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He hecho recientemente una relectura de un excelente manual cuya referencia encontrareis también en mi blog. Robert J. Kriegel y Louis Patler, los autores, lanzan en su libro cuyo titulo incluyo en el de este post la hipótesis de que, en el pasado, los cambios tenían lugar de forma paulatina, y previsible.

Muchos de nosotros (los de la generación de los 50 y 60) nos acordamos de los ejercicios de planificación estratégica que estudiamos en nuestra época universitaria. También de que hasta los años 90 muchas organizaciones se movían en contextos de “certidumbre”.

Aunque los autores se refieren, evidentemente a otro contexto, son conscientes de que desde los años 90 vivimos en un mundo nuevo e imprescindible, en el que cualquier tipo de planificación tiene muchas posibilidades de convertirse en obsoleta, inclusive, en el mismo momento de ser formulada.

¿Alguien fue capaz de evaluar lo que pasará con lo que hoy denominamos “entorno de internet”?. ¿Alguien es capaz hoy de fijar o determinar lo que va a ocurrir con las redes sociales?. Es evidente que los métodos de análisis y planificación tradicionales chocan con una realidad en cambio permanente. Los autores son conscientes de que para adelantarnos a los cambios, a los nuevos sistemas de organización social, a las demandas de estos nuevos colectivos sociales, a los problemas que genera la diversidad etc…, las organizaciones necesitan un nuevo tipo de manager, aquel que es capaz de aprender y usar nuevas formas de pensamiento.

“La sabiduría convencional nos dice que debemos responder rápidamente al cambio. Pero los líderes del futuro no sólo deben dedicarse a responder; deben ser creadores”. Los que tienen la mentalidad del “rómpalo” saben que el futuro no se encuentra, sino que se inventa.

«El futuro lo modelan las personas que tienen visión, valor y sabiduría para pensar más allá de los límites de lo conocido”. Sin embargo para ello es necesario rigor, transparencia y sentido común.

Necesitamos un cambio real en los métodos de aprendizaje (de hecho soy de los que pienso que probablemente la universidad es hoy, una de las instituciones más necesitadas de cambio). No dispondremos de un nuevo perfil de directivo si no introducimos en el entorno académico nuevos mecanismos que impidan que los estudiantes se ahoguen con la inundación de información y que les permita “aprender a aprender y no que cosas deben aprender”.

Si me permito escribir sobre este texto más allá de que la referencia al libro ya figura desde el año 2009 en el blog, es porque hoy, quizás más que en su primera lectura, me ha aparecido terriblemente provocador. Os invito a afrontar la sensación y la necesidad de “romper” con alguna actitud empresarial, personal etc que resulta o ha resultado poco o nada consecuente con la situación a la que se aplicó.

Termino esta nota con una frase de los autores. “Viva su vida con mentalidad de romper y se sorprenderá continuamente de sí mismo. Hará más de lo que podría, será más de lo que creyó que era, y vivirá una vida satisfactoria, plena y emocionante”.

Interesante y estimulante…¿verdad?.