Entrados en el mes de Julio y ante un mes de Agosto (atípico para muchos) creo que puede ser de interés reflexionar sobre «historias relacionadas con las personas inteligentes».
He aquí una de ellas:
«Un científico se trasladaba de viaje en un tren de Madrid a Asturias. En el compartimento se encontraba una segunda persona, pastor de ovejas que iba a visitar a su abuela enferma. El científico aburrido le comenta al pastor: Buen hombre, este viaje se me está haciendo un poco aburrido. ¿Querría usted participar en un juego de apuestas? Usted dirá – le dice el pastor. Yo le hago una pregunta, y si usted no la responde me da mil pesetas. Luego usted hace lo propio, y si yo no la respondo le doy las correspondientes mil pesetas. ¿Le parece?
El pastor le contesta: Mire, soy una persona de pueblo y no muy culta y usted se le ve que es una persona inteligente y de ciudad. Estaría en desventaja. El científico le dice: Está bien haremos otra cosa. Yo le hago una pregunta, y si usted no la responde me da mil pesetas. Luego usted hace lo propio, y si yo no la respondo le doy 20.000 pesetas. ¿Le parece? Eso está mejor- dice el pastor. Comienza el científico: ¿Cuál es la combinación química del acero compuesto? El pastor rápidamente mete la mano en su bolsillo y le entrega las mil pesetas. Turno del pastor: ¿Cuál es el animal que camina con tres patas, pero que corre con dos? Tras unos minutos de larga espera y pensar el científico, se saca las 20.000 pesetas y se las da al pastor. El científico pregunta: ¿Y cuál es dichoso animalito? El pastor introduce su mano en el bolsillo y le da las mil pesetas.
Lo dicho a menudo es posible aprender de este tipo de historias.
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