El pasado lunes se hizo público el documento denominado “hoja de ruta soberanista” por el que se establecen los pasos a seguir en el denominado “proceso catalán”.
Lo que se establece en el documento no es más que la ruta a seguir (según los dos partidos mayoritarios) y un nuevo y espero definitivo impulso al proceso soberanista catalán. Define el carácter que han de tener las elecciones del 27 de Septiembre, la redacción de un nuevo texto constitucional, la puesta marcha de las nuevas estructuras de estado, y la apertura de un proceso de negociación con el Gobierno del Estado y la Comunidad Internacional hasta la obtención de la independencia. Aunque el acuerdo no cuenta todavía con el apoyo de todas las formaciones políticas susceptibles de prestárselo creo que será posible –si se siguen las previsiones del documento- obtener un consenso político suficiente para obtener resultados favorables.
Sigo pensando que fue y será un error no ir a un proceso electoral sin una candidatura unitaria ya que estoy convencido de que de esta forma quedaría reducida la posibilidad de fracaso y se daría un mensaje más claro sobre nuestra posición colectiva. No obstante el acuerdo es un hecho histórico en la medida que un parte relevante del centro derecha catalán (Convergència) se postula definitivamente y de forma expresa por el concepto de independencia.
Es por tanto un hito que ofrece claridad, relanza el proceso, y sitúa el escenario en donde no debería de haberse perdido después del 9 de Noviembre.
¿Estamos preparados para todo ello? Creo que es la pregunta del millón. No lo sé y nunca lo sabremos si no lo intentamos… ¿verdad? En todo caso es bueno que ya entre en su fase final.
Es en este contexto en el que como muchas otras personas me formulo la pregunta que da título a este post. ¿Por qué he cambiado?, Perquè he canviat? Tengo que reconocer que hasta hace más o menos 3/4 años, mi visión era diferente y que –como otros muchos de mi generación- no dejo de ser uno más de los que he modificado mis posiciones, mi visión y mi percepción sobre el futuro de Catalunya y sobre el legado que debemos de dejar a las generaciones futuras.
No voy a cansaros con decenas de argumentos más o menos válidos o más o menos ingeniosos sobre “lengua y cultura”, “tratamiento identitario y diferencial”, “expolio fiscal”, “terceras vías” etc.. Sólo voy a intentar contestar a esta pregunta con dos ejemplos, los dos por cierto, obtenidos de la lectura del periódico El País en su edición del pasado domingo 29 de Marzo.
La primera: el artículo con título “Castilla y León ocultó un informe que alertaba sobre los intrusos del carbón” página 24. Leo “la existencia de intrusos en el régimen de la minería del carbón para prejubilarse con cargo al Ministerio de Industria antes de los 50 años no era solo un secreto a voces en las cuentas mineras”. Prosigue Rafael Méndez señalando que desde Marzo 2009 se tiene conocimiento de un hábito generalizado consistente en que los directivos de las empresas mineras cotizaban al régimen especial para acceder a estos beneficios sin que se haya hecho nada para evitarlo, corregirlo y castigarlo.
Evidente no soy iluso y no creo que hayamos vivido en Catalunya «en un mundo ideal» y que también nos queda mucho camino por recorrer en materia de corrupción. Sin embargo estoy convencido de que si existe una posibilidad de que todo este conjunto de cosas se corrijan lo será en un contexto de una Catalunya independiente. Podéis afirmar que soy un ingenuo, pero ¡no es la ingenuidad también uno de los atributos para que las cosas cambien! Durante muchos años muchos de mi generación hemos creído en la posibilidad de reformar España. ¡Ahora simplemente hemos desistido!
La segunda: El artículo de Augusto Delkader titulado “Intérpretes Andaluces” página 27. Escribe el autor “El despilfarro realizado por los partidos políticos nacionalistas catalanes de su capital político y el asentamiento de la corrupción generalizada en su comunidad, mientras se articulaban acciones para exacerbar falsas cuestiones identitarias, van a pasar una seria facturas a estos dirigentes…. Artur Mas y su equipo son responsables de haber acrecentado lo más zafio y oscuro de la sociedad catalana y difuminado los atributos y virtudes más admirados de sus ciudadanos. Esta deriva equivocada de la sociedad catalana la ha empobrecido e impedido afianzar su singularidad histórica, cultura o riqueza”.
Excelente. Una vez más parece que “las élites ilustradas de la capital” se ingenian en hacer la campaña en favor del proceso soberanista. Sin que sea necesario referirse a las declaraciones realizados por un «supuesto dirigente político andaluz» sobre lo que habría que hacer con los participantes en el próximo partido final de la Copa del Rey porqué es una muestra de un bajeza de miras impresentable, no hago más que constatar (y viajo a menudo a Madrid por motivos profesionales) que las clases política y culturalmente dirigentes del Estado siguen manifestándose sobre Catalunya en unos términos de superioridad francamente inadmisibles. Aunque es razonable pensar que el gobierno del Estado y las mencionadas clases no pueden estar de acuerdo con lo que ocurre –lo que por otra parte es admisible, aceptable y democrático- las apelaciones a la legalidad y al status existente como únicas razones para impedir el proceso están fuera de todo contexto.
Parecen olvidar que -como por otra parte muestra lo ocurrido en España en 1976- los cambios como los que se proponen deben en algún momento de suponer una ruptura de la legalidad……..¿no?
En otras palabras son este tipo de argumentos y posicionamientos (como los que figuran en el editorial del mismo periódico en su edición de ayer miércoles) los que han hecho o condicionado que muchos catalanes como yo no hayamos modificado sustancialmente nuestras posiciones personales en este ámbito.
Como ya exprese en un post de 27/98/2012 titulado “no me resisto a escribir sobre Catalunya” lo que estamos viviendo hoy tiene algunas particularidades evidentes que muchas veces son desconocidas o simplemente «olvidadas» por las clases ilustradas de la capital: La primera es la de que no ha sido impulsada ni por el President Mas ni por la clase política sino por los ciudadanos. La segunda es que es interclasista desde el punto de vista social y económico. La tercera es que es y pretende ser abierta y democrática (como se mostró una vez más el pasado 9 de Noviembre). La última es que es, dígamoslo claramente, irreversible.
Un proceso en definitiva cuyo resultado es evidentemente incierto, que terminará como tenga que terminar, pero es algo que vale la pena vivir si queremos aprovechar la oportunidad histórica de como mínimo haberlo intentado.
No me canso de afirmar públicamente que el cambio en mi posición se debe también a la voluntad de participar en un proceso que será irrepetible en mi vida.
Y a la voluntad de contribuir a que el proceso no derive en lo que podríamos denominar “coitus interruptus”.
El proceso debe de realizarse y finalizarse. El resultado podrá ser positivo o negativo. Ojo, hemos e ser consciente de que no esta ganado de antemano y que hemos de respetar, en todo caso, la democracia. Si se alcanza la independencia será un éxito. Si no se consigue será un primer paso de un proceso que, sin ningún género de dudas, finalizará con toda seguridad una próxima generación.
En todo caso creo que en este caso puede aplicarse la máxima de que «lo bueno es participar».
He aquí las razones de mi cambio personal. Aquí teniu les raons del meu canvi personal.
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