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Hace pocas semanas señalaba que vivimos una época de turbulencias, tensiones, desilusiones y desconciertos gracias a la incapacidad para anticiparnos a los efectos de lo que nosotros mismos generamos. 

Parece que el ser humano necesite entrar, de tanto en cuanto, en este tipo de entornos. Unas reflexiones que formulaba en un post titulado “vivimos en tiempos inciertos” accesible en http://pauhortal.net/blog/vivimos-en-tiempos-inciertos/ Un post, por cierto, escrito cuando no eramos todavia conscientes de lo que nos llegaría con el covid19

Recordemos que hace tan sólo 30 años, en los inicios de última década del siglo XX, y época en la que vivimos el nacimiento y desarrollo de internet llegamos a creer en la posibilidad de entrar en una época de progreso y desarrollo sin paragon en la historia del ser humano.

Llegamos a creer que el futuro, gracias a la presencia de la red y todo lo que ella nos iba a aportar, dispondríamos de un conjunto ilimitado de bienes, se forjarían nuevas redes sociales etc. En definitiva nos convencimos de que se reafirmarían los movimientos políticos y sociales que favorecerían el desarrollo en positivo del ser humano. Sin embargo, los acontecimientos producidos en las dos primeras décadas de este siglo: los hechos del 11 de Setiembre del 2001, la guerra de Irak, la crisis financiera del 2008, el nacimiento del ISIS, la falta de gobernanza del desarrollo digital, el desarrollo de las ideologías y planteamientos populistas y el incremento de las desigualdades sociales en un mundo global y cada vez más interconectado nos han llevado a vivir en una época  en la que todo es incertidumbre, desesperanza y porque no decir miedo.

Un contexto que nos exige que adoptemos actitudes y exigencias individuales, organizativas y sociales. A saber:

Aprender a vivir en entornos de incertidumbre:

En evidente contraste con lo que ocurría en la segunda mitad del siglo XX hoy es imposible saber que pasará mañana. La ansiedad ha sustituido a la arrogancia. Por un lado, los estados y las comunidades están cada vez más divididos. En los países más desarrollados y los que están creciendo las desigualdades sociales se están profundizando. “Por otro lado, el ritmo y la magnitud del cambio tecnológico hacen que sea prácticamente imposible pronosticar qué tipos de amenazas se encuentran en el horizonte cercano, y mucho menos cómo enfrentarlas”.   h

Capacidad para aceptar el cambio y afrontar nuevos retos:

Desde la realidad del cambio climático, al problema de las nuevas desigualdades sociales pasando por los que impone el desarrollo tecnológico constante. Suponiendo que seamos capaces de minimizar los efectos que el desarrollo descontrolado y la falta de voluntad política y social generan sobre nuestro propio entorno vital, la aparición y el desarrollo de las nuevas tecnologías (inteligencia artificial, robótica, genómica y biotecnología) es fascinante y desconcertante en igual medida. Existe el temor generalizado de que la automatización al margen de generar niveles de desempleo masivo, y que los algoritmos faciliten en control social por parte de las élites. 

Crear nuevas narrativas que sustituyan a las del pasado:

Las argumentaciones que vinculaban el desarrollo de internet con el triunfo de la democracia liberal se han mostrado completamente falsas y alejadas de la realidad. Al contrario, a menudo el desarrollo tecnológico actua y es usado para reforzar los conceptos e ideologías mas retrógradas y contrarias al concepto de -democracia participativa-. No hay espacios discursivos que indiquen la dirección en la que pueden ir las nuevas narrativas por lo que tenemos la tendencia a retomar las del pasado. La ausencia de una narrativa que atraiga y actúe de incentivo para el desarrollo social es profundamente inquietante, en especial en Occidente.

Desarrollar nuevas estructuras políticas y de gestión:

En un mundo acelerado e interdependiente, las decisiones que tomen los líderes políticos y empresariales pueden llevarnos, incluso, a la destucción total. Hoy las estructuras democráticas basada en el voto universal y los partidos politicos está en crisis. La buena noticia es que un mayor acceso a Internet y los medios de comunicación está cerrando la brecha digital. Como resultado, cada vez más personas tendrán la oportunidad de influir en el debate y actuar. Ya sea que los ciudadanos tengan o no el tiempo o la energía para formar parte de las conversaciones, la verdad es que todos se verán afectados, algunos más negativamente que otros.

Capacidad de dar respuesta a las nuevas demandas sociales:

Todo esto exige que hagamos frente a una verdad incómoda. Si bien existen muchos motivos para ser optimistas acerca del futuro (especialmente si se es asiático), la interdependencia y la aceleración hacen que sea más difícil —no más fácil— trabajar en la solución de los retos con los que nos enfrentamos. problemas mundiales comunes, que van desde el cambio climático y el colapso financiero hasta la proliferación de armas de destrucción masiva o las pandemias mortales. Quienes toman las decisiones no saben cómo continuar, mucho menos prosperar, en un mundo multipolar y displicente.

Desarrollar nuevos métodos y sistemas de formación y aprendizaje:

Mientras ocurre todo lo anterior la educación y los procesos de aprendizaje están en crisis. Por primera vez en un siglo, la mayoría de las sociedades no saben qué enseñar en sus escuelas y universidades. Al igual que en la política, el enfoque a menudo se centra en las prioridades a corto plazo o en reciclar el pasado. Sin embargo la realidad es que nadie tiene idea de qué habilidades serán necesarias dentro de unos años, y mucho menos cómo serán los trabajos del futuro.


El futuro nunca ha sido estable o seguro por lo que en todos los procesos siempre hay ganadores y perdedores.


«Nuestra oportunidad y nuestro desafío (reside en) acomodar una pluralidad de ideas y principios, distinguir los hechos de la ficción y fomentar la acción colectiva sobre los riesgos existenciales más urgentes que enfrenta nuestro frágil mundo. Si queremos sobrevivir y prosperar en esta nueva era de incertidumbre, todos tendremos que aprender a superar las dificultades. Aunque estamos mentalmente programados para pensar a corto plazo, tendremos que enseñarnos unos a otros, y a las generaciones futuras, a tener una visión a largo plazo»

Tenemos por delante un largo camino que recorrer y muchos retos a superar. «El camino a seguir es incierto y probablemente será agotador. Será necesario perfeccionar nuestras habilidades críticas y analíticas, y desarrollar una mayor capacidad de anticipación, adaptación y resistencia frente a los cambios bruscos del sistema. No nos equivoquemos, ya no podemos darnos el lujo de dormirnos en los laureles”.

El riesgo reside en que “frente a la incertidumbre, muchos responsables de la toma de decisiones se verán tentados a detener el reloj, ofrecer soluciones simplistas y retirarse hacia el pasado (…) los que se quejan de que esto es una tarea ardua deberían comenzar a arremangarse. No tenemos alternativas por lo que no podemos ignorar los desafios o mirar para otro lado. El riesgo ea la catástrofe. «La verdad es que todos debemos comprender más, para que podamos temer menos”.

Nota: este post está basado en el artículo de Robert Muggah e Ian Goldin accesible en https://es.weforum.org/agenda/2019/01/como-sobrevivir-y-prosperar-en-nuestra-epoca-de-incertidumbre/. Las partes entre comillas son literales, el resto contiene elementos procedentes de mi propio criterio y son el resultado de mis propias reflexiones.