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El pasado martes 30/09 participé en una sesión del COE-SOIB en Palma de Mallorca dedicada al análisis del impacto de la IA en la gestión del empleo. 

Unas jornadas en las que participaron más de 100 profesionales y gestores de las políticas activas de empleo que actúan tanto en el Sector Público como en entidades colaboradoras de esta Comunidad.

He aquí un resumen de los aspectos que considero más relevantes de mi intervención.

Lo que os propongo no es ciencia ficción. Necesitamos pasar de ser gestores de Programas a gestores de un Sistema un Sistema que propone, controla y aprende. Un sistema que se fundamente en los elementos siguientes:

Orientación basada en datos, pero también en emociones.

Espacios de datos del empleo con gobernanza participativa.

Algoritmos auditables, éticos, explicables.

Una nueva relación entre todos los actores.

Pero nada de esto sirve si no cambiamos las conversaciones. Si seguimos gestionando desde la desconfianza, el control y el miedo.

Las 3 preguntas clave que lo cambian todo. ¿Y si…?

¿Y si la IA no sirve para orientarnos, sino para escucharnos mejor? Imaginemos una Orientación Profesional que atiende y entiende las necesidades de sus usuarios: decisiones, errores y aciertos, miedos, motivaciones etc. Que dispone de herramientas para cruzar los datos de sus usuarios con los de miles de trayectorias reales. Que no te limita de decir «qué estudiar», “qué hacer” o “donde puedes trabajar” sino qué responde a las necesidades de los demandantes, Que les presenta historias que funcionaron y que permita comprender las razones de este éxito.

¿Y si dejamos de clasificar personas con etiquetas, y empezamos a mapear sus posibilidades dinámicas? La IA no está con nosotros para replicar los modelos del pasado. Olvidémonos del CV que vamos a tener que abandonar en los escritorios o en los archivos de los PCs. Generemos un perfil profesional (pasaporte de competencias) vivo, que aporte valor, que muestre la realidad de una forma positiva y qué este centrado en dar respuesta a las necesidades del tejido empresarial y organizativo. Y que puede ayudar a las personas que más lo necesitan: quienes no tienen títulos, pero sí experiencia.

¿Y si en lugar de sólo automatizar procesos, usamos la IA para ayudarnos a rediseñar decisiones humanas? La clave no es que la IA no sólo formule recomendaciones basadas en los datos objetivos. La clave es que nos ayude a intervenir y proponer acciones de valor. La clave no reside en incrementar los recursos disponibles (que también) sino en formularse mejores preguntas.

Debemos poner sobre la mesa una evidencia incómoda: Estamos gestionando el empleo del siglo XXI con mentalidades del siglo XX, usando lógicas del siglo XIX. Y eso, aunque duela, no se arregla con más digitalización. Se arregla cambiando las preguntas, la cultura de gestión y desarrollando nuevos instrumentos

Palancas o implicaciones operativas

Palanca 1 — Eficiencia del gasto: hemos de ser capaces de obtener los mejores resultados con los recursos disponibles. No sé trata (sólo) de más recursos sino de conseguir incrementar la eficiencia en la gestión. Debemos priorizar programas de alto impacto (itinerarios integrales, microcredenciales, intermediación inteligente) para maximizar las oportunidades.

Palanca 2 — Colaboración real en todos los ámbitos: nos llenamos la boca de conceptos como colaboración, pero las desconfianzas persisten. Supone reconocer abiertamente la aportación de valor que puede realizar cada uno de los actores.  Supone fortalecer convenios con los diferentes niveles de las AAPP, las entidades colaboradoras, las formativas y las empresas tecnológicas para cofinanciar formación y empleos de calidad (compensar escala con alianzas). El concepto de competencia no debe estar centrado en la competitividad sino en las capacidades de cada uno de los actores.

Palanca 3 — Cambio cultural: Llevamos años intentando gestionar con planes estratégicos, reformas, políticas activas, portales web… Mientras seguimos con los mismos males: (a) Orientación generalista que llega tarde, (b) falta de eficiencia en la gestión de los recursos, (c) Oferta formativa desconectada de las necesidades del mercado, (d) Poca atención a las necesidades empresariales. Y ahora, le metemos IA a todo, como si fuera perejil. No podemos seguir autoengañándonos.

Tenemos que cambiar, No podemos seguir gestionando las Políticas Activas con los mismos criterios del pasado. No hemos de dar el mismo tratamiento a situaciones y colectivos con realidades y necesidades totalmente diferenciadas. “Disponemos de presupuestos crecientes, pero no siempre logramos transformar cada euro en impacto real. Baleares necesita reforzar su capacidad de gestión y ejecución: simplificar trámites, aumentar recursos técnicos y acelerar la absorción de fondos europeos y estatales. Solo así pasaremos de la asignación al impacto.” Una frase de Antoni Costa (Conseller de Economía del Govern Balear) que considero que encaja perfectamente en este contexto.

Atención a las nuevas realidades:  

Y todo ello supone atender a cuestiones como las siguientes:

.“Lo que no podemos seguir ignorando” “Temporalidad”, “Juventud sin expectativas”, “Turismo precarizante”, “Datos sin uso”, “Proyectos desconectados” Tenemos una economía que gira sobre el turismo y un mercado de trabajo que gira en círculos. Mientras hablamos de innovación, muchas personas siguen en itinerarios sin salida. El sistema sigue ofreciendo respuestas que no encajan en las necesidades de las personas y de las empresas/organizaciones.

“Evidencias que tenemos que reconocer” debemos empezar a hablar de programas a propuestas con propósito mientras que los datos se acumulan en nuestros archivos. Debemos de gestionar la trazabilidad lo que supone huir de los procedimientos estándar. Necesitamos más laboratorios vivos, con usuarios reales, testando soluciones reales.

De evaluación formal a aprendizaje continuo. No más memorias justificativas que nadie lee. Necesitamos disponer de sistemas de feedback en tiempo real, que permitan iterar las políticas de empleo como se itera software.

 Tenemos delante de nosotros una oportunidad histórica: Pasar de ser meros gestores que participan (además en un grado con poca incidencia) en la gestión de la intermediación laboral a impulsores de un sistema de empleo que: (a) No orienta con formularios, sino con inteligencia empática. (b) No forma para el empleo, sino para la vida laboral sostenible, (c) No mide KPIs, sino impacto profundo.

No estamos aquí para gestionar lo posible sino para imaginar y asumir el compromiso de hacer lo necesario. ¿Queremos ser espectadores del cambio o arquitectos del futuro?