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En Enero del 2013 (es decir hace ya 12 años) Joseph E. Stiglitz publicó en EL PAIS el artículo titulado “las crisis posteriores a las crisis”

Un artículo accesible en Las crisis posteriores a la crisis | Economía | EL PAÍS y que a pesar del tiempo transcurrido, o por esto mismo, no tiene desperdicio.

Lo que encontraréis a continuación son un conjunto de reflexiones personales escritas tomando en cuenta los argumentos que se formulan en el citado artículo.

“A la sombra de la crisis del euro y del precipicio fiscal en EE UU, (estamos en 2013) resulta fácil pasar por alto los problemas a largo plazo de la economía mundial, pero, mientras nos centramos en las preocupaciones inmediatas, (estos) siguen agravándose, y no por no tenerlos en cuenta dejarán de afectarnos”

Deberíamos de ser capaces de desarrollar nuestras capacidades para anticipar y gestionar mejor los acontecimientos con los que nos enfrentamos, y entre ellos reconocer que el problema más grave con el que nos enfrentamos es el del calentamiento global. “Algunos indican que, dada la desaceleración económica, debemos relegar la lucha contra el calentamiento del planeta. Al contrario, reequipar la economía mundial para luchar contra el cambio climático contribuiría a restablecer la demanda agregada y el crecimiento” Paralelamente “el ritmo de cambio tecnológico y (la) mundialización requieren rápidos cambios estructurales tanto en los mercados de los países en desarrollo como en los de los desarrollados».

Nótese que estamos en 2013 y que todavía resultan impensables acontecimientos como los que hemos vivido desde entonces. Desde la covid-19 hasta la guerra en Europa entre otros. “Así como la gran depresión se debió en parte a las dificultades para pasar de una economía agraria y rural a otra urbana y manufacturera, (…) los problemas actuales se deben en parte a la necesidad de pasar de la manufactura a los servicios”. Deberíamos dar más impulso a estas nuevas actividades, pero “los mercados financieros modernos son mejores para la especulación y la explotación que para aportar fondos para nuevas empresas, en particular, las pequeñas y las medianas”.

Necesitamos hacer un proceso de transición a una nueva economía que exige muchos cambios de calado. Empezando por los dos ámbitos en los que el Estado desempeña un rol clave. A saber: la sanidad y la educación. Nos urge consolidar un sistema sanitario de acceso universal y cambiar los esquemas sobre los que hoy sustentamos la colaboración entre el Sector Público y los actores privados. No debemos confundir colaboración con competitividad, aunque debamos ser conscientes de que “por sí solo, el mercado no resolverá ninguno de esos problemas”.

Vivimos una en un entorno en el que las clases medias se reduzcan sustancialmente y se incremente la distancia (desigualdad) entre los dos extremos de la pirámide social. “El problema no estriba solo en que los grupos que tienen los mayores ingresos estén llevándose una parte mayor de la tarta económica, sino también en que los del medio no están participando del crecimiento económico, mientras que en muchos países la pobreza está aumentando. En EE UU se ha demostrado que la igualdad de oportunidades era un mito”.  Muchos «hemos sostenido que el aumento de la desigualdad es una de las razones de la desaceleración económica y es en parte una consecuencia de los profundos cambios estructurales que está experimentando la economía mundial». Un sistema político y económico que no reparte beneficios a la mayoría de los ciudadanos no es sostenible a largo plazo. «Con el tiempo, la fe en la democracia y la economía de mercado se erosionará y se pondrá en tela de juicio la legitimidad de las instituciones” Sin que los acuerdos comerciales injustos y la pervivencia de las subvenciones agrícolas hayan facilitado la reducción de la desigualdad entre los diferentes países.

“Mientras luchamos con las crisis actuales debemos preguntarnos si no estaremos reaccionando de forma que exacerban nuestros problemas a largo plazo”. Necesitamos “invertir en nuestro futuro, en formas que nos ayuden a abordar simultáneamente los problemas del calentamiento planetario, la desigualdad y la pobreza mundiales y la necesidad de cambio estructural”.

Pues bien, a pesar del tiempo transcurrido (12 años), muchos estamos convencidos de que no sólo no hemos avanzado sino que hemos dado algunos pasos hacia atrás.

Nota: Los textos entrecomillados son párrafos del artículo referenciado.