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Podemos convertirnos en el pais de la UE en el que las «nuevas formas de trabajo» que suponen las plataformas digitales adquieran una mayor relevancia.

Esta es una de las reflexiones más relevantes que formulo en el primer post de esta serie accesible en el link http://pauhortal.net/blog/empleo-del-futuro-y-plataformas-digitales/ y en el que hago referencia al informe realizado conjuntamente por Ouishare y la Fundación Cotec accesible en https://cotec.es/primer-estudio-sobre-el-impacto-de-las-plataformas-digitales-en-espana/ 

Los/las profesionales que prestan sus servicios en estas plataformas digitales no están sujetos a algunas de las condiciones básicas de la relación laboral tradicional. No estarán sujetos, por tanto, al cumplimiento de una jornada laboral determinada, ni a el control sobre el desarrollo de sus actividades y una alta proteccion social incluida el acceso a las prestaciones de desempleo. Al contrario, contarán con varias fuentes de ingresos, una «teórica independencia y falta de control» y unos niveles de protección muy inferiores. Todo ello lleva a Ouishare a indagar sobre las fórmulas de protección social que deberían crearse para darles cobertura y evitar la creciente precarización a que están contribuyendo las plataformas.


Estamos asistiendo al nacimiento de una nueva clase social que se está empezando a constituir entre nosotros y que algunos ya denominan como precariado para distinguirla del concepto tradicional de proletariado.


Sobre el surgimiento de esta nueva clase/realidad social os invito a seguir las reflexiones que formulé recientemente en el post ¿Qué nos está ocurriendo» accesible en el link http://pauhortal.net/blog/que-nos-esta-ocurriendo/

Una situación que afecta a las distintas tipologías de relación que están surgiendo en una realidad social que es mucho más dinámica y flexible que lo que muchos desearían Lo cierto es que hay un sinfín de nuevos operadores en el mercado, operadores cada vez más presentes en nuestra realidad social. Operadores que ofrecen desde microworkers (plataformas de microtareas online) como Amazon Mechanical Turk, Clickworker o CloudFactory, hasta trabajadores bajo demanda entre las que situaríamos las tareas puntuales y de entrega física ofertadas por plataformas como Uber, Deliveroo o Cuideo, como los de Glovo, Cabify o MyPoppins; hay portales enfocados al denominado personal de cuello azul, como CornerJob, Wonolo o JobToday; o de freelancers y trabajadores de cuello blanco vinculados al desarrollo de proyectos o encargos especializados relacionados, a menudo, con las nuevas tecnologías desarrollados en los propios domicilios y entregados en remoto, como UpWork, Freelancer o Wisar y más especializadas como TopTal, UpCounsel, Catalant, FieldEngineer; incluso PwC tiene su plataforma de consultores, TalentExchange. La amalgama es enorme


El reto social que tenemos que afrontar es el de arbitrar una protección social para todos los trabajadores, independientemente de las características de la función y del formato en que ésta se realize.


Una demanda que abarca desde la OIT, la UE o las legislaciones laborales de cada uno de los Estados. Una demanda que exige una intervención legislativa dirigida a garantizar unos derechos fundamentales mínimos y sobre todo a exigir su cumplimiento. Una normativa que debería de afectar desde elementos como las compensaciones mínimas, las prestaciones sociales, la seguridad y salud en el trabajo, la no discriminación o la organización en defensa de los propios intereses de los trabajadores atípicos, generando unos principios legales que abarquen a todos y que reduzcan los niveles de dualidad en las condiciones laborales y de protección social hoy claramente presentes en nuestro entorno.

En caso contrario tenemos el riego de ver hoy, realidades y situaciones que recuerdan más a los criterios de explotación del siglo XIX que a lo que debería de ser el marco laboral del siglo XXI. Como complemento a estas reflexiones os invito a leer el artículo publicado por Sara de la Rica en el País y accesible en https://elpais.com/economia/2019/07/10/actualidad/1562751079_628368.html

Aunque existan ya experiencias de protección social para los trabajadores vinculados a las plataforma digitales (sea cual sea el tipo de relación que tengan establecido) es necesario un esfuerzo de todos para generar los cambios en la legislación laboral que sean necesarios aunque evitando las propuestas o alternativas cuyas consecuencias económicas resulten negativas. No podemos «volver a las formulas del pasado»…. son tiempos tiempos y exigen nuevas formulas, auqnue bajo el criterio del respeto a unos mínimos que hoy claramente se están conculcando.

Un proceso en el cual se exige la flexibilidad necesaria por parte de todos porque recordemos que en este ámbito, como en otros muchos, la negación de la realidad no es el mejor método para encontrar las soluciones a los retos que esta nos plantea.