Para evitar equivocarse hay que tomarse las cosas con calma que no es lo mismo que no asumir riesgos.
Muchos profesionales se dan cuenta, con posterioridad, de los errores cometidos en la gestión de la propia trayectoria profesional. Y estos errores son más importantes cuando hemos hecho un cambio profesional que no deberíamos haber hecho. Pasado un determinado periodo constatamos como: la realidad no se adecua a las expectativas, se leyó sólo la información positiva recibida en el proceso de selección, no se ha creado una buena relación/feeling con el jefe, etc. Todas estas son situaciones que de alguna manera se pueden prever si se toman algunas precauciones en el proceso.
Antes de dar el sí a una oferta resulta conveniente que tengas en cuenta la necesidad de::
Analizar con calma la situación:
Sí, es cierto que es el tipo de oferta que estábamos esperando. Las condiciones contractuales son mejores que las que teníamos anteriormente, las expectativas de desarrollo son muy buenas y al mismo tiempo ya te consideras “muy visto” en su actual organización, o simplemente te encuentras sin empleo. Sin embargo, antes de tomar una decisión de la que después puedas arrepentirte conviene hacerse y contestar objetivamente a toda una serie de preguntas.
- ¿Por qué quiero realmente cambiar?, ¿Cubre la oferta estas espectativas?
- ¿He cubierto mis objetivos y conseguido resultados en mi actual posición?
- ¿Qué posibilidades de desarrollo tengo en mi actual organización?
- ¿Existe algún elemento (movilidad, nueva función, responsabilidades, etc) que suponga alguna modificación en mi situación personal?, etc.
No dejar nada en el tintero:
Y sobre todas ellas hay una cuestión clave. Pregunta a tu nuevo jefe sobre los motivos por los que te hace la oferta. Si su respuesta no es convincente para ti ya sabes lo que debes de hacer. Consulta con tu entorno familiar, con tu red de contactos. Sin embargo nunca jamás hagas la pregunta “¿y tú que harías si estuvieras en mi lugar?. Esta pregunta sólo puede o debe ser contestada por uno mismo.,
Validar que has sabido hacer las verificaciones oportunas.
Muchas decisiones erróneas se toman como consecuencia de no haber investigado a fondo el nuevo entorno profesional. Si ya sé que a veces es muy difícil obtener esta información pero seguro que sí puedes obtener la información relevante o en todo caso clave para tomar la decisión final. Piensa que esta información te será de gran utilidad para, una vez aceptada la oferta, consolidarse con éxito en la nueva posición.
Ser “exigente” en el proceso de negociación:
Se supone que eres un profesional que va a tomar una decisión tan importante como la de cambiar de empleo por lo que es lógico que tomes todas las precauciones. Adoptar una posición precavida será una prueba más de tu madurez y de su competencia profesional…. Pero no te pases. Es lógico por tanto que pidas un compromiso por escrito confirmando todas las condiciones pactadas, que quieras conocer a las personas que van a formar su entorno laboral, etc. Sin embargo, se consciente de que hay un límite.
Tomar consciencia de que una vez dicho sí, la decisión es irrevocable:
Uno de los aspectos claves es el momento en el que comuniques a tu jefe tu decisión. No te preocupes, ahora sí que tendrá todo el tiempo del mundo para ti. Transmítele objetivamente las razones que te han motivado a desear abandonar su empresa y a aceptar la oferta. Estamos convencidos de que éste comprenderá y atenderá tus razones aunque te aconsejamos que no le des la oportunidad de hacerte una contraoferta. No puedes ni escucharla, ha pasado el momento.
Tener siempre una perspectiva de lo que ocurre en el exterior.
Para gestionar hoy correctamente una carrera profesional debemos tener en un cierto grado las competencias básicas del emprendedor: Automotivación, Curiosidad, Actiud positiva, Fe en uno mismo. Aunque estés en un gran momento en tu carrera profesional y recibas nuevas ofertas de forma continuada, debes ser consciente de que más adelante muchos cambios y muy rápidos pueden verse de manera muy distinta a como se ven hoy. Por tanto (salvo que tengas menos de 35 años y estés en las fases iniciales de tu trayectoria) tienes la obligación de no escuchar nuevas ofertas hasta transcurrido como mínimo dos años, y que tu objetivo fundamental en este tiempo es el de dedicarte a obtener el éxito en tu nueva empresa/puesto. Lo que no ha de impedirte que tengas «una perspectiva de lo que ocurre» y de las «oportunidades que el mercado vaya generando».
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