El empleo, entendido como el trabajo remunerado, es un elemento esencial del desarrollo y del bienestar personal y colectivo. No podemos entender hoy la vida humana sin él.
Lo que ya nadie pone en duda es que nos enfrentamos hoy ante varios problemas mayúsculos (probablemente el primero el del cambio climático) pero suponiendo que seamos capaces de superar éste el resto no resultan tampoco fáciles, sobre todo cuando constatamos que los problemas no son “estancos”. Y el problema del empleo en general y el de la relación entre educación/formación y empleo está clara evidente y sobre el que ambos habéis reflexionado.
Alfons Cornella en su libro «Visionomics» cuyo enlace encontraís en https://alfonscornella.com/2010/05/20/visionomics-2010-spanish-version/ ha escrito que “hoy no tiene ningún sentido entrenar a los jóvenes para hacer tareas que pueden hacer las máquinas y que el objetivo último de los procesos educativos no es otro que le de ayudar a las personas a descubrir su talento y animarlas a desarrollarlo al máximo desplegando sus propias capacidades”. Una tarea muy compleja en la que nuestras instituciones educativas tienen mucho camino que recorrer y en la que el margen de mejora es más que evidente.
En 1895, en Londres se creó el empleo denominado “red flager” dedicado a controlar la velocidad máxima a la que podía circular un vehículo a motor. Eran personas provistas de una bandera roja que iban por delante de cada uno de los primeros vehículos que empezaron a circular por las calles del municipio londinense. Unos empleos que, se crearon como respuesta a las presiones ejercidas en el Ayuntamiento por los conductores de caballos. ¿Os suena? A finales del siglo XIX parece que las personas estaban muy preocupadas por los efectos de la retirada de los carruajes, tirados por caballos. Y muchos pensaban que la conducción humana sería un desastre.
Todos tenemos presentes los acontecimientos ocurridos en el verano del 2018. Me refiero al conflicto Taxi/VTC. Un conflicto que se va a desarrollar con diversas batallas en los próximos años y que pareció finalizar con la victoria parcial y temporal de una de las partes, pero en el que, ganadores y perdedores, deberían de tomar en consideración que el gran enemigo, y al que ambos contendientes no van a poder derrotar, es a la conducción autónoma.
La OCDE ha formulado la hipótesis de que España perderá 3M de empleos en los próximos años, como consecuencia de los procesos de digitalización y la irrupción de la inteligencia artificial.
Y conviene recordar que la OCDE tiende a acertar en sus predicciones.
Por otra parte Marc Vidal afirma que no tomar en cuenta esta posibilidad, es una muestra de la irresponsabilidad de muchos de nuestros líderes. Marc formula sus planteamientos manteniendo que “Las posibilidades de creación de empleo en los términos que plantean nuestros políticos es claramente absurda. Y lo que probablemente va a ocurrir es que los empleos a crear serán básicamente de carácter precario, inestable y de poco valor añadido. La nueva economía genera, a corto plazo, poco empleo al compararlo con modelos tradicionales porque no es fácil la coexistencia entre lo digital y lo analógico” Unos comentarios accesibles en www.marcvidal.net/blog. Aunque es posible que a medio plazo las nuevas tecnologías terminen creando nuevos puestos u oportunidades laborales, como por cierto, ha ocurrido con las –revoluciones industriales- que hemos vivido históricamente.
Por ello algunos países ya estén asumiendo, reflexionando, proponiendo y legislando para que este proceso de ajuste y posterior crecimiento del empleo se desarrolle con los menores efectos colaterales posibles. Parece una locura, pero es una evidencia que son los países situados en los primeros lugares de los rankings en la gestión del empleo los que con más interés se están enfrentando a este problema. Mientras tanto otros, entre los que parece nos encontramos, seguimos mirando para otro lado. Y digámoslo claramente a menudo no es un problema de falta de recursos sino de voluntad de cambiar las cosas o simplemente de afrontarlas desde nuevas perspectivas.
Prosigo con los planteamientos de Marc “Quién considere que obligando a mantener el empleo manual dónde sea factible sustituirlo por un robot, un automatismo o, sencillamente, software por la vía sindical, legal o administrativa se va a amortiguar el problema se equivoca y demuestra que no conoce de que va esto de la economía de mercado. Si no se sustituye algo que produce menos, más lentamente y con errores sistemáticos por algo que produce más, más rápidamente y sin errores, la capacidad competitiva (de quien lo haga, sea empresa privada u organización del sector público) será nula”.
Desde esta perspectiva la solución dirigida a mantener artificialmente los empleos “a sustituir” no es más que un parche que no hace más que agravar los problemas a medio/largo plazo al mismo tiempo favorecen dinámicas ineficientes que incentivan actitudes y comportamientos que incluso pueden llegar a la corrupción económica.
Nota final: Este post se publica en plena «crisis» del coronavirus… Esperamos que el impacto que va a suponer en nuestras actividades económicas sea lo menor posible y que nuestros líderes tengan la voluntad y la capacidad para poner en marcha las medidas adecuadas. De no ser así los efectos en materia de empleo serán con total probabilidad incluso superiores.
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