Probablemente muchos conocéis la historia relativa a la famosa carta/curriculum que Leonardo da Vinci envió en 1482 a Ludovico Sforza, futuro duque de Milán.
El pasado 8 de febrero Hector G Barnes publica un artículo en El Confidencial en el que al margen de incorporar dicha carta http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2014-02-08/las-lecciones-que-te-ensena-el-cv-con-el-que-leonardo-da-vinci-fue-contratado_86129/, a la que yo también me he referido en http://pauhortal.net/blog/crear-tu-puesto-de-trabajo-carta-de-presentacion-de-leonardo-da-vinci/ ofrece algunas orientaciones y/o comentarios de interés a los que quiero referirme en este post.
Afirma el autor que le “llama la atención, a simple vista, que Leonardo adopta un enfoque tan utilitario de sus habilidades. La mayor parte de los puntos aquí recogidos se refieren al arte de la guerra y la construcción de armamento o material de defensa, algo apropiado en un momento en el que las tensiones entre Ferrara y Nápoles, por una parte, y Florencia y Milán, por la otra, se encontraban en un momento crítico”
A partir de ahí se formula la pregunta sobre “¿qué podemos aprender de este currículo que aún pueda aplicarse hoy en día?”. Lo que sigue a continuación son reflexiones propias basadas o inspiradas en el texto de Leonardo y en los excelentes comentarios de Hector y que pueden ser muy adecuadas para todos aquellos que estén desarrollando una acción de búsqueda.
No centra su mensaje en lo que ha hecho (pasado) sino en sus capacidades (futuro). En la carta no aparece casi ninguna referencia al pasado con lo que todo el mensaje se centra en lo que cree puede ofrecer a su futuro contratante. El mensaje emitido por tanto no es otro que el de una máxima adaptación a las necesidades del “cliente” y una reflexión sobre lo que considera que precisa. No olvidemos el hecho de que se estaba probablemente preparando un próximo conflicto bélico.
Organiza la información pensando en su “cliente”. Su objetivo no es por tanto destacar sus habilidades sino cómo éstas pueden ser utilizadas y aportar valor a su contratante. Es evidente que Leonardo no tenía ninguna certeza sobre las necesidades reales de su “contratante” y mucho menos sobre la existencia de una “vacante”. Da por hecho una necesidad y centra su mensaje sobre las necesidades que estima puede tener.
Un lenguaje adecuado que le permite “venderse bien”. El que más tarde será recordado por ser un gran maestro de la pintura renacentista (y no tanto por sus inventos bélicos) sabe utilizar adecuadamente los términos que le permiten captar la atención del interlocutor sin falsear en ningún momento la verdad y sin dar un mensaje incorrecto sobre sus propias capacidades y competencias. Resulta capaz de ofrecer un buen mensaje sin utilizar conceptos extravagantes y que confunden al receptor.
Muestra una cualidad que considera relevante y probablemente muy adecuada para las necesidades del contratante (la polivalencia). Que Leonardo fue un genio que destacó por su polivalencia es un atributo que nadie pone en cuestión. Esta afirmación resulta muy apropiada para el contexto en el que ofrece sus servicios. Utiliza por tanto la fórmula de dar una información completa sobre una de nuestras habilidades en lugar de un catálogo de términos generalistas sin ninguna concreción.
Esta dispuesto a comprometerse en el resultado y es flexible en sus expectativas. Podría ser aplicable aquí aquella frase comercial de que “si no queda satisfecho, le devolvemos su dinero” o dicho de otra forma voy a ser poco exigente hasta que sea capaz de aportar valor. Esta es una técnica que recordemos puede y debe ser utilizada por los profesionales en búsqueda desde una posición “out”.
Recordemos que Leonardo será contratado y trabajará para el ducado de Milán durante 20 años, periodo en el que además realizará alguna de sus grandes obras maestras pictóricas.
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