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He escrito recientemente bastante sobre las reuniones. Hay quien opina que la mejor manera de controlar y hacerlas eficaces es simplemente suprimiéndolas. 

No obstante, hoy quiero incidir tanto en la necesidad de agilizar y organizar las múltiples reuniones que tenemos en las organizaciones con la necesidad de potenciar las relaciones sociales y la sociabilidad. En este sentido, considero que sería interesante aprender del modelo japonés respecto a como generar orientación social, cohesión y el control de los sentimientos individuales, sin que ello deba de significar necesariamente que traspasemos a nuestro entorno alguno de sus vicios.

Soy uno más de los convencidos que la potenciación de la creatividad en las organizaciones es una de las claves para su desarrollo. Si el capitalismo se ha convertido en el modelo universal de organización social es porque es el único medio que permite el impulso de la creatividad individual gracias a que crea los estímulos suficientes para su desarrollo. El proceso competitivo básico en el sistema capitalista se ha demostrado como él mejor para impulsar la creación de nuevas ideas, la experimentación permanente, y el refuerzo de la iniciativa individual.


Una de las mayores virtudes del sistema capitalista es su capacidad para entrelazar permanentemente recompensas explicitas a la creatividad y a la iniciativa individual.


El sistema no consiste únicamente en los incentivos económicos, sino que es capaz de mezclar estos incentivos con otro tipo de motivaciones que facilitan la innovación en beneficio de la humanidad.

La causa fundamental del fracaso de los sistemas socialistas en la economía es que el control del Estado es un freno para la creatividad individual, lo que conllevaba como resultado un menor compromiso individual y una menor inversión humana en hacer el mundo mejor.

¿Estás de acuerdo con esta afirmación?