Acabamos de estrenar una nueva hoja de ruta para la gestión del empleo. Hace unos días se publicó el RD 633/2025 que aprueba la Estrategia Española de Apoyo Activo al Empleo 2025‑2028 (*).
¿Una actualización de la estrategia pasada? Sí, por esta vez me atrevo a afirmar que la partitura es diferente. No es solo un cambio de papeles: es un cambio de modelo constatable, incluso, en el lenguaje. ¿Estamos ante una transformación real o ante otra coreografía más? ¡Vamos por partes!
De entrada, constatemos que la Estrategia es el corazón operativo del Sistema de Empleo. Una especie de brújula que orienta todos los servicios, políticas y recursos que el Estado y las CCAA van a desplegar para activar, reactivar o reencauzar la gestión del empleo. Es la primera que conecta directamente con la Ley 3/2023 de Empleo, que se propone convertir a la empleabilidad en un derecho subjetivo y garantizar unos servicios personalizados y específicos manteniendo criterios de equidad e igualdad entre todas las personas.
Pilares de la nueva Estrategia
La Estrategia 2025-2028 se sostiene sobre cinco principios clave:
Poner a las personas y empresas en el centro: se acabó (esperamos) el enfoque centrado en el Sistema. Lo importante no es el quién sino el para quien. Ahora es el momento de concretar en acciones este nuevo enfoque.
Facilitar la transformación productiva: no solo se quiere gestionar el empleo, sino conectar con los sectores del futuro. Aunque muchos podamos pensar que este pilar está fuera del alcance de las políticas de empleo un esfuerzo en esta dirección no será en balde.
Impulsar la creación de empleos de calidad: el “trabajo por el trabajo” ya no vale. Se pretende que éste se ofrezca en terminadas condiciones y reducir la dualidad en éstas.
Sustituir a la intuición subjetiva por evaluaciones objetivas: se introducen métricas, cuadros de mando y gobernanza real para evaluar las acciones, determinar lo que funciona o no y establecer medidas correctoras.
Generar nuevas formas de cooperación entre los Agentes: no habrá resultados si el SEPE y las CCAA colaboran sólo en aspectos formales y siguen centrados en gestionar siguiendo planteamientos e intereses políticos. Tampoco si no se superan las reticencias y se trabaja para que la colaboración con el sector privado se convierta en una práctica aceptada por todos. Por último necesitamos cambios en los modelos de gestión centrados en los convenios y/o conciertos de carácter plurianual.
Qué cambios puede provocar
Lo esencial: esta Estrategia no es un PowerPoint ni un catálogo de intenciones. Es un marco legal que en la línea de lo regulado en la Ley de Empleo propone una serie de cambios entre los que destacamos los siguientes:
Implementación de la Cartera (Oferta) Común de Servicios: todos los agentes y todos los territorios deben garantizar los mismos derechos y servicios.
Procesos de orientación basados en Competencias se impulsa un nuevo sistema de atención a las personas basado en las competencias y habilidades.
Cambios en la mirada respecto a los procesos de intermediación: se prioriza que los servicios públicos asuman un rol de agentes activos en el mercado de trabajo lo que supone nuevas formas de relación con las empresas y organizaciones.
Eficiencia en la gestión: se establecen criterios objetivos de medición y validación de los resultados. A pesar de que no se añaden nuevas partidas presupuestarias, se reorientan los fondos existentes hacia actividades más ajustadas y trazables. Se trata de usar mejor los recursos existentes. Hay mucho margen de mejora.
Estrategia y uso de la Inteligencia Artificial
Aunque no se menciona con el protagonismo que estimo sería el adecuado la Estrategia sí abre espacio para la aplicación de la Inteligencia Artificial en la gestión. Y en concreto se señalan como actividades a digitalizar las siguientes: la orientación, el emparejamiento laboral y la evaluación de políticas públicas. ¿El problema? Qué sin músculo técnico y sin una gestión del cambio adecuada en los diversos Agentes (empezando por los del Sector Público) estas oportunidades corren el riesgo de no tener el impacto adecuado.
¿Y ahora qué?
Ahora viene lo difícil: implementar, coordinar, digitalizar, evaluar y, sobre todo, humanizar. Porque las estrategias de empleo no fallan por falta de diagnóstico, sino por exceso de «cinismo operativo». En otras palabras, sabemos lo que nos duele, pero no somos capaces de aplicar los remedios adecuados. Nos jugamos mucho y no sólo la eficiencia del gasto público, sino algo más profundo: la credibilidad del Estado y de las AAPP como garantes de oportunidades en plena era de incertidumbre. A modo de ejemplo: pensemos en la existencia de un “Pasaporte de Competencias” (el concepto no me gusta en la medida que seguimos la tendencia a complicar el lenguaje) conectado a un espacio de datos europeo, interoperable, auditado y ético o en un «tinder laboral» (el término no es probablemente el más adecuado pero si resulta comprensible) dirigido a facilitar los servicios en un formato digital, accesible y que potencie la autonomía de los usuarios.
La Estrategia, como la propia Ley de Empleo, supone avances relevantes, pero será insuficiente si no existe una voluntad y el impulso necesarios para aterrizarla en acciones concretas que nos permitan afrontar con rigor y eficacia los retos que tenemos delante. Sin embargo supone un marco de referencia que debería de impulsarnos, a encontrar el mix adecuado entre innovación, empleo y derechos digitales. Y ello sin olvidarnos de la necesidad de avanzar en lo relativo a las medidas a aplicar al tratamiento del cada vez más relevante reto (tanto en términos cualitativos como cuantitativos) del desempleo estructural.
Ahora debemos de activarla, ámbito a ámbito, sector a sector, colectivo a colectivo y territorio a territorio. Sin prisas pero sin pausas. Lo que está en juego no es sólo la gestión de unas políticas, sino la capacidad de respuesta a unas determinadas necesidades/realidades y con ella la credibilidad del sistema público.
¡Quizás esta vez sí podemos cambiar de verdad! ¡Hemos de pasar rápidamente y en la forma adecuada del BOE/Excel al terreno real!
Mensajes clave:
¿Otra estrategia de empleo más? Sí. Pero esta vez hay muchas cosas que se formulan con planteamientos distintos. ¿Promesas vacías o verdadero cambio de modelo?
Igualdad y equidad de todos ante la oferta de servicios. Todas las personas tendrán derecho a los mismos servicios básicos de orientación, formación e intermediación. Vivir en una CCAA u otra ya no será determinante. ¿Seremos capaces de convertir este criterio en algo real?
Orientación y gestión centradas en las competencias. La estrategia impulsa el reconocimiento de perfiles profesionales desde las competencias y habilidades (no desde las titulaciones). Nadie puede quedar fuera del sistema. ¿Sabremos gestionarlo?
Gestión y sistemas de evaluación más eficientes. El reto no es gastar más, sino gastar mejor. La eficiencia deja de ser opcional. La evaluación no debe de centrarse en los aspectos burocráticos y de control. Se incorporan métricas, cuadros de mando y mecanismos reales de seguimiento. ¿Tendremos la valentía para implementarlo?
Y respecto a la transformación tecnológica. ¿Qué? Se abre una puerta para el uso de la IA para la gestión para la personalización de los servicios, la orientación y el emparejamiento entre perfiles y ofertas de empleo. Sin embargo ¿seremos conscientes de que sólo con tecnología no será suficiente.?
(*) Nota final: Manifestar mi reconocimiento y apoyo a los esfuerzos que desde el centro del Sistema de Empleo se están haciendo para avanzar en el cambio en la forma en que se gestionan las políticas de empleo en nuestro país.
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