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Cuando acabamos de recibir la noticia de que nuestro ejecutivo está descontando ya “salida de la crisis” y que bajo esta perspectiva formula los próximos presupuestos, me he permitido revisar lo que escribí sobre este tema, allá por el lejano año 2009.

En el post que encontrareis bajo el título “Desempleo y Crisis” http://pauhortal.net/blog/desempleo-y-crisis/ escrito hace 4 años hacía referencia a las afirmaciones de Ramon Tamames al hilo del denominado Plan E (recordareis que este es el nombre que tuvo el plan de infraestructuras que puso en marcha el gobierno de Zapatero al inicio de su segundo mandato). “el plan…..es un proyecto publicitario, que está creando empleo pasajero, porque no es nada productivo, Estamos saturados de polideportivos y de otros centros similares, pero lo cierto es que vamos a un déficit del 10% del PIB y la recaudación fiscal está colapsada.”.

Afirmaba también en el referido post que consideraba esta descripción, hecha además por un economista de gran reconocimiento, como un elemento a tomar en consideración y ser objeto de reflexión y debate por parte de las “clases dirigentes” de nuestro país. Éramos ya muchos los que pedíamos entonces, la puesta en marcha de reformas estructurales. Decía también que la afirmación del profesor Tamames no suponía más que incidir en el acusado contraste entre lo política de gasto público defendida para conseguir un descenso de los niveles de desempleo e invertir la tendencia de destrucción de puestos de trabajo, y lo expresado y propuesto por muchos en el sentido de que sólo se conseguiría reducir el desempleo con cambios profundos en nuestra economía productiva. Luego llegaron los llamados “brotes verdes”.

Aunque es necesario reconocer que nuestra economía tenía (y parece seguir teniendo) la capacidad de absolver niveles de desempleo superiores a las del resto de países de nuestro entorno como consecuencia de determinados factores sociales, conviene recordar que hemos pasado de un nivel de desempleo del 8% en el año 2006 (habiendo absorbido un volumen de inmigración muy importante en los años anteriores y tan sólo 1 punto por encima de la media de los países del UE15) al 26% (con cifras superiores al 6M de desempleados). De la distancia, hoy, con el resto de los países de la UE es mejor olvidarse.

Los únicos cambios estructurales que hemos sido capaces de generar en estos cuatro años son: los derivados de un ajuste brutal en el volumen de ingresos de los ciudadanos (con el mismo resultado que si hubiésemos hecho una devaluación de nuestra moneda), y, de un incremento muy relevante del peso exportador de nuestra economía. 

Mientras tanto hemos constatado como los gobiernos han sido incapaces de llevar a cabo ningún tipo de medida de carácter estructural o de cambio de modelo. Y ni mucho menos establecer medidas (aparte de las políticas de austeridad en el gasto) cuyo resultado haya servido para reactivar la economía, la confianza y el consumo.

Estamos viviendo en los últimos meses un proceso de reducción en la velocidad de destrucción de empleo (se habla incluso de un incremento en el número de cotizantes a la Seguridad Social), aunque nadie es capaz de prever cuando se producirá un cambio de tendencia significativo en materia de empleo. Mientras tanto, nos estamos evidentemente beneficiando de una coyuntura política internacional que favorece al sector turístico y de servicios, pero resulta significativo que no somos capaces de crear empleo en el sector industrial, que, lamentablemente sigue, aunque a un velocidad mucho más reducida, reduciendo sus actividades en nuestro país.

Si nuestro tejido industrial no es capaz de reaccionar a lo que parece ser la salida de la crisis en los entornos internacionales no se me ocurre cómo vamos a crear nuevos empleos que nos permitan reducir los niveles de desempleo, y ello a pesar del incremento constatable de la «economía sumergida». De hecho en una conversación reciente con uno de los economistas más relevantes del país me confirmaba que probablemente hemos tocado “suelo” pero dicho esto se ratificaba en su opinión de que todo pende de un hilo y que acontecimientos de carácter menor como los ocurridos recientemente en Grecia y en Italia podían tener consecuencias nefastas.

Terminaba mi post en 2009 con la frase “ya me dirán que es lo que nos espera”. 4 años después la termino con las preguntas siguientes ¿Estamos haciendo lo suficiente? y ¿Qué podemos esperar para los próximos años?. Mientras tanto os dejo un vídeo de una excelente película «los lunes al sol» http://www.youtube.com/watch?v=EW4LmdSlzJw

Si recogemos el mensaje positivo que transmite la película deberíamos de ser capaces de minimizar los riesgos que van a suponer cara el futuro el hecho de que dispongamos ya de «dos generaciones perdidas».