El ser humano es un ser social que necesita del contacto con otros de su especie para su desarrollo. Nos desarrollamos a través de muchos ámbitos pero fundamentalmente a través de nuestras relaciones con los demás.
El maestro enseña al aprendiz, el mentor guía a su protegido, el experto controla el estandar de calidad de un determinado producto o proyecto, etc. Sin embargo cuando se trata de temas personales como puede ser la necesidad de una reorientación profesional son los que mejor nos conocen quienes, aunque con buena voluntad, pueden tender a entorpecer nuestro avance y nuestro desarrollo.
Evidentemente tienen voluntad de ayudarnos pero su ayuda tiende a reforzar (e incluso conservar) la antigua identidad de la que nosotros deseamos despojarnos.
La gestión personal de lo que seguimos denominando «carrera profesional» es hoy mucho más compleja que hace 20/30 años. Si tradicionalmente el desarrollo de una carrera profesional se entendía como un conjunto de metas a corto plazo fijadas en diferentes puestos y/o compañías, y como un proceso cuya responsabilidad era compartida entre el propio individuo y la organización de la que formaba parte, hoy el término ha pasado a ser algo cuya responsabilidad última recae en el individuo, que no tiene nada o poco que ver con un puesto de trabajo o con una profesión y que exige un esfuerzo más sostenido, bajo diferentes prismas y alternativas, en las que el proceso de cambio es algo consustancial en el proceso.
Los cambios en la carrera profesional no son simplemente un cambio en el tipo de trabajo que hemos realizado hasta ese momento. Un cambio de carrera comporta necesariamente un cambio en las relaciones que rodean nuestra vida.
Cuando nos enfrentamos frente a un proceso de cambio, porque se han modificado las circunstancias del entorno en el que nos estamos moviendo y nos vemos impelidos a ello, aún en contra de nuestra voluntad, o simplemente por que deseamos un cambio en nuestra orientación profesional, ya que la continuidad en el entorno en el que vivimos la consideramos como un retroceso, el mayor reto en el que nos encontramos es la falta de información sobre el exterior, sobre las nuevas alternativas.
Por tanto la única manera de enfocar un cambio profesional (al que todos vamos a estar abocados en el futuro) consiste en cambiar el entorno y nuestras relaciones, buscar nuevos grupos de referencia, encontrar figuras guía que nos animen y si es necesario integrarnos en nuevos grupos. Probablemente la luz nos las ofrecerá alguien desconocido en el momento que iniciamos el proceso.
La palabra descubrimiento significa literalmente dejar al descubierto algo que siempre había estado allí, pero que ha permanecido escondido como consecuencia del “antifaz de la costumbre”.
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