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Esta fuera de toda duda que en los últimos 10 años hemos modificado muchas de las actitudes y comportamientos sociales y organizativos como consecuencia del avance imparable de las nuevas tecnologías.

Una reflexión personal que creo resume la constatación básica del informe elaborado por el Circulo de Economía  publicado en 2017 y que he tenido la oportunidad de releer este verano. Un informe accesible en https://www.circuloeconomia.com/digitalizacion-y-gestion-de-personas/ y que considero que no perdido validez. ¡Al contrario!

“Esta transformación ha permitido la aparición de nuevos modelos de negocios disruptivos donde, en los casos más extremos, se ha migrado a modelos de servicios gratuitos o de economía colaborativa. También se ha acelerado vertiginosamente la velocidad de cambio y, en muchos casos, se han minimizado las barreras de entrada facilitando la entrada de competidores no tradicionales” En el proceso de transformación acelerado que vivimos, y particularmente desde el 2017, las organizaciones, para sobrevivir, han de mantener su competitividad en todo momento enfrentándose a un contexto radicalmente cambiante. Un entorno que en aquel momento se definió como (Volatilidad, Incertidumbre -en ingles uncertainly-, Complejidad y Ambiguedad)

Si unimos en un solo escenario la necesidad de la transformación de nuestros modelos de vida/actividades, de las estructuras organizativas, de la necesidad de afrontar y enfrentarnos a situaciones imprevistas este entorno, -lleno de ambigüedad y continuos cambios-, estamos obligando a las organizaciones a adaptarse y reaccionar con inteligencia y agilidad si quieren subsistir y continuar siendo competitivas. Hace no muchos años para los directivos lo digital se circunscribía, casi exclusivamente, a las redes sociales, Hoy en día, lo digital es una parte sustancial de la vida humana y organizacional.  

Los retos inherentes a la transformación nos demandan un cambio de actitudes personales, organizativas y sociales. Desde el punto de vista social las organizaciones que no quieren desaparecer y seguir siendo competitivas se esfuerzan por gestionar el cambio digital y crear las condiciones necesarias para asegurar su éxito a largo plazo. La buena noticia es que muchas lo consiguen, pero, no es nada fácil ya que la velocidad del proceso en tan rápida que puede llegar a superar

La realidad es que el ritmo de la irrupción digital es muchísimo más rápida que la capacidad que tienen muchas organizaciones y sus profesionales en adaptarse y responder eficientemente. La gestión del cambio es, con mucho, el principal cuello de botella de la transformación digital.

La dimensión personas de la transformación digital.

Si bien, la adopción de la tecnología sigue siendo la prioridad en todos los procesos de adaptación digital, la dimensión de personas de estas transformaciones se ha convertido en la clave para garantizar la sostenibilidad de los cambios. Contribuir a la transformación digital de las organizaciones con éxito es el nuevo reto que afronta la gestión directiva.

Los avances tecnológicos han permitido encontrar respuestas a los retos que supuso la pandemia. Nos permitió estar mejor conectados, ser más colaborativos, acceder mejor a la información y el conocimiento fácilmente, adquiera mayor autonomía y tenga un mayor impacto personal. A su vez, las organizaciones requieren del talento adaptación continua y mayor compromiso; cosa que, -en un entorno de cambio de valores, revolución del conocimiento y guerra por el talento-, no es fácil de conseguir. De ahí que estos profundos cambios afecten a los directivos ya que los paradigmas de gestión de las personas han cambiado drásticamente.

Retos del liderazgo para contribuir a la transformación digital.

Como ya he comentado, los paradigmas de gestión de las personas han cambiado como consecuencia de la adaptación de las organizaciones al entorno VUCA en el que están involucradas y su transformación digital para ser competitivas, según la nueva definición de su modelo de negocio.

En este entorno, el rol del manager es fundamental. Pero no es nada fácil que lo desempeñen con éxito. Los análisis e investigaciones más recientes nos dicen que los procesos de transformación de las organizaciones fracasan, en más de un 60%, debido ni más ni menos, a que la mayoría de los directivos no tienen en cuenta los principios y reglas para llevarlos a cabo.