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Conseguir un grado de satisfacción en la tarea que desarrollamos es clave para el éxito personal y profesional. El éxito exige “estar en forma” y conseguir el equilibrio tanto en los aspectos físicos, mentales y sociales.

Es necesario aprender a cuidar de las tres «patas» del bienestar personal como la mejor precaución para no quemarse y conseguir los resultados esperados.

Todo lo mencionado anteriormente, requiere un buen conocimiento de uno mismo, y una visión clara acerca de lo que deseamos de nuestra vida en un futuro. Por ello es necesario que todos hagamos de forma puntual y constante el esfuerzo de parar un momento, reflexionar y hacer una revisión sobre donde estamos y a donde vamos. Un buen conocimiento de uno mismo es la base para una evolución profesional positiva.

Para hacer esta revisión es necesario contestar objetivamente a estas cuestiones:

1. ¿Cuál es mi foco en la competencia profesional? Analizando tus propias experiencias y logros puedes destacar cual es el foco de tu competencia. La competencia es algo que tú has ido desarrollando con el tiempo y has utilizado con éxito. Está comprobado. No es sólo algo lejano que has leído o escuchado en los seminarios.

2. ¿Cómo podría describir mi personalidad? Analiza cuales son tus talentos naturales, cualidades y defectos, valores y prioridades. Los aspectos personales dicen mucho sobre que clase de trabajo es el más adecuado para ti y en que tipo de entornos conseguirás mejor un equilibrio, la satisfacción y la felicidad personal. Si no podemos transformar a un lanzador de pesas en el mejor corredor de los 100 metros, es prácticamente imposible convertir a una persona impaciente y activa en un meticuloso contable.

3. ¿Qué es importante para mi en el trabajo?  ¿Qué me motiva? Piensa acerca de tu actual trabajo y puestos anteriores, así como proyectos que has realizado y pregúntate a ti mismo en cual y en qué de cada uno de ellos has disfrutado y que aspectos no te han gustado. Quizás encontraras un modelo a seguir, o sea, tus áreas de motivación.

Después de este análisis debes reflexionar acerca de lo que siempre habías imaginado, tu visión, y la de tu familia, sobre como hubiese sido de diferente tu vida, digamos de hace tres años hasta ahora, si las cosas han resultado como tu esperabas. Sólo después de haber creado tu propia visión, puedes empezar a pensar sobre tus objetivos, prioridades y acciones paso a paso.

Planificar tu trayectoria futura empieza de la misma manera que leer un mapa, definiendo dos puntos: donde estas actualmente y donde quieres estar en el futuro.