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He escrito recientemente una entrada en la que me refería a los deberes que todos debemos de hacer en el 2011 si queremos empezar a salir del pozo en el que estamos metidos, y en el que las últimas noticias aparecidas estos últimos días, no hacen sino profundizar. Me refiero a la posible necesidad de rescate económico de nuestro país, una vez pasada la frontera que supone, todavía, aunque parece que por pocos días Portugal.

Pensaba y tenía escrito que estaba convencido que 2011 iba a ser mucho mejor, sin embargo hoy no lo tengo tan claro. Soy uno más de los que pienso que la situación económica también depende de factores psicológicos y es indudable que en este punto estábamos mejor por octubre que hoy ya que de lo otro “no entiendo”, pues no puedo ni debo de considerarme un especialista en economía. Al margen sigo considerando que no hemos hecho las reformas estructurales que necesitamos y que las que hemos hecho no tienen el calado requerido. Esta claro que mi visión de lo que nos podía ocurrir en 2011 era claramente una expectativa que lamentablemente no parece que vaya a confirmarse.

Soy escéptico sobre si todos nos vamos a poner a hacer todo lo que tenemos que hacer. Dudo sobre si se van a acometer las reformas en el sector público que son absolutamente necesarias. Dudo de si vamos a arbitrar las medidas para que el crédito fluya a las pequeñas y medianas empresas….

Y sigo con mis dudas al respecto de que si vamos a impulsar los cambios en nuestro sistema educativo que son –aunque sus efectos sean a largo plazo- absolutamente necesarios. Dudo que impulsemos de verdad el espíritu emprendedor y apoyemos a las empresas españolas en su proceso de internacionalización.

Y por último tengo mis dudas sobre si todos nos vamos a poner a trabajar más y mejor. No se si sigo con expectativas o ya hablo de realidades.

Escribo estas líneas hoy 9 de Enero cuando todavía no se ha resuelto el proceso de negociación entre el gobierno y los sindicatos sobre la reforma del modelo de pensiones. Aunque probablemente me equivoque no tengo ninguna duda sobre que se va a alcanzar algún tipo de acuerdo sobre este tema por lo que no es previsible un nuevo escenario de enfrentamiento ni una nueva huelga general.

Sin embargo en resultado final que auguro y deseo no debe de hacernos olvidar lo lamentable de un proceso en el que (aunque a Carles Campuzano pueda enfadarle el comentario) el espectáculo ofrecido por los miembros del llamado “Pacto de Toledo” ha sido una vez más, un cúmulo de despropósitos. Creo que lamentablemente tenemos todavía, una clase política incapaz de aceptar que debe de gobernar a largo plazo y en beneficio de todos, y no a corto y pensando únicamente en los intereses de su “parroquia”. Esto si que es claramente una realidad.

En la parte “estructural” necesitamos “una de liderazgo” que francamente no soy capaz de ver en ninguna parte. Debemos ir cambiando determinados modelos y comportamientos dado que el riesgo de que aparezcan soluciones “milagrosas” y con perspectivas estrictamente populistas y……, no es ni mucho menos un escenario fuera de lo posible.

Creo, además, que los ciudadanos desean y están dispuestos a aceptar que los políticos dejen de mentirnos. Auguro que pueden producirse muchos cambios en el futuro cercano si nuestra clase política no es capaz de cambiar su “chip”. Esto no se si va de expectativas o de realidad.

Sin embargo, aunque buena está la indignación (y hago referencia al libro que ha motivado la entrada de hoy mismo en “mi diario”) no debemos ni podernos quedarnos ahí. Al margen de lanzar un mensaje de atención a nuestra clase política en general y a sus líderes en particular, debemos de ponernos. Si no lo hacemos así es evidente que perderemos la oportunidad que tenemos para salir razonablemente fuertes de la situación en la que nos hemos metido (nos hemos, no solo nos han), y la posibilidad de recuperar nuestra autoestima como país y como sociedad.

Mientras tanto yo me comprometo a seguir poniendo mi grano de arena en este proceso, a través de trabajar duro para conseguir la continuidad y consolidación de los proyectos que he iniciado tras mi salida de Creade, y colaborando, en la medida de mis posibilidades, en la creación de nuevas estructuras empresariales que generen riqueza, y empleo y que me permitan seguir desarrollándome como persona.

Lo dicho no se si vamos a ser capaces, empezando por mí mismo, de transformar las expectativas en realidad.