En nuestra cultura tendemos a subestimar la importancia del fracaso, del error. Esto es grave porque desincentiva el espíritu emprendedor y lo es más cuando, equivocarse puede ser la única manera de avanzar.
Benjamín Franklin dijo en cierta ocasión que “él no se había equivocado nunca, lo que pasaba es que había tenido 10.000 ideas que no funcionaron”. Edison aseguraba que “cada una de las 200 bombillas que no funcionaron le enseñaron algo que probó en el siguiente intento”.
Si tienes un sueño y voluntad para llevarlo a cabo, tanto porque este ha sido el sueño de toda tu vida, o simplemente porqué has llegado al convencimiento de que el mercado no te ofrece oportunidades profesionales de interés para ti, ten en cuenta que emprender o la independencia profesional (como a mí me gusta denominarla) es un camino probablemente duro pero gratificante aunque sin retorno. De hecho son pocos los profesionales que conocemos que, después de un intento de desarrollar un proyecto empresarial, (saldado con éxito o con fracaso) han podido retornar al desarrollo de una carrera profesional “por cuenta ajena”.
La clave para iniciar hoy un proyecto empresarial es tener un proyecto, creer en la idea y estar dispuesto a darlo todo por el éxito del mismo.
Marc Vidal que se ha especializado en el desarrollo de proyectos en el ámbito tecnológico habla gráficamente del aprendizaje que de los errores se puede obtener. Para ello utiliza en sus charlas o intervenciones la estrategia de preguntar a sus oyentes que “harían con 100.000€”. Unos cuantos le contestan viajar, otros pagar la hipoteca, otros abrir una cuenta corriente en un banco y unos pocos invertir en bolsa. Sin embargo el porcentaje más importante de los asistentes a sus seminarios o charlas (también es cierto que él se mueve en estos entornos) contestan “montar un negocio”.
Obviamente y lamentablemente no creo que todos los que formulan esta opción lo hicieran de verdad y además, lamentablemente, los que participan en los seminarios y charlas con Marc sean suficiente representativos de la sociedad española.Estoy de acuerdo con Marc en lo difícil que es emprender en nuestra cultura social y de que, a pesar de todo el marketing institucional lo destacable es lo difícil que es emprender siendo español.
Tenemos una cultura en la que no se acepta el fracaso y en la que se castiga a los perdedores sin valorar el hecho de «haberlo intentado». Parece que se ha generado en los últimos años algún cambio en este hábito que tiende a castigar el fracaso…. Ya veremos el resultado en los próximos años.
Sigo con algunas referencias más de Marc Vidal. “Hay de todo en este reino complejo, pero no me negarán que cuando alguien monta un negocio aquí lo primero que se plantea es –donde puede obtener alguna ayuda o subvención”- No digo que no se precisen, de hecho es una de las cosas que considero apropiadas de otros lugares que si apuestan ciertamente (y no de boquilla) por la emprendeduría».
Prosigue Marc «el problema es que debemos distinguir entre el emprendedor y el portador de powerpoints. El emprendedor no puede iniciar un proyecto -que quiere vender como el de su vida- esperando solamente obtener que una subvención o participación fruto de un inversor incauto o una administración protectora”.
Esperemos y deseemos que muchos de los que hoy inician una actividad emprendedora consigan el éxito. Probablemente nuestro futuro depende de ello.
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