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Iniciaba el primero de los posts de esta serie afirmando que a pesar de las dificultades que resulta la tarea de hacer predicciones futuras iba a atreverme a proponer algunas respuestas sobre la pregunta que da título a estos comentarios.

Afirmaba también que el resultado final estará relacionado con nuestra capacidad para “afrontar determinados retos cuyo impacto en el empleo es sustancial y tienen que ver con tres vectores de gran relevancia, A saber: la evolución del empleo en el Sector Público, el comportamiento de los elementos tractores en materia de empleo (turismo, servicios personales y balanza comercial) y el impacto de la emigración.”

Evolución del empleo público.

Es poco probable que evolucione en el mismo ritmo de crecimiento que ha tenido en estos últimos años. Su impacto en el crecimiento del empleo ha sido muy notable con un récord de 3,6 millones de empleos directos, cifra impulsada por la expansión de las plantillas en educación y sanidad y no corregida por reducciones en otros ámbitos. Es impensable que en las AAPP no puedan llevarse a cabo los procesos de reestructuración y movilidad interna que permitirían una mejor redistribución de los recursos.

En este punto debemos constatar, en todo caso, la oportunidad que tenemos con el acceso a la jubilación de un % relevante de los y las profesionales que se incorporaron a este sector con la llegada de la democracia y con la nueva estructura territorial. No es previsible que debamos ni podamos sustituirles a todos con lo que esto va a suponer de impacto negativo en la tasa de actividad (*) global. Es razonable pensar que la tendencia futura sea la de una reducción del volumen de empleos en este sector.

Sectores económicos tractores en materia de empleo. 

Respecto a este punto es de esperar que la evolución sea positiva, aunque sigamos mostrando nuestra incapacidad para realizar los cambios estructurales que reducirían nuestra dependencia de ellos. Probablemente volveremos a perder el tren de los fondos Next Generation, básicamente porque han sido gestionados desde una perspectiva fundamentalmente pública. La evolución positiva de estos sectores ha comportado que las tasa de desempleo se reduzca hasta el 11% (lo que supone situarnos en los niveles del año 2008) aunque sigamos estando por encima de la media europea.

Una tasa que al margen se ve impactada por la importancia que en nuestro entorno tienen los empleos de carácter temporal (aunque hoy los denominemos de otra manera) respecto a los de carácter continuado/permanente. Por otra parte, habrá que tomar en consideración lo que puede ocurrir con el empleo en 2026 una vez haya finalizado el plazo de ejecución de los fondos Next Generation.

Gestión de la emigración.

Hemos de tener presente el anuncio realizado por el Gobierno en el sentido de proceder a un nuevo proceso de regularización de inmigrantes irregulares (que no cuestiono) y que afectará a un total aproximado de 500.000 personas (hoy en la economía sumergida) y que tendrá como consecuencia un impacto muy relevante en las estadísticas de desempleo y tomar consciencia de que los entornos que altas tasas de actividad y bajas tasas de desempleo son aquellos que tiene un mercado de trabajo saludable mientras que aquellos con una baja tasa de actividad y un elevado nivel de desempleo (nuestro caso) son los que definiríamos como “enfermos” básicamente porqué son el reflejo de la existencia de colectivos excluidos o en situación de marginalidad.


En el primero de los post de es formulaba la hipótesis de que “no podemos separar estructura productiva, situación económica y evolución del empleo”


Y mucho menos olvidarnos de que la estructura económica en el elemento nuclear para definir la tipología de los empleos que precisa. Terminaba mi argumentación afirmando que “hemos reducido sustancialmente la “contratación temporal” pero seguimos teniendo grandes capas de trabajadores vinculados a formatos laborales de carácter intermitente” a través del formato de los fijos discontinuos, lo que no es más que la constatación de que las normas laborales no son por si solas un elemento clave para la creación de nuevos empleos.

Para terminar. Es muy probable que la situación del empleo no sufra grandes cambios en el próximo año entre otras razones porqué simplemente no hemos sido capaces de hacer el trabajo necesario para transformar nuestras estructuras productivas. Con la correspondiente deducción de que en todo caso es probable que vaya a peor. En otras palabras, no hemos hecho las tareas que tenemos pendientes de forma aplicada e intensa, por lo que seguiremos siendo una economía centrada en los servicios cada vez más rígida y menos flexible.

(*) Definimos como tasa de actividad a aquella que mide la relación entre el total de la población activa (población con edad entre 16 y 64 años) respecto a aquellos/as que están involucrados en el mercado de trabajo ya sea trabajando (ocupados) o buscando empleo (desempleados).