Tiempo de lectura: 3 minutos

Los cambios estructurales que necesita España se deberían instrumentar a través de un fuerte liderazgo político. Sin embargo, como he escrito recientemente no veo que nuestros políticos tengan el mínimo interés en plantearnos ni proponerlos.

Siguen más preocupados por defender su parcela, por su posición electoral, por el corto plazo que en tomar el “toro por los cuernos” y asumir el rol de liderazgo que les sería exigible.

Desconozco en este momento cuál es el futuro que espera al movimiento del 15 de Mayo, (ahora que han abandonado las acampadas permanentes y que se acaba de iniciar una larga marcha hacia Madrid) y aunque tenga dudas sobre las formas que están utilizando y algunos de sus planteamientos, resulta evidente que lo más importante y significativo de este movimiento no está en los problemas de orden público que pueden haber planteado (algunos inclusive provocados o mal resueltos por las autoridades de orden público) sino en el hecho de haberse convertido en el referente público de un descontento social y de la demanda de reformas en nuestro sistema político que considero, consideramos muchos, es necesario plantearse de verdad y que, lamentablemente, ningún partido político parece capaz de proponer.

Repasemos alguna de ellas: Cambios de la Ley Electoral con listas abiertas y nuevo sistema de reparto de escaños que facilite una mejor relación entre número de votos y participación política. Revisión del modelo autonómico evitando la redundancia de instituciones para los mismos servicios públicos con una profunda modificación de su sistema de atribuciones o competencias. Nueva normativa laboral que permita de verdad la flexibilidad la movilidad y facilite la contratación. Reforma de la Administración Pública con reducción relevante de su estructura y reducción de organismos, instituciones, etc. Reforma del sistema financiero (especialmente en lo que se refiere a la regulación de las cajas de ahorros) y que permita el acceso al crédito a las pymes. Norma de apoyo al Emprendedor, que permita la creación de nuevas unidades empresariales y elimine barreras absurdas. Un plan de Educación centrado en la relación entre el mundo educativo y el laboral potenciando la formación profesional e incrementando el nivel de exigencia en los niveles formativos. Modificación sustancial del sistema judicial, etc.

Aunque evidentemente puede discutirse “la letra pequeña” de alguna de estas medidas creo sinceramente que existe un amplio consenso social sobre la necesidad de estas reformas.

De hecho lo ocurrido con CIU en las elecciones municipales donde no sólo han visto reducida su presencia electoral sino incluso han salido reforzados a pesar de la política de recortes impulsada desde la Generalitat es claramente una muestra de que estamos claramente concienciados de la necesidad de las reformas aunque inclusive alguna de ellas nos pueda afectar directamente. En este sentido me atrevo a formular la predicción de que estos planteamientos podrían ser claves para una presencia electoral relevante de una nueva formación política a corto o medio plazo.

Sin embargo dudo de que nuestra clase política este en este momento por la labor de proponer y probablemente embarcarse en hacer los cambios estructurales que necesitamos y opino, como otros muchos, que lo que se está haciendo hasta este momento son cambios puramente estéticos con un interés básicamente publicitario (contentar a los mercados) y que no nos va a quedar otro remedio que dar una vuelta de tuerca más a corto plazo.

En este sentido me permito señalar lo que hemos leído recientemente en la prensa respecto al proceso que se ha llevado por delante a parte del sistema financiero (cajas de ahorros), a pesar de las inspecciones tanto españolas como internacionales y de los famosos “test de stress” que se habían realizado con éxito y recuerdo lo que me manifestaba hace ya un año alguien con bastante información sobre el sector.

Lo de la falta de liderazgo en nuestra clase política es preocupante. Está claro que debemos realizar todos estos cambios de carácter estructural y no parece que ni el PSOE ni el PP estén claramente por ello.

Y mientras tanto el grifo del crédito para las pymes sigue cerrado y todos esperando que una buena temporada turística nos salve el verano y nos permita dar un “patada para adelante”.  Mientras tanto yo me pregunto: ¿Porqué estamos retrasando una vez más las reformas que son claramente imprescindibles?. ¿Porqué se han escondido los datos que mostraban claramente la enfermedad que padecíamos? ¿Qué esperamos ganar defendiendo lo indefendible y retrasando lo inevitable?.