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Iniciaba el primer post de esta serie afirmando que hoy no podemos dudar del impacto que la Inteligencia Artificial tendrá sobre el talento y sobre su gestión en las organizaciones.

Un impacto que será muy relevante y que producirá grandes cambios tanto en su gestión, como en la forma en la que los/las profesionales deberemos de gestionarlo para cuidar de nuestra propia empleabilidad. Finalmente de lo que se trata es la de saber hacer uso de nuestras propias capacidades para nuestro propio beneficio o el de nuestra organización, Esta actitud proactiva va a ser clave para que podamos afrontar con éxito los cambios de paradigma que la IA aportará tanto desde el punto de vista social como económico.

Lo que sigue son unas reflexiones que surgen como consecuencia de formularme a mí mismo una serie de cuestiones con la perspectiva puesta en que las respuestas os aporten algún tipo de valor, reconociendo expresamente que, sobre este tema no soy más que una persona en un claro proceso de aprendizaje.

La primera: ¿Va a destruir la Inteligencia Artificial más trabajo del que genere? La respuesta no puede ser más que positiva (por lo menos a corto plazo) aunque es posible que vivamos en un entorno de adaptación más que de ruptura, Habrá profesiones que probablemente desaparecerán, otras deberán adaptarse y evidentemente se crearán nuevas actividades, pero no debemos engañarnos: el saldo final será claramente negativo. La clave estará en cómo gestionamos este proceso de transición a una sociedad en la que el llamado “pleno empleo” habrá simplemente desparecido del horizonte humano y qué vamos a hacer con los colectivos humanos a los que no vamos a ser capaces de ofrecerles un empleo.

La segunda: ¿Cómo está afectando la IA a la gestión del talento dentro de las propias organizaciones? Si recordamos la respuesta que la propia IA ha dado a esta pregunta el impacto será muy importante modificando sustancialmente la forma en que se gestionarán todos los aspectos relativos a la gestión de personas y propiciando la necesidad de que los profesionales de RRHH se doten de nuevas competencias multidisciplinares que les permitan abordar problemas para los que antes, simplemente, no estaban capacitados o no tenían herramientas.

La tercera: ¿Cómo debemos de regular el uso de la IA en la gestión del talento? Debemos de tomar en cuenta los factores regulatorios para garantizar la equidad, la transparencia y la protección de los derechos de los empleados. Es importante que la regulación evolucione a medida que la tecnología y su impacto vayan avanzando. Debemos reducir el tiempo que transcurre entre la implantación de una nueva técnica/funcionalidad y la adopción de una medida regulatoria. Debemos perder también el miedo al error en los procesos regulatorios. No todo tiene que ser perfecto. Por último, la regulación no puede ser impuesta… debe de contar con el consenso de todas las partes.

La cuarta: ¿Qué puede o debe de hacer el individuo en la gestión de su propio talento? Al margen de la necesidad imperiosa de desarrollar estrategias de aprendizaje que nos permitan entender la IA y tomar consciencia del impacto que va a generar en nuestro entorno profesional lo relevante es mantener una actitud positiva. Paralelamente deberíamos centrar nuestros objetivos en dotarnos de las habilidades que no van a poder ser asumidas por la IA. Fortalecer el pensamiento crítico, la capacidad de análisis y el pensamiento lateral o transversal. La IA va a potenciar que nos convirtamos en profesionales más generalistas y con mayor versatilidad, pero también que nos distingamos cada vez más de lo que las máquinas pueden hacer por nosotros.

Y la última: ¿Cómo ha cambiado mi día a día en los últimos meses con la Inteligencia Artificial Generativa? Creo que esta es una cuestión que deberíamos de formularnos todos tomando en cuenta el ámbito funcional y el rol que desarrollamos. Recordemos que los cambios son menos perceptibles cuando no tienen un carácter disruptivo, sino que vamos incorporándolos poco a poco en nuestras acciones diarias. Por mi parte deciros que la IA me está siendo muy útil para gestionar el compromiso que tengo conmigo mismo y con todos vosotros/as relativo a este medio de comunicación (blog) y que, al mismo tiempo, estoy empezando a visualizar su impacto en los ámbitos de la gestión del empleo y el de las políticas activas que como sabéis es hoy el ámbito fundamental en mi actividad profesional dentro de la FUNDACION ERGON.

En todo caso lo que percibo es que, salvo algunas excepciones significativas, la gran mayoría de las personas que están en mi entorno muestran una actitud proactiva y receptiva ante los usos de la IA en el ámbito profesional. Empezamos a ser conscientes de que nos va a permitir desarrollar nuestros roles de forma mucho más creativa y eficiente y con mejores resultados. Y también constatamos la relevancia de la neutralidad, la transparencia y la necesidad de introducir mecanismos de seguridad, privacidad y control en su uso.

¡Tenemos, no obstante, mucha tarea por delante.