La seguridad laboral ya no existe. Esa es la primera frase incómoda que deberíamos tatuarnos en la frente para dejar de engañarnos. Lo que se fue no volverá: el empleo para toda la vida es un fósil en el museo del siglo XX.
Hoy la norma es la incertidumbre, y lo que antes se llamaba “precariedad” es, simplemente, la nueva normalidad.
Y aquí viene el giro: si el escenario es inestable, la única estrategia sensata es pensar y actuar como un emprendedor. No importa donde trabajemos: multinacional, pyme, autónomo e incluso sector público. Mensaje: el único CEO real de tu carrera eres tú.
Hasta los años 90 del siglo pasado se vivía en otro escenario. Título universitario, fidelidad a la empresa, ascensos por antigüedad y un reloj de oro al jubilarse. Nuestra generación empezó creyendo en esa ficción… hasta que nos dimos de bruces con despidos masivos, fusiones, digitalización y contratos que duran menos que una serie de Netflix.
Nuestros hijos y para algunos nietos, directamente, ya no esperan nada estable. Para ellos, el cambio será la única constante. Y lo que les salvará no será el título, ni el currículum, ni los contactos heredados, sino cuatro cosas que llevan tatuadas los emprendedores: adaptación, riesgo, compromiso y flexibilidad. Mensaje: Las trayectorias lineales han muerto.
Si la seguridad desaparece, ¿qué queda? Una mentalidad emprendedora aplicada a la gestión de la carrera. Traducido: tú eres la empresa. Tus competencias y logros son tus productos. Tu red de contactos es tu mercado. Tu capacidad de aprender y reinventarte es tu inversión en I+D. Ya no podemos permitirnos pensar en nuestra profesión/rol como un camino recto. Es más bien una serie de prototipos: pruebas, ajustes, fracasos y reinvenciones constantes. Igual que hace un emprendedor que inicia un proyecto empresarial. Mensaje: La carrera como startup
En este contexto os propongo a continuación el siguiente “manual de supervivencia” para no naufragar en él:
- Definir una propuesta de valor. Si no sabemos explicar al mundo qué hacemos mejor y que es lo que podemos aportar, no podemos esperar que los otros lo descubran. No basta con ser, hay que parecer. Debemos construir una «marca personal» y aprender a comunicarla en menos de 1 minuto.
- Diseñar nuestra cartera de productos. Nuestros productos son nuestras competencias, logros, experiencia y compromiso. Si una habilidad ya no vale, se liquida. Si surge una nueva, se incorpora.
- Hacer un plan de negocio profesional. Objetivos claros, estrategia de diversificación (empleo, freelance, proyectos paralelos) y métricas más allá del salario: aprendizaje, impacto, visibilidad.
- Invertir en desarrollo personal y profesional. Formación continua, aprendizaje, desaprendizaje. El 10% de nuestro tiempo y recursos deberían dedicarse a explorar herramientas y tendencias nuevas.
- Trabajar para desarrollar una red de contactos auténtica. No es coleccionar tarjetas, es construir relaciones. Dar antes de pedir. Conectar personas. Convertirse en un nodo valioso en cada ecosistema.
- Abrazar la flexibilidad y aprender a gestionar los riesgos. Preparémonos para pivotar: de sector, de rol, de formato. El plan B no es un lujo, es la norma. Paralelamente deberíamos de intentar no depender de una sola fuente de ingresos.
- Medir y ajustar. Igual que una startup revisa su modelo de negocio, debemos revisar nuestros planes como mínimo una vez al año. La única certeza es que mañana será distinto de hoy. La curiosidad no es un hobby, ha de ser nuestro seguro de vida.
Sí, se acabó la seguridad. Pero no es el fin del mundo: es el inicio de una etapa distinta. La precariedad, vista desde otro ángulo, también es libertad. Libertad para no casarse con una empresa de por vida. Libertad para rediseñar trayectorias, mezclar proyectos, reinventarse tantas veces como haga falta.
La pregunta ya no es: “¿Dónde me veo en 20 años?”. Esa es una pregunta muerta. Las preguntas adecuadas son: “¿Cuál es la próximo paso/acción que debo de desarrollar en proyecto profesional?” y ¿Qué relación tiene lo que estoy haciendo hoy en la consecución de este proyecto?
El empleo de por vida ha desaparecido. El empleo estable se está muriendo. ¡Larga vida a la carrera emprendedora!
Deja tu comentario