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Los que seguís mi blog (cosa que os agradezco) sabéis que llevo algunas semanas sin escribir/reflexionar sobre la situación política.

Y como este blog quiere ser también un reflejo de las cosas que ocurren a mi alrededor, ahí van algunas reflexiones sobre lo que “estamos viviendo” en estos días.

A fecha de hoy no tenemos ninguna certeza de si habrá finalmente gobierno el 2 de Mayo aunque todo parece que nos dirigimos a una nueva contienda electoral con un resultado imprevisible. Y tal circunstancia se produce por dos razones. La primera: no existe ninguna referencia histórica sobre el comportamiento electoral en una repetición de las elecciones. La segunda: todo lo ocurrido en las últimas semanas (y fundamentalmente las noticias sobre corrupción política y los llamados “papeles de Panamá”) puede condicionar en gran manera el comportamiento de los electores incrementando la abstención hasta extremos probablemente insospechados.

A pesar de que estoy convencido de que habrá muchos más abstencionistas en el voto a las «candidaturas de izquierdas” que en de los sectores conservadores es muy probable que el resultado final no sea muy distinto del que tenemos en ese momento. Algo que, por otra parte, no va más que incrementar el “descrédito” de la clase política.

Sea cual sea el resultado, (pacto que permita constituir gobierno antes del 2 de Mayo o nueva contienda electoral en Junio), conviene recordar que lo importante no es el gobierno… sino la capacidad de gobernar que tenga el que finalmente resulte escogido.

En este sentido os recomiendo la lectura de dos artículos publicados el mismo día (7 de Abril) en La Vanguardia. El primero: www.lavanguardia.com/politica/20160407/40943661801/el-gobierno-estupido.html de Fernando Ónega titulado “El gobierno estúpido” expone que lo importante no es formar gobierno sino la posibilidad de gobernar entendido como la capacidad de tomar decisiones que sean acordes con las necesidades que hoy tenemos que resolver. Y cuáles son estas “La primera, que quienes formen equipo no estén en las instituciones y en los papeles como están hoy llamándose intolerantes y otros piropos….. La segunda, que compartan alguna idea… y que no se muevan estrictamente por la obsesión de echar a Rajoy de la Moncloa…..La tercera, que sean capaces de votar lo mismo por convicción o por disciplina….. La cuarta, que transmitan al país una sensación de normalidad y seguridad…..Y la quinta que resume las anteriores: que los partidos firmantes sean capaces de organizar un gobierno serio, estable y capaz de superar las tentaciones electoralistas”.

El el segundo titulado ¿Gobierno del cambio? www.francescmarcalvaro.cat/es/2016/04/07/govern-del-canvi Francesc-Mar Alvaro escribe “La cultura política de la transición parece haberse agotado……. el agotamiento de esta cultura de la transición ha generado, en Catalunya, el proyecto de la independencia, hijo directo de las políticas recentraliza­doras de los populares, de la escasa voluntad de los socialistas de desmarcarse de ellas y del posibilismo retorcido del Estatut de 2006. En el conjunto de España, por el contrario, la liquidación de la plantilla de la transición no ha parido ningún proyecto: ha creado un agujero negro que conduce a los actores políticos a una zona de incertidumbre que acentúa su inanidad. Los profesionales del Estado –que para eso están– evitarán que el agujero negro se expanda».

Esta reflexión sobre las «posibilidades de gobernar» no sería completa si no hiciera mención a uno sólo de los retos con los que tiene que enfrentarse el nuevo gobierno, A saber: abordar el mandato de la Unión Europea de reducir el déficit público en 2016 en 10 mil millones de euros. Un reto mayúsculo -probablemente negociable- pero que exige un ejercicio activo de la capacidad de gobierno. Cómo afirma Ónega “No es cuestión de números (131, 161 o 190 haciendo referencia al número de diputados que darían soporte a las posible coaliciones gubernamentales) sino de ideas compartidas. No es cuestión de votos en el Congreso, sino de programa concreto. No es la investidura es el gobierno».

Para terminar una frase de Hillary Clinton que me parece suficiente significativa y que creo que a todos nos debería de llevar a la reflexión: «Se hace campaña con poesía y se gobierna con prosa«.