estos ámbitos pero también es necesario hacer, con realismo, objetividad y sin apriorismos ideológicos, cambios para cambiar y mejorar aspectos relativos a la gestión del empleo, la empleabilidad y las políticas activas.


Por cierto, sobre este punto os ofrezco la posibilidad de analizar los comentarios que formulé el verano pasado en los post relativos al Informe de la AIREF sobre las Políticas Activas y particularmente al último en el que formulaba un conjunto de propuestas accesible en http://pauhortal.net/blog/airef-y-las-politicas-activas-de-empleo-un-informe-con-luces-y-sombras-y2/

Hemos de implementar medidas dirigidas a la mejora en la empleabilidad de todas las personas y especialmente de los jóvenes. Cambios que no sólo han de ser normativos, sino que deben de abarcar desde medidas educativas (como la formación dual), hasta otras incentivadoras para potenciar el aprendizaje y la adquisición de competencias que demanda un mercado de trabajo, la potenciación de las capacidades transversales y competencias no especificas como la resilencia, el desarrollo de la motivación por el logro y la capacidad de emprender y todas aquellas dirigidas a desarrollar y apoyar su empleabilidad presente y futura. No podemos seguir mirando para otro lado. Es un problema que necesitamos y debemos abordar porqué al margen de las cuestiones «laborales» la transformación de los empleos continuan de forma inparable.


Esperemos que nuestros líderes afronten la realidad de una forma objetiva,  miren a largo plazo, escuchen, no pretendan inventar aunque se atrevan a tomar algunos riesgos e impulsen soluciones que ya se han mostrado como válidas en otros entornos. 


En el post al que me referido al inicio de estas reflexiones hago también mención a un informe del Servicio de Estudios del BBVA accesible en https://www.bbvaresearch.com/wp-content/uploads/2018/03/Cuan-vulnerable-es-el-empleo-en-Espana-a-la-revolucion-digital.pdf en el que se exponen reflexiones como las siguientes: “Al igual que en las revoluciones industriales precedentes, el proceso de transformación tecnológica en curso creará nuevos empleos, tanto en los sectores innovadores como en los beneficiados por el efecto renta ocasionado por el cambio tecnológico. Sin embargo, la Cuarta Revolución Industrial también precipitará la automatización de numerosas tareas, lo que podría poner en riesgo hasta un 36% de los puestos de trabajo actualmente existentes en España. La identificación de los trabajadores más vulnerables a la revolución digital es una condición necesaria para minimizar los costes de transición individuales y sociales”.

¡No deberíamos de dejar pasar esta oportunidad!