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Se atribuye a Benjamin Franklin la frase de que “yo no me he equivocado nunca, simplemente he tenido 10.000 ideas que no funcionaron”.

Todos los emprendedores sabemos que tener un sueño y hacer todo lo posible por llevarlo a cabo no tiene precio, que los emprendedores somos capaces de superar millones de barreras, y que a menudo la satisfacción se consigue simplemente por el mero hecho de haber intentado convertirlo en realidad. También somos conscientes de que 3 de 4 proyectos empresariales fracasan en los dos primeros años de vida del proyecto.

También sabemos que muchas veces se aprende más de los errores que de los éxitos. Marc Vidal afirma en sus charlas tituladas  “el club de los soñadores” que al margen de que es mucho más probable que un proyecto fracase que alcance el éxito, la posibilidad de que no se alcance el objetivo y se deba desistir tarde o temprano, no significa que…. se pueda volver a intentarlo.

He afirmado en repetidas ocasiones que a lo largo de mi vida profesional he iniciado un mínimo de 10 proyectos empresariales, (aunque haya tenido algunas ideas más que finalmente no he puesto en marcha) y que solamente 3 puedo considerarlos como exítosos.

Es el propio Marc el que en otra de sus charlas pone a prueba a sus oyentes con la historia siguiente: Imaginaros que al finalizar mi charla os propusiera participar en un sorteo de un premio de 100.000€. Imaginaros que hecho el sorteo sois los agraciados con el premio. Imaginaros que nos os he engañado y que os doy esta cifra de dinero. ¿Qué haríais?  Cuenta que normalmente se encuentra con algunas respuestas como viajar (algunos), meterlas en un banco (algunos) liquidar deudas o pagar la hipoteca (bastantes), pero la mayoría afirma  “montar un negocio”. Es posible que el público que asiste a sus charlas no es el más representativo de la sociedad española, pero si lo fuera es posible que las cosas nos irían mejor. Aunque como ya hemos aprendido existe una gran distancia entre lo que decimos que haríamos y lo que luego hacemos en la realidad. Y si no que se lo pregunten a las empresas que analizan el comportamiento electoral…..¿no?.

Dicho esto es bueno recordar una frase en esta caso atribuida a Edison “cada una de las 200 bombillas que probé y no funcionaron me enseñaron algo que pude probar en el intento siguiente” Mientras que el fracaso/error es consustancial a la actividad emprendedora vivimos en un entorno en el que es éste es castigado socialmente olvidando que equivocarse puede ser la única manera de terminar teniendo éxito.

Algo que deberían aprender, entender y gestionar todos aquellos que desde los diferentes ámbitos de la política plantean que el futuro del empleo pasa necesariamente por favorecer la actividad emprendedora.