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Hasta los años 90 del siglo pasado el modelo de competencia necesario para alcanzar una posición directiva se basaba en gran medida en la experiencia y en la lealtad a un modelo organizativo. Sin embargo hoy las organizaciones requieren nuevos modelos de liderazgo basados en las propias capacidades, la motivación y la voluntad para aceptar riesgos.

En este momento los directivos se ven enfrentados a lo que Mike Walsh denomina “horizonte dual” pues deben de gestionar haciendo compatible las estrategias a largo plazo con la respuesta a los cambios abruptos que se producen en el corto plazo. ¿Cuántas veces nos hemos encontrado en los últimos años con reacciones negativas iniciales a nuevos productos, soluciones o estrategias y posteriormente han resultado ser exitosas?.

El directivo hoy tiene que saber orientar a su organización a atender al cliente y a responder a colectivos cada vez más específicos que intereactuan muchas veces de forma diferente a la prevista con las herramientas y productos que tienen a su disposición y a centrar la gestión interna en dar respuesta a los empleados que también han adquirido nuevas formas de comportamiento.

Por tanto un directivo de éxito ha de ser disponer de las cualidades siguientes:

Una alta motivación y capacidad para el aprendizaje: La curiosidad, la formación y el reciclaje permanente son la mejor medicina para evitar el miedo a lo desconocido y para dar respuestas a la variedad y complejidad de los problemas a los que tendrá que enfrentarse

Confianza en sí mismo: El directivo deberá tener confianza en sus propias capacidades, ser autosuficiente y no necesitar  refugiarse en la seguridad de una organización o del estado.

Capacidad de liderazgo: Deberá asumir un papel de liderazgo en un entorno en el que las organizaciones se achatan como consecuencia de la desaparición de las estructuras medias y de la mayor cualificación del conjunto de los colaboradores.

Instinto para la Innovación: Es un factor clave. Estar atento a los nuevos desarrollos, nuevas metodologías y nuevas demandas de las personas, internas (colaboradores/as) y externas (clientes/entorno).

Capacidad de adaptación: Los directivos deben adaptarse a los nuevos entornos tecnológicos y mostrarse atentos a las nuevas herramientas y soluciones que estos proponen y manejarlas adecuadamente en la gestión interna de los recursos organizativos.

Valentía: Es previsible que superada la crisis, tras una larga etapa de conformismo social, deberán recuperar la iniciativa y disponer de convicciones propias. Los directivos deberán disponer de un mayor espíritu emprendedor y los empresarios de mayor capacidad directivo.

El directivo ha de aprender a manejarse en entornos volátiles, cambiantes y en muchos casos debilitados. Los valores personales, familiares y empresariales se han diluido y no resulta fácil trabajar en este nuevo contexto ni muchas veces conseguir los resultados requeridos. El directivo ha de ser consciente de que su organización saldrá adelante sólo con grandes dosis de compromiso personal y con trabajo constante y bien hecho.

El directivo del futuro ha de asumir riesgos y ser capaz de cambiar los entornos jerárquicos y burocráticos e implantar los de carácter colaborativo.