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De la lectura de la prensa y del seguimiento de los medios (hoy domingo 27 de Abril es una clara referencia) deducimos que estamos iniciando una intensa crisis en el mercado de trabajo con un incremento sustancial del volumen del desempleo.

Creo haber leído, en los últimos días, que se prevé más de 500.000 nuevos desempleados a finales de año, de los cuales un elevado porcentaje serán profesionales inmigrantes que estaban trabajando en el sector de la construcción.

Paralelamente, hoy aparece también en los medios una referencia a la iniciativa de la CECOT de reclutar profesionales ucranianos para el sector metalúrgico en Catalunya. Lo que va a ocurrir, está ya ocurriendo. Por una parte, nos encontramos con una bolsa de profesionales no cualificados o cualificados en determinadas actividades que hoy no son demandadas por el mercado, con el añadido de que muchos de ellos son personas inmigrantes, en paralelo a que existen claras bolsas de empleo que no pueden ser cubiertas por la falta de profesionales adecuados.

Es la ley de oferta y demanda cuyo ajuste lamentablemente no es tan rápido ni fácil como a muchos les gustaría. Por otra parte, es evidente que este ajuste se complica por las dificultades siguientes: la falta de atractivos y motivación a la movilidad geográfica, la falta de conocimiento de la oferta formativa que podría ayudar a estos profesionales a reciclarse en nuevas actividades y, por último, la falta de transparencia y flexibilidad de nuestro mercado de trabajo.

Frente a ello, a pesar de algunas iniciativas particulares de interés, no se desarrolla una política global, no se trabaja lo suficiente en la relación entre el sector educativo y el mercado de trabajo y se buscan soluciones llamémoslas ‘mágicas’ como contratar a 1.500 orientadores para ayudar a la reinserción de estos profesionales.

Lo siento pero no creo en la eficacia de este tipo de soluciones.