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Un día Juan…. decidió que para presentar en su entorno una mejor imagen de sí mismo necesitaba un traje nuevo. Para ello se dirigió a una de las mejores sastrerías de su ciudad, que tenía la reputación de vestir a los hombres más elegantes de su ciudad y en la que, sin duda, compraban sus trajes los miembros del equipo directivo de su compañía.

Inmediatamente a su llegada fue recibido por un dependiente elegantemente vestido.

-Buenos días, ¿en que puedo servirle?.

-Quisiera un traje nuevo, preferentemente de color…..

Esto fue lo que logró decir antes de que el dependiente le interrumpiera….

-Ha venido al mejor lugar, permítame decirle que somos sin ningún género de dudas la mejor sastrería de la ciudad y que podemos proporcionarle lo que necesita.

Inmediatamente condujo a su cliente ante un perchero que contenía una serie de trajes que a Juan le parecieron corresponder a su talla. Comprobó que uno tenía el color que deseaba pero antes de que lo manifestara el vendedor le entregó otro diciendo:

-Aquí tiene señor. Creo que este es exactamente lo que Usted necesita.

Juan pensó que era bueno confiar en los profesionales por lo que entró en el probador y se lo puso. El vendedor le dijo que le quedaba maravillosamente.

-Me gusta pero no estoy del todo seguro…., dijo Juan…. Los pantalones que quedan muy bien pero ¿creo que la manga izquierda parece ser un poco corta?.

El vendedor respondió.

-¿Ha visto que tela? No solo parece sino que tiene un tacto esplendido. Quizá si dobla usted el brazo un poco….; ya está sabia que era esto.

-Sí ahora esta bien pero cuando doblo el brazo no parece quedar bien el hombro derecho.

-¿Le he contado que las solapas y el forro son de última moda?. Ayer mismo le vendí uno exactamente igual a uno de nuestros clientes más distinguidos… Creo que el defecto del hombro lo resolveríamos si Usted adelantara el hombro un poquito.

-Me gusta estar a la moda, el traje es bueno y no he tenido más que buenos informes de esta sastrería, pero cuando muevo el hombro para que me quede mejor parece un poco más corto del lado derecho.

-Además de nuestra reputación supongo que habrá oído hablar de la promoción especial que hacemos con los nuevos clientes. El color es perfecto y el problema se resuelve si Usted se inclina hacia el lado derecho.

Ansioso por ser conocido como una persona elegante que se viste en la sastrería más elegante de la ciudad, Juan decidió comprar el traje e incluso decidió cambiarse de ropa y ponerse el nuevo traje que había comprado.

Mientras caminaba por la calle pasó junto a dos mujeres de una cierta edad.

-Oh—- ¿Has visto a este pobre hombre? ¡Todo doblado por la artritis! ¿Pero si es todavía muy joven!.

-Si, -dijo su compañera-, pero debe de tener un sastre maravilloso. ¿Has visto que bien le queda el traje.