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Inicio este post con la petición de que aquellos/as que afirman que algo no se puede hacer no interrumpan a los/las que ya lo están haciendo. 

Un proverbio chino que creo que es perfectamente adecuado para el análisis de lo que ocurre en este mundo complejo de hoy en el que nos enfrentamos (queramos o no) a un futuro que ya tenemos con nosotros y que nos va a cambiar la vida, tanto desde el punto de vista personal como social. Una frase que, además, me sirve como excelente introducción a este resumen sobre todo lo que he publicado en 2018 en los post sobre la TRANSFORMACION RADICAL con la que nos enfrentamos.


Porque reflexionar sobre las consecuencias que el desarrollo tecnológico y los procesos de transformación es, por supuesto interesante, pero además una necesidad vital.


Una reflexión que debería de plantear las cuestiones siguientes: ¿Cuál es el tipo de sociedad en el que vamos a tener que vivir a partir del momento que los robots sean capaces de desarrollar muchas de las tareas que hoy precisan del ser humano?, ¿Es necesario plantear o poner en marcha medidas que corrijan, dirijan o retrasen tanto los procesos de sustitución como los de desigualdad?, ¿Qué impacto tendrá este proceso en los niveles de desigualdad social?, ¿Cómo plantear socialmente este debate para que no sean únicamente los lobbys de todo tipo los únicos que hagan sentir su voz? ¿Cuáles son las respuestas que la política debe de dar/proponer y planear? etc.

Por mi parte lo único que pretendo es poner un grano de arena para que este análisis se haga, aunque mi foco, por cuestiones estrictamente profesionales, se centre en los ámbitos organizativos y de gestión de las personas. Dicho esto, y con la duda de si lo que planteo es relevante o no, aquí tenéis lo más significativo de los post  publicados el año pasado.

En Febrero reflexionaba sobre la existencia o no de una demanda de transformación social. Mi criterio es la de que esta demanda existe, es imparable y se retroalimenta a sí misma. La digitalización nos va a obligar a modificar muchas de nuestras actitudes personales y sociales de la misma forma que la burocracia es probablemente el mayor freno con el que hoy se enfrentan los procesos de transformación. Un argumento coincidente con los que formula repetidamente Xavier Marcet en sus excelentes artículos como por ejemplo http://www.xaviermarcet.com/2017/12/desburocratizarse-si-mismo.html.

El post de Marzo lo titulé “Transformación: ¿Por qué y cómo?, iniciado con la afirmación de que la tecnología es simplemente una herramienta y que reforzaba con los argumentos formulados por Marc Vidal en el post https://www.marcvidal.net/blog/2017/7/5/el-ser-humano-es-el-porqu-la-tecnologa-el-cmo  «el ser humano es el ¿por qué? y los robots y la inteligencia artificial el ¿cómo?”. Deberíamos de dejar de preocuparnos de lo que puede ocurrir a largo plazo para centrarnos en lo que va a ser de nosotros y de nuestras vidas en los próximos 3/5 años. Deberíamos ser conscientes de la relevancia de lo hacemos hoy y haremos mañana y ser conscientes de las respuestas que estamos adoptando, tanto a nivel individual como social, porqué con ellos nos jugamos, probablemente, el futuro de nuestra especie.

En todo caso y aunque hay cosas que tardarán algún tiempo en producirse ello no ha de ser óbice para que los cambios que estamos viviendo sean muy relevantes y de ello se deriva la necesidad de prepararnos para conseguir adaptarnos a esta velocidad del cambio. Cómo expuse en el post  http://pauhortal.net/blog/?s=perder+el+tren debemos hacer todo los posible para no perder las oportunidades que tenemos delante de nuestras narices, porque es probable que si lo perdemos (el tren) ya no exista la posibilidad de reenganche. Debemos prepararnos desde todos los ámbitos (individual, organizativo, social y político) para ellos. Y esta falta de preparación sí que resulta relevante, es de alto riesgo y debería de preocuparnos a todos. 

En abril reflexionaba sobre las relaciones entre transformación, empleo y empleabilidad e hice referencia al argumento formulado por Garry Kasparov hace ya más de 20 años “tenemos que empezar a reconocer la inevitabilidad de que las máquinas se encarguen de más y más tareas que solíamos hacer en el pasado. Se llama progreso”, para a continuación introducir los planteamientos que Isabel Aguilera formula en su libro “Lo que estaba por llegar ya está aquí” cuya referencia bibliográfica encontraréis en http://www.esferalibros.com/libro/lo-que-estaba-por-llegar-ya-esta-aqui/ y en el que plantea que los conceptos de disrupción digital, big data, inteligencia artificial, se han incorporado para quedarse en nuestra vida diaria y que -aunque no lo percibamos con toda su crudeza porqué finalmente los estamos viviendo- están contribuyendo a la transformación de todo: desde las relaciones personales y laborales, a las estructuras económicas. Una transformación, qué se llevará por delante lo que hoy entendemos por empleo, intimidad o privacidad.

Al mismo tiempo introduje los argumentos de Enrique Dans en los que plantea que “cuando cambia el concepto de empleo o trabajo como elemento central de la identidad de las personas, cambia todo el modelo social”. Una idea que se ve reforzada en el post https://www.enriquedans.com/2017/04/sobre-hombres-y-robots.html donde expone que “Todo indica que las ideas de Donald Trump, (dirigidas a) preservar a toda costa (determinados empleos) son profundamente absurdas y equivocadas. En su lugar, lo que parece imponerse es la idea de que determinados trabajos están mucho mejor siendo sustituidos»


La tecnología eliminará muchos empleos ahora existentes pero sólo la tecnología será capaz de crear oportunidades para generar oportunidades cara al futuro. 


Proseguía con los de Marc Vidal expuestos en https://www.marcvidal.net/blog/2018/1/19/las-claves-del-empleo-en-el-futuro-inmediato-dnde-cmo-quin-y-quUn escenario laboral que muta irremediablemente para garantizar un futuro más productivo y equitativo y cuyas características podrían ser las siguientes: La primera la competencia entre empresa (¿y entre ciudades?) por el talento. La segunda el hecho de que una parte muy relevante de los empleos del futuro serán los de carácter “independiente”, la tercera la certeza de la aparición/creación de actividades/empleos hoy inexistentes.

El problema es que cuando analizamos los escenarios del futuro nos dejamos llevar por la ciencia ficción. Esta “defiende un mundo donde las máquinas roban el empleo, y casi la capacidad de organizarse a los propios humanos. Sin embargo, esta no es una idea capaz de sujetarse en la historia y en los datos. De hecho, el mayor enemigo para la humanidad es la propia humanidad» De acuerdo con los argumentos de Marc las pérdidas de empleo no se van a producir por la presencia de robots o de la inteligencia artificial sino por el hecho de que vamos a competir con otros seres humanos con mayores y mejores competencias.

En Mayo mi reflexión se centró en la transformación de los modelos organizativos, que son probablemente irreversibles y que exigen la modificación de muchas actitudes y comportamientos directivos y que debemos afrontar con el espíritu de convertir el cambio en oportunidad. Cambios que siguiendo las propuestas formuladas por Mckinsey en un informe accesible en  https://www.mckinsey.com/business-functions/organization/our-insights/organizing-for-the-age-of-urgency llaman la atención de los investigadores “Nos llama la atención un punto en común entre aquellos que lo hacen bien: crean organizaciones adaptadas y de rápido movimiento que pueden responder (…) a las nuevas oportunidades y desafíos a medida que surgen. Al hacerlo, están moviendo la toma de decisiones inteligente a las líneas del frente, (…) parece que las organizaciones están poniendo en marcha estructuras que funcionan “más como una red y menos como una cadena de comando”

Los post de Junio y Julio los dediqué a analizar el impacto de la transformación en los aspectos más sociales (desde la baja preocupación que sobre este tema muestra nuestra clase política hasta el mal uso de la inteligencia artificial para el control social). Particularmente creo que es un ámbito en el que hoy no está mereciendo la atención que el tema requeriría y que los riesgos de usar la inteligencia artificial para atacar a los principios de transparencia (inherentes al modelo democrático que sigue siendo el menos imperfecto de los modelos de organización pública) deberían ser tomados en consideración y adquirir la relevancia que sin duda tienen.


“El gran reto de la inteligencia artificial no es el desarrollo tecnológico, sino gestionar el cambio de las personas para aprovechar el enorme potencial de la suma de inteligencias”. 


Esta frase de Xavier Marcet es la que usé para iniciar el post del mes de Agosto dedicado a analizar la relevancia de la gestión de los datos en los procesos de transformación organizativa y en la del talento en particular. Una reflexión publicada en el  titulado “La suma de inteligencias” accesible en http://www.lavanguardia.com/edicion-impresa/20180512/443533263017/la-suma-de-inteligencias.html.

Mientras este futuro llega las organizaciones se enfrentan a la necesidad de atraer, gestionar y retener el talento en entornos de cambio totalmente disruptivos sobre los que Marc Vidal formula las reflexiones siguientes: “La idea es que tengamos claro que no hay territorio intocable, empleo que se libre ni escenario previsible. Cuando hablamos de cómo va a ser el futuro debemos ir con cuidado. ¿Recuerdas que país mostró en la Expo de Sevilla’92 su plan de desarrollo de algo llamado Internet? Ninguno, nadie hablaba de Internet en la feria de la innovación por excelencia en aquellas fechas. Nadie. Un lustro después la red era parte de nuestras vidas. Dos décadas más tarde era toda la vida. Unas reflexiones accesibles en https://www.marcvidal.net/blog/2017/4/18/empleos-de-alto-valor-que-se-van-a-ventilar-los-robots-ya-mismo.

En este mismo post destacaba también las reflexiones que sobre este tema han planteado Andres Ortega en http://andres-ortega.com/5-claves-para-liderar-realmente-la-transformacion-digital/ y David Reyero en http://davidreyero.com/mis-temas/colaboraciones-mis-temas/habilidades-y-beneficios-del-talento-digital/

Mis comentarios de Setiembre y Noviembre los dediqué al impacto de la transformación digital en el empleo que, probablemente, va a ser incluso mucho más rápido del que inicialmente era previsible. Recordemos que algunos informes elaborados por organismos de reconocida solvencia formulan la hipótesis de que España puede llegar a perder 3 millones de empleos en los próximos 10 años como consecuencia de los procesos de digitalización. Puede que no sea así, puede que estas previsiones sean erróneas, (supondría una reducción del 15% en el conjunto de la población activa). En todo caso, si esto llegase a suceder, nos llevaría a un volumen de desempleo equivalente, al menos al 25 o 30%. Teniendo en cuenta el desempleo estructural de nuestra economía, que no parece fácil reducir a ratios inferiores al 10%, ni aún en las mejores condiciones económicas.

Reforzaba estos argumentos haciendo mención a los que Marc Vidal en la forma, rompedora y provocadora con que nos tiene acostumbrados, formula en https://www.marcvidal.net/blog/2017/9/21/espaa-perder-3-millones-de-empleos-en-diez-aos-y-est-por-ver-cuantos-crear “La creación de empleo tal y como se presenta hoy en día es de aurora boreal. La dependencia aritmética para sujetar -la buena marcha de la economía- radica en un empleo precario, inestable y de poco valor añadido. La biotecnología aporta al PIB tanto como el turismo pero precisa millones de empleos menos para lograrlo. La nueva economía genera poco empleo al compararlo con modelos tradicionales porque no es fácil la coexistencia entre lo digital y lo analógico

«Hay que colaborar con el inevitable, abrazar el futuro, buscar el mejor diseño del mercado y la regulación que más nos convenga a todos. Porque prohibir el futuro sólo conduce al fracaso«. Esta excelente reflexión, de Esteve Almirall accesible en su blog  http://smartcities.i-ambiente.es/?q=blogs/esteve-almirall es la primera de las reflexiones que introduzco en el post publicado el pasado mes de Octubre titulado “Transformación: Futuro, robots y personas” en las que analizo el impacto que se va a generar como consecuencia de la sustitución imparable del trabajo humano por tareas desarrolladas por un conjunto de máquinas/robots dotadas de inteligencia artificial.

Unas herramientas/máquinas/robots etc que están ya presentes en ámbitos como la producción de bienes de todo tipo, los procesos comerciales y de atención al cliente, la educación y formación, el cuidado de la salud, la seguridad, la neuro-tecnología, etc, Hoy ya es posible que una máquina reconozca un ser humano, conduzca un automóvil, actúe de tutor de los estudiantes, pueda analizar nuestro cerebro o incluso orientar o simplemente tomar decisiones directivas. Una realidad que nos llevará a modificar sustancialmente el rol del “factor humano” en la generación de los bienes y servicios que los propios humanos necesitamos.

Y es en este entorno en el que puede resultar muy apropiada la reflexión que Andrew Haldane formula en https://www.bis.org/review/r180627e.pdf. Plantea que; a semejanza de otras revoluciones, la innovación tecnológica precisará (para asegurar su propia consolidación) de la presencia de nuevos mecanismos e Instituciones que permitan gestionar y mitigar los inpactos sociales que genere. “En el futuro, la innovación institucional será tan importante como la innovación tecnológica”. El corolario es simple y sencillo:


Hemos de ser capaces de crear nuevas instituciones y nuevos sistemas de paliar los efectos de este proceso si queremos evitar el desastre y seguir con el crecimiento y desarrollo de nuestra especie.


Finalmente, el pasado mes de Diciembre introduje (siguiendo la propuesta de Enrique Dans) el concepto de TRANSFORMACION RADICAL Un concepto sobre el que tengo previsto reflexionar de nuevo a corto plazo pero sobre el que comparto su análisis centrado en la hipótesis de que “La capacidad para desarrollar con éxito los procesos de transformación digital va a ser con total probabilidad la clave que separará a las compañías y organizaciones exitosas de las que simplemente van a desaparecer” Un argumento que podéis encontrar en https://www.ie.edu/corporate-relations/insights/keys-for-adapting-to-the-new-technological-environment/

Para finalizar agradeceros a todos la acogida y el seguimiento a estos comentarios y destacar particularmente el hecho de que el post homónimo a este publicado en Enero del 2018 ha tenido hasta hoy 18.467 visitas únicas mientras que el titulado «Transformación: Tecnología y control social» publicado en Julio ha tenido ya un total de 12.952 visitas. Muchas gracias a todos.