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Estamos afrontando una revolución que cambiará, probablemente para siempre la forma de vivir y de trabajar.

Aunque no tenemos ninguna certera sobre cómo será el futuro lo que parece de fácil pronóstico es el hecho de que los conceptos de trabajo y empleo no van a tener, para una parte relevante de los seres humanos el mismo significado que han tenido para nosotros en los últimos 300 años.

Sí estamos en la que muchos denominan 4ª revolución industrial y que muchos definen como el resultado de la suma de tecnología digital, inteligencia artificial, globalización e hiperconectividad. Son conceptos que suenan bien pero que aplicados sobre los términos trabajo y empleo pueden tener consecuencias muy relevantes. Si los abuelos de los que hoy estamos en el entorno de los 60, es decir la generación que nació en el primer cuarto del siglo XX revivieran les sorprenderían los móviles, internet, y muchos de los elementos que hoy ha forman parte de nuestras vidas. Klaus Schwab afirma que “los cambios con los que nos vamos a enfrentar no tienen nada que ver con todo aquello que la humanidad ha experimentado desde el inicio de la especie

La OCDE afirma que lo tenemos mal. Estamos en pleno cambio que no somos capaces de imaginarnos y lo que estamos viviendo no suena nada bien. Trabajos/empleos precarios, reducción de salarios, irrupción de nuevos contextos laborales totalmente precarios. Estamos ya en un proceso donde los trabajos de carácter temporal, la contratación por servicios etc va a imponerse sobre el formato de trabajo normal y regularizado. Los procesos de automatización, como mínimo a corto plazo, van a generar una reducción sustancial de empleos de poca cualificación y la sustitución de trabajos estables por otros precarios y con peores remuneraciones.

Y este proceso no va a detenerse…


Es posible que así sea el futuro si no le ponemos remedio. La magnitud esta por definir pero es evidente que el proceso es imparable y no afrontarlo es un error que vamos a pagarlo caro.


Para empezar el mayor error cometido fue llamarle recuperación a la salida de la crisis. Si me refiero a lo que se produjo a partir del 2012/2013 ahora que parece que volvemos a entrar en un nuevo periodo recesivo. ¿Quién quería ‘recuperar’ el modelo anterior? ¿Sinceramente alguien considera que la solución era replicar las estructuras económicas anteriores al 2008? ¿Qué hemos hecho en éste último periodo al margen de intentar adaptarnos a los cambios digitales que supone la robotización y la inteligencia artificial?

Lo que hemos hecho es sustentar la recuperación económica no en un cambio de los procesos productivos sino en una estructura de productos y servicios de bajo coste basados en bajos salarios, una reducción de las coberturas sociales, la liquidación de los fondos públicos destinados a cubrir el gasto en pensiones, el mantenimiento de una estructura administrativa poco productiva e ineficiente, y la presencia de unos niveles de endeudamiento global (fundamentalmente público) inasumible en un nuevo periodo recesivo como el que parece que estamos a punto de iniciar.

En el conjunto de las reflexiones que inicio con este post y que voy a titular ¿Tiene el empleo futuro? voy a intentar plantear y si es posible responder a las siguientes reflexiones y/o preguntas:

  • Tenemos un problema con el empleo que resolveríamos si fuéramos capaces de crear más empleo, aunque tengamos la certeza de que los procesos de automatización van a generar mayores volúmenes de desempleo a corto plazo. ¿Cómo podemos crear nuevas oportunidades de empleo?
  • Es probable que el 50% de los empleos actuales puedan desaparecer en 10 años, pero sólo el 5% podrá ser sustituidos completamente.  ¿Es cierta esta afirmación? ¿Debemos de crear empleos ficticios?
  • Todas las previsiones plantean que 3 de cada 4 empleos disponibles 2030 no existen hoy. Aunque sí que nos imaginamos es que van a exigir nuevos perfiles y competencias. ¿Qué tiene que hacer nuestro sistema formativo para dar respuesta a estos retos?
  • El futuro de las pensiones depende del empleo. Una dependencia que no será posible mantener en el futuro ya que probablemente estaremos obligados a pasar de un sistema de protección del desempleo a otro basado en la protección a las personas. ¿Tenemos que renunciar al estado del bienestar?
  • El mundo en 2050 se parecerá poco al que vivimos hoy, empezando por el hecho de que existe una alta probabilidad de que en los océanos haya más plástico que peces. ¿Cuál es el impacto real que el cambio climático (del que ya nadie es capaz de dudar) va a generar en el empleo.

¿Alguien puede dudar de la relevancia y la idoneidad de este conjunto de cuestiones?.