He aquí el resumen sobre lo más relevante «que cayó en mis manos» durante 2017 sobre los procesos de transformación cultural y digital en la que estamos viviendo .
Y sobre los que he reflexionado en los mensajes publicados a lo largo del año.
En el mes de Enero incorporé dos referencias que conviene recordar. La primera http://economia.elpais.com/economia/2016/10/20/actualidad/1476985002_101940.html Una excelente reflexión en la que se analiza la situación de las generaciones que hoy tienen menos de 35 años y el futuro que les espera. La segunda es también de EL PAIS http://elpais.com/elpais/2016/10/07/talento_digital/1475834997_597004.html? Un artículo de Andrés Pedreño en el que señala las 10 innovaciones claves que van a cambiar la vida del ser humano y cuya lectura os recomiendo encarecidamente.
Marc Vidal ocupaba una parte sustancial del mensaje del mes de Marzo. En las reflexiones formuladas en https://www.marcvidal.net/blog/2017/2/17/-jubilacion-del-siglo-xix-mundo-siglo-xxi plantea que la crisis que acabamos de vivir no fue exclusivamente financiera, que también tuvo sus fundamentos en los cambios tecnológicos y que su impacto final consistirá en llevarnos a una situación totalmente diferente a la que vivíamos en las últimas décadas del siglo XX. “ Los efectos sobre el trabajo de tecnologías como la inteligencia artificial o la robótica no son discutibles. De hecho son inevitables. Ahí radica la obligatoria necesidad de abordarlos de una vez por todas y de la manera más ambiciosa posible».
Unos cambios que imponen grandes retos en los ámbitos educativos. En este sentido recordaba el informe publicado por el World Economic Formun al que podéis acceder en https://www.weforum.org/es/agenda/2016/09/cuales-son-las-habilidades-del-siglo-21-que-todos-los-estudiantes-necesitan en el que se exponen cuestiones tan relevantes como “La diferencia entre las habilidades que las personas aprenden y las habilidades que las personas necesitan se está volviendo cada vez más evidente debido a que el aprendizaje tradicional no alcanza para proveer a los estudiantes del conocimiento que necesitan para progresar”. Por ello debemos modificar los criterios sobre los que aplicamos el concepto de enseñanza o aprendizaje para permitir que los (estudiantes) puedan “colaborar, comunicar y solucionar problemas, habilidades desarrolladas principalmente a través del aprendizaje social y emocional (y todas ellas) necesarias para facilitar a las nuevas generaciones el aprendizaje que precisan para su adaptación con éxito en una economía digital en evolución”.
En abril introduje la referencia al artículo de la HBR http://hbr.es/liderazgo/384/la-transformaci-n-digital-una-cuesti-n-de-prioridades en el que se exponen argumentos sobre el impacto que la transformación está teniendo en los entornos organizativos: “Dada la velocidad a la que la innovación digital está revolucionando las industrias a nivel global, no sorprende que la mayoría de los CEO sienta la presión de encontrar e implementar la tecnología adecuada tan rápido como sus presupuestos lo permitan. Muchos están descubriendo, sin embargo, que convertirse en un líder digital no es únicamente una cuestión de destreza o conocimiento (…) Se trata de crear una organización ágil capaz de detectar qué tipo de cambio es esencial y responder rápidamente con la solución más competitiva”.
En este mismo entorno Enrique Dans al que hice referencia en mi nota del mes de Mayo expone en https://www.enriquedans.com/2017/03/la-revolucion-de-los-datos.html que “La revolución de los datos y la transformación digital se expresa con absoluta claridad en esos momentos, cuando eres capaz de pasearte por la inmensidad de un MWC y (….) te das cuenta de que todo, prácticamente todo lo que has visto tenía ese hilo conductor común. Si algo va a cambiar en los próximos años va a ser eso, la orientación de toda la actividad empresarial a la generación y explotación del dato, a su análisis constante mediante todo tipo de técnicas de machine learning, y al replanteamiento de las ventajas competitivas de todas las compañías, independientemente de su actividad, en torno a ello”.
En el mes de Junio reflexioné sobre la necesidad de transformación que afecta al que denominamos como sector público. Unas reflexiones que terminaba con una referencia al excelente articulo escrito por Xavier Marcet en la Vanguardia http://www.lavanguardia.com/edicion-impresa/20170527/422984959104/tiene-remedio-la-administracion.html y en el que se afirma que las administraciones no tendrán más remedio que adaptarse a un mundo que cambia aceleradamente. “Sirvan como ejemplo de aceleración, Airbnb o Uber, fenómenos muy recientes pero con alto impacto. ¿Podrá una administración pensada como una máquina para gestionar certezas y estabilidades adecuarse a un mundo de incertidumbres y volatilidades? Lo deberá hacer si no quiere perder su misión última: servir bien a los ciudadanos”.
Los mensajes de Julio y Agosto los dediqué al impacto de la transformación en las organizaciones, el empleo y las prestaciones sociales sociales vinculadas a él. David Reyero en su post http://davidreyero.com/mis-temas/10-mitos-sobre-la-transformacion-digital/ detalla las claves que considera necesarias para desarrollar los procesos de transformación. «La digitalización es imparable y afecta a todas las industrias y a los tres sectores (empresas, administraciones y ONGs). Es además una revolución que hace tambalear los ranking históricos de compañías y sectores. (Este proceso exige) construir un buen relato interno y externo, mantener el foco a pesar de los previsibles altibajos, ganar apoyos, compartir liderazgo, resiliencia y tener algo de suerte serán factores clave para lograr avances significativos a medio plazo (y en el que) nos jugamos la competitividad empresarial y la empleabilidad laboral: el bienestar del presente y las expectativas de futuro».
Alfredo Pastor en http://www.iese.edu/es/conoce-iese/prensa-noticias/noticias/2017/march/se-trata-de-proteger-al-trabajador-no-puesto-trabajo/ “No se puede proteger el puesto de trabajo porque no sabemos cuál va a ser”. Se puede proteger al trabajador a la “entrada”, ofreciéndole una formación que le permita adaptarse mejor a las cosas nuevas que vienen –“y si me preguntáis cuál, os diré que no lo sé”, y a la “salida”, consiguiendo que cuando uno sale de un empleo tenga una cierta seguridad de que va a conseguir otro”. En otras palabras ofreciendo formación actitudinal, más que aptitudinal y sobre todo empleabilidad.
Con una perspectiva similar Marc Vidal en https://www.marcvidal.net/blog/2017/5/11/la-jubilacion-anticipada-y-la-renta-minima-en-un-mundo-automatico plantea que las líneas entre salarios, prestaciones y servicios sociales se va a hacer cada vez más difusas, lo que lleva inexorablemente a que “la jubilación que a mí me toque vivir tendrá más condicionantes ‘en especies’ que en ‘cash’. La sociedad del bienestar se irá estructurando para ofrecer eso, bienestar. La condición indispensable para que un país como España logre sufragar los casi 200.000 millones de euros que costaría (la introducción de una renta mínima universal) no saldrán de un crecimiento vinculado a los sectores de siempre y con los modelos de siempre”. Necesitamos cambiar y crecer para ser capaces de asumir esta RMU y hacerlo en condiciones razonables. Otra cosa será que nos conformemos de verdad en ser mucho más pobres.
Dedique el post del mes de Octubre a analizar la irreversibilidad del proceso de transformación y que supone la consolidación de un mercado global –a pesar de las reticencias y los frenos que imponen las estructuras políticas centradas en el corto plazo-. El informe de McKinsey accesible en http://www.mckinsey.com/business-functions/mckinsey-analytics/our-insights/competing-in-a-world-of-sectors-without-borders expone que ello está llevando, ya, a afrontar cambios radicales en los entornos productivos en los que la clave no va a ser otra que la búsqueda de “la generación de valor combinando lo mejor de la tecnología, el dato y las personas (en un ecuación necesaria) para poder alcanzar la deseada diferenciación en cualquier industria”. Un proceso imparable y que no va a poder ser frenado por las políticas y políticos centrados en las tesis populistas.
El post del pasado mes de diciembre lo dediqué al análisis de las nuevas tecnologías con las que inevitablemente vamos a tener que vivir si no queremos, entre otras cosas, desaparecer como especie. Un post basado en el análisis de un texto extraordinario publicado por Enrique Dans. Como dicen que siempre es mejor el original que una copia os invito simplemente a acceder a él. Lo encontraréis en https://www.enriquedans.com/2017/07/el-hombre-algoritmico.html.
No quiero dejar de cerrar este resumen sin recordaros que la evolución humana está perfectamente descrita con la frase –dos pasos para adelante y uno para atrás-. Un proceso (por otra parte imparable) que es el que ya estamos viviendo con los procesos de transformación. Como expone de forma excelente Marc Vidal en https://www.marcvidal.net/blog/2017/7/5/el-ser-humano-es-el-porqu-la-tecnologa-el-cmo todos debemos aprender a adaptarnos al cambio que va a ocurrir en los próximos 3 o 4 años «ir mas allá, hablar de la inmortalidad del ser humano, de bodas entre robots y personas o de un futuro parecido a una película de ciencia ficción no es una buena apuesta. El miedo paraliza. El análisis genera parálisis. Es momento de, como siempre ha pasado, tomar decisiones estratégicas con lo que ahora mismo tenemos sobre la mesa: nuevas tecnologías, metodologías innovadoras y (nuevos) requerimientos. En cualquier caso, todo ello, precisará de humanos. Humanos formados en todo ello y empresas preparadas para ese salto cualitativo». Un salto que va en cualquier caso va… muy, muy rápido.
Bajo estas premisas 2018 puede ser un año de transición, en el que, a pesar de todos los frenos que surgen por doquier, seguiremos avanzando en lo que ya conocemos como 4ª revolución industrial. Una revolución que no será estrictamente «industrial» y que comportará modificaciones sustanciales en nuestras formas de vida como seres humanos.
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