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Como muy acertadamente afirmaba Joan Coscubiela en un reciente articulo el mayor reto que deberá afrontar Valeriano Gomez como nuevo ministro de trabajo es el de que le dejen serlo.

Como he escrito en otros comentarios de mi blog creo que Valeriano es una de las pocas personas de éste país capacitadas para resolver (si le dejan) muchos de los problemas pendientes de nuestro marco laboral y de nuestro mercado de trabajo. Estoy convencido que existen pocas personas como él (uno de ellos sería Jaime Lopez Cossio) capaces de definir, impulsar y poner en marcha las políticas que nuestro país necesita para resolver los grandes dilemas y disfunciones en materia de nuestro mercado de trabajo.

Son pocas las personas capaces de «ponerlo en una situación adecuada» para conseguir introducir medidas que minimicen el impacto de la crisis en el empleo y conseguir un cambio cualitativo en el crecimiento en el momento en que la crisis entre en fase de superación. Sin embargo la clave fundamental de su nueva posición es la de si va a poder navegar entre las aguas turbulentas de las exigencias sindicales, las presiones de las comunidades autónomas y las recomendaciones que le vendrán desde el Ministerio de Economía muchas de ellas impuestas u orientadas desde Bruselas/Berlin.

Se ha escrito mucho sobre la capacidad de modificación y margen de negociación que tiene el ministro en la puesta en marcha de los reglamentos derivados de la ley 35/2010 o de la reforma laboral, dado que evidentemente y al margen de la celebre frase “a mí déjenme los reglamentos” los márgenes de maniobra son muy reducidos.

Valeriano puede y debe orientar unas normas que, respetando la norma legal evidentemente, clarifiquen algunos de los elementos peor regulados en ella, entre ellos el que se refiere al despido por causas objetivas al mismo tiempo que puede (y estoy seguro que hará) plantear una reforma de las políticas activas de empleo que eludiendo la responsabilidad que no le compete (crear empleo) facilite e introduzca elementos de racionalidad a una gestión que necesita un cambio radical.

El cambio de las políticas de empleo pasa, como acertadamente señala también Joan, por dotar a los servicios de publico de mejores recursos, pero también por establecer criterios comunes, exigir eficiencia, establecer mecanismos de medición de los resultados etc. Y también por establecer marcos de coordinación entre los servicios públicos de carácter autonómico. Y entre ellos y el Servicio Público Estatal.

También pasa, evidentemente, por introducir elementos de competitividad en este marco. No voy a repetirme sobre el hecho de que no hemos sido capaces de introducir esta competitividad en el marco del empleo cuando si lo hemos hecho (y en muchos casos de forma muy razonable) en materias tan o más complejas como la educación o la sanidad.

Sin embargo somos muchos los que somos conscientes de que esto no ha sido posible debido a que muchas veces los fondos públicos dedicados a la gestión de estas políticas de empleo se han dedicado a otros objetivos y gestionado “de espaldas”. Sin embargo esto es algo que estoy seguro que Valeriano va a intentar corregir. También no tengo ninguna duda de que va a proponer una reforma de la formación profesional que es otra de nuestras necesidades perentorias. Sobre lo que no estoy realmente convencido del margen de maniobra que va a tener en el tema de la reforma de las pensiones y en su relación con los partidos políticos en el seno del Pacto de Toledo. Dudo que el PP de su brazo a torcer y permita alcanzar un consenso en este punto.

Creo también, que al margen de los intereses políticos del corto plazo, la situación económica (y lo podemos constatar una vez más por los hechos ocurridos esta última semana) exige, nos exige, alguna modificación sustancial en el calculo de las pensiones si no queremos dañar gravemente al sistema y mantener su viabilidad futura.

Otro punto pendiente y de difícil solución es el tema de la reforma de la negociación colectiva donde va a tener que imponer sus criterios dado que creo que va ser difícil hallar consensos, en este punto, con las organizaciones sindicales.

Ah y por cierto saludo con cariño el cambio de posición que Joan manifiesta sobre las empresas de “outplacement” (a mi me gusta llamarles empresas de recolocación) de las que solicita que se regule su funcionamiento. No era esta su posición mientras ocupaba el puesto de Secretario General de CCOO en Catalunya. Sin embargo bienvenido sea el comentario/opinión. Núnca es tarde para rectificar.