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Recientemente Ramon Tamames afirmaba «el plan E del gobierno es un proyecto publicitario, que está creando empleo pasajero, porque no es nada productivo, Estamos saturados de polideportivos y de otros centros similares, pero lo cierto es que vamos a un déficit del 10% del PIB y la recaudación fiscal está colapsada».

Considero que esta descripción, hecha además por un economista de gran reconocimiento, debería de ser tomada en consideración y ser objeto de reflexión y debate por parte de las «clases dirigentes» de nuestro país.

Es indudable que Tamames se une a quiénes desde muchos ámbitos, públicos y privados, sociales, académicos, y empresariales piden al Gobierno que haga reformas estructurales. De hecho lo que hace el profesor es incidir en el acusado contraste entre lo política de gasto público defendida por éste para conseguir un descenso de los niveles de desempleo e invertir la tendencia de destrucción de puestos de trabajo, y lo expresado y propuesto por muchos en el sentido de que sólo se conseguirá reducir y consolidar una tendencia positiva en este campo si se realizan reformas en profundidad, reformas de carácter estructural que ya están, por otra parte, realizando países de nuestro entorno con niveles de desempleo muy inferiores al nuestro.

Se dirá que nuestra economía tiene la capacidad de absolver niveles de desempleo superiores a las del resto de países de nuestro entorno como consecuencia de determinados factores sociales que nos diferencian del resto pero ante esta afirmación conviene recordar que hemos pasado de un nivel de desempleo del 7,8% en el año 2006 (habiendo absorbido un volumen de inmigración muy importante en los años anteriores), tan sólo 0,7 puntos por encima de la media de los países del UE15, al 18,7% actual (frente al 9,1% en estos mismos países).

Este dato que nos puede llevar en los próximos meses a alcanzar la cifra de 5M de desempleados, evidentemente nunca alcanzada en España, está sesgado positivamente como resultado de que hay muchos trabajadores desempleados (fundamentalmente los extranjeros) que pueden no estar inscritos como desempleados -y por tanto no figuran en las estadísticas- como consecuencia de su poca credibilidad en el Sistema Público de Empleo y de la decisión tomada por dicho sistema de no considerar como desempleado al trabajador que está desarrollando un proceso formativo. Alguien me dirá que en todo caso deberíamos de considerar la «economía sumergida» que sin duda esta creciendo en los últimos meses pero……

Nuestro gobierno confía que las ayudas que esta prestando al sistema financiero, las ayudas a la inversión pública (plan E, etc), y otros incentivos que esta llevando a cabo en materia de políticas pasivas (nueva cobertura económica a los desempleados sin prestación etc) sirvan para reactivar la economía, la confianza y el consumo, y el incremento de determinadas ventas como las de vehículos o el de viviendas parecen darle la razón pero no creo que sean suficientes.

Otros países de nuestro entorno, sin embargo, están haciendo este tipo de medidas «de gasto público» compatibles con reformas de carácter más estructural, medidas que en todo caso resultaría necesario abordar en nuestro país empezando por las que han debatido en los últimos meses en el seno del diálogo social.