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Hemos terminado el año 2018 i la situación en Cataluña está estancada, sin que se perciban perspectivas de cambio a corto plazo.  

Voy a volver a incumplir mi compromiso de no volver a escribir sobre mis percepciones relativas a la situación en Cataluña, formulado en el post titulado “Cataluña, una visión probablemente equivocada” escrito el día 15/06/2017 y accesible en http://pauhortal.net/blog/catalunya-una-vision-probablemente-equivocada/. Un compromiso que, si no estoy equivocado, he incumplido en un par de ocasiones, pero dicen que no hay dos sin tres ¿verdad?

Sin embargo considero que la coincidencia de una serie de hitos como: inicio de un nuevo año y del juicio a los «lideres» del procés, cansancio en las expectativas, falta de visibilidad sobre una «solución», proximidad de un nuevo ciclo electoral etc son razones suficientes para este incumplimiento.

En dicho post planteaba distintos argumentos. El primero estaba referido a la falta de entendimiento por parte de las élites del Estado sobre la situación en Cataluña desde la sentencia del Estatut. Una hipótesis formulada en los siguientes términos: “Lo que estamos viviendo en Cataluña tiene unas particularidades específicas que han sido mal interpretadas por muchos españoles.  La primera es la referida a la -génesis del proceso-(y el hecho de que éste) surgió y se mantiene por el impulso de la sociedad civil. La segunda es la referida al -núcleo social- que le da sustento que es claramente interclasista, tanto desde el punto de vista social como económico. La tercera es sobre su -carácter democrático e irreversible-. Creo que en estos conceptos queda poco que discutir”.

El segundo estaba centrado en el referendum como alternativa para acceder a una solución. “Por ello me reitero en mi posición sobre que el referéndum debería de realizarse. Y creo que es algo que necesitamos todos (ciudadanos de Cataluña y ciudadanos del resto del Estado). Una posición además ampliamente compartida (por muchos ciudadanos catalanes) (..) Porqué recordemos no es lo mismo una derrota en un proceso claro, diáfano y democrático que un -coitus interruptus-”. No es lo mismo competir y perder que simplemente no tengas ni la oportunidad de competir.

Y la tercera centrada en mis predicciones sobre el futuro. “Creo que hoy ya nadie debería de atreverse a poner en duda que el independentismo no (desaparecerá) aunque no se celebre finalmente el referéndum o su resultado sea negativo. Entre todos (gobierno del Estado incluido) hemos creado un entramado social (de posiciones independentistas) que no abandonará el proyecto sea cual sea el resultado final. Creo que tenemos un conjunto de población (…) que ha abrazado la posición -de desenchufar- del Estado Español y que se seguirán formulando, desde Cataluña, demandas a las cuales no podrán contestarse indefinidamente con -la callada por respuesta-“ O con el simple uso de la represión policial, como pudo constatarse el 1 de Octubre del 2017.

Ha pasado ya más de año y medio desde que fueron escritas estas afirmaciones y 15 meses desde tales acontecimientos. Convivimos con una parte de los líderes políticos catalanes en el exilio y otros en la cárcel. Creo que una parte relevante de la ciudadanía catalana que apostó por el -procés- se siente engañada y está totalmente desencantada. Creo que un porcentaje de estos ciudadanos pueden, incluso, modificar sus posturas electorales y situarse en una posición abstencionista. Creo en la necesidad de nuevos liderazgos que hablen y actúen con claridad y transparencia, entre otros para admitir la derrota. Sin embargo, y a pesar de todas éstas hipótesis, pienso que el número de catalanes que consideran a la Constitución y al Estatut como algo propio son claramente una minoría, mucho menor de lo que puede extrapolarse de las encuestas electorales o incluso constatar en las próximas contiendas electorales.

Javier Perez Royo formuló en su artículo “Porqué Golpe de Estado” los argumentos siguientes: “La Constitución y el Estatut siguen estando en vigor. Pero no sirven para nada, porque los ciudadanos de Cataluña no los reconocen como propios. Y las normas constitucionales sin la adhesión ciudadana son completamente estériles. Esto es, ante todo, lo que diferencia a la Constitución en cuanto norma jurídica de la Ley. Es bueno que la Ley cuente con la adhesión ciudadana, pero no es completamente imprescindible que así sea. Con la Constitución y con el Estatut, que es una norma materialmente constitucional, es distinto. Sin la adhesión ciudadana son normas estériles”. Un articulo accesible en https://ctxt.es/es/20161026/Firmas/9203/javier-perez-royo-golpe-de-estado-cataluna-estatut-constitucion.htm. Un comentario escrito en 2014 pero que plantea un fiel retrato de la situación que hoy (2019) vivimos en Cataluña.


Cuando parece hoy tan relevante la gestión del compromiso en las organizaciones resulta que tenemos una tan importante como “España” en la que una parte relevante de sus integrantes no se sienten comprometidos ni comparten una visión ni una misión común.


Un argumento que formulo en base a mi experiencia en el campo de los RRHH. Creo que tenemos suficientes problemas a los que enfrentarnos para que sigamos centrados en la gestión de un problema de una forma tal que sólo nos puede llevar al fracaso. Alguien debería francamente estar preocupado por ello, si además tenemos en cuenta que Cataluña ha sido, tradicionalmente, uno de los motores del Estado.

En otro artículo, accesible en https://elpais.com/ccaa/2013/07/13/catalunya/1373743538_343251.html el propio Javier Perez Royo plantea los argumentos siguientes: “El PSOE no quiere ni puede facilitar la independencia de Cataluña, pero como han defendido medios internacionales como el Financial Times y el New York Times, España sólo resolverá el conflicto si es capaz de convocar el referéndum en Catalunya y ganarlo como han hecho los británicos en Escocia y los canadienses en Quebec. Es cierto que el referéndum de autodeterminación no tiene cabida en la Constitución española, pero sí se puede hacer una consulta no vinculante, tal como prevé el artículo 92 (….) Este es el reto de Pedro Sánchez”.

No deberíamos olvidar (y si has llegado hasta aquí ahora encontrarás ahora la respuesta al título de este post) que lo que los independentistas catalanes quieren (mientras pagan impuestos y contribuyen con su trabajo y esfuerzo al bien común) es solamente mover una línea que está ahí como consecuencia de un conjunto de hechos y decisiones circunstanciales y artificiales, sin ninguna participación -divina-. Unas circunstancias de decisión estrictamente humana, que como todas son modificables y cambiables, y lo serán en el futuro. De hecho, en los últimos 100 años hemos pasado de 51 países (con fronteras) a 193 según el registro actual de las Naciones Unidas, (aunque pueda haber algunos más que no tengan este reconocimiento oficial).

El título se complementa con la frase “Otro fin del mundo es posible”. Este es el título de un excelente y divertido artículo que Sergi Pamías publicaba en La Vanguardia el pasado 25 de Diciembre (día de Navidad). Un artículo en el que hace referencia al hecho de que en la actual explosión de los “chalecos amarillos” en Francia uno de los logos o proclamas más relevantes sea la de esta célebre frase. Y lo propongo como alternativa para que seamos capaces de encontrar alternativas a esta situación.

Considero que es el momento de reclamar una solución distinta a la deseada por los que tienen una visión de conquista. Creo que hemos de trabajar todos para salir del atolladero en el que estamos metidos. Creo que es posible hallar una solución diferente a la que yo mismo he denominado como -coitus interruptus-. Estoy totalmente convencido de que es necesario encontrar una solución cuyo resultado final no sea una -victoria militar- del españolismo empezando por unas condenas traumáticas para los políticos que –de forma probablemente inconsciente- lo dirigieron. Necesitamos encontrar un vía de solución que pase por una victoria de las palabras y del entendimiento, que se dirija a conseguir que los ciudadanos catalanes se sientan comprometidos con un nuevo futuro sea éste en solitario o siguiendo formando parte del estado español.


Y para ello sigo pensando que, en contra de lo que muchos afirman, la única solución es una votación con formato de referendum. 


Y esta propuesta esta basada en hacer todo lo posible por evitar el desastre.  En este sentido os propongo la lectura del articulo de Antoni Puigverd titulado “Prolongando el desastre” accesible en https://www.lavanguardia.com/politica/20181219/453641793537/prologando-el-desastre.html.  Un artículo en el que, haciendo referencia a otro de Daniel Gascon expone el argumento siguiente: “El final del proceso no será la independencia de Cataluña, sino el colapso de la democracia española”. Un colapso que no podemos descartar que nos pueda llevar…. ¿al desastre?. No se muy bien si los últimos acontecimientos políticos que estamos viviendo nos llevan claramente en esta dirección.

Y… por cierto. Me gustaría hacer un pronóstico sobre lo que ocurrirá con el concepto de frontera dentro de 100 años. Aunque nadie tiene ni idea sobre lo que puede llegar a ocurrir estoy dispuesto a apostar todo lo que haga falta al hecho de que, en ese momento, -frontera- sea, simplemente, un concepto del pasado. en desuso y sin ninguna aplicación real. Estoy convencido de que nuestros descendientes no mostrarán ningún interés ni preocupación por las fronteras entre España y Cataluña.